En una maratónica sesión de más de trece horas, con 49 votos del Frente Amplio (Partido de gobierno), y uno del Partido Independiente, se decidió enviar al Senado el proyecto de interrupción voluntaria del embarazo.
El proyecto de despenalización del aborto votado por la Cámara de Diputados tiene toda la intención de reunir la filosofía de los “pro” y de los “anti” abortistas.
Sin embargo, ha recibido palos de todos lados pese a que, finalmente, deja en manos de la mujer la decisión de interrumpir su embarazo antes de los doce meses de gestación.
Este estado de cosas se ve reflejado incluso en las marchas callejeras. Mientras que los “antiabortistas” redoblaron sus manifestaciones de rechazo, los “proabortistas” han raleado su presencia callejera ya que las manos anaranjadas que dicen “Aborto legal, ya” no condicen exactamente con lo que se votará en el Parlamento.
Pero, además, luego de aprobada en el Parlamento, la despenalización intentará ser tumbada a través de un referéndum en el que muchos de los que hoy critican la ley saldrán a defenderla y, en cambio, algunos de los que la votaron convocarán a no firmar las papeletas.
La iniciativa establece que la interrupción del embarazo no será penalizada si se realiza antes de las 12 semanas de gestación.
Pero para acceder a la práctica, la mujer deberá cumplir una serie de requisitos.
La ciudadanía ha seguido con atención la inciiativa.
Uruguay será el segundo país de A. Latina en aprobar un proyecto de este tipo.
En Ciudad de México existe una iniciativa de este tipo.
Ya se plantea un referéndun para revocar la segura aprobación del legislativo.