"Los ánimos están por los suelos", declaró un miembro de la Fuerza Nacional de Seguridad Pública de Brasil, conformada por efectivos policiales y de bomberos de los estados del país para cubrir emergencias y garantizar la seguridad de los principales eventos de los Juegos.
Río de Janeiro. Los agentes que integran las fuerzas de seguridad para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro denuncian retrasos en el pago de sus salarios y alojamiento sin muebles, donde muchos se ven obligados a dormir en el piso.
"Los ánimos están por los suelos", declaró un miembro de la Fuerza Nacional de Seguridad Pública de Brasil, conformada por efectivos policiales y de bomberos de los estados del país para cubrir emergencias y garantizar la seguridad de los principales eventos de los Juegos.
Actualmente en Río hay unos 5.000 miembros de la Fuerza Nacional, parte de un contingente de alrededor de 85.000 funcionarios.
"Tengo que dormir en el suelo, nuestra comida llega tarde y todavía no me pagan", acusó el agente, que explicó que su primer pago debía ser entregado a comienzos de mes tras 15 días de servicio. "No nos están tratando como profesionales", agregó.
El funcionario, que solicitó el anonimato para evitar un castigo por parte de sus superiores, dijo que decenas de sus compañeros han decidido regresar a sus estados de origen debido al retraso en el pago de sus sueldos y por las precarias condiciones en los recintos dispuestos para su alojamiento, algunos sin siquiera muebles.
La denuncia se suma a otros problemas en la seguridad, a pocas semanas del inicio del evento deportivo.
Además de la creciente violencia en las calles y el crimen en Río, el miércoles se conoció un documento en el cual un funcionario de inteligencia francés afirmó que un islamista brasileño había estado planeando un ataque contra la delegación olímpica de Francia.
El Ministerio de Justicia declaró en un comunicado que los pagos y la alimentación para las fuerzas de seguridad estaban garantizadas. La autoridad dijo también que otros 4.500 agentes policiales retirados o de licencia podrían ser convocados si fuera necesario.
El contingente de la Fuerza Nacional es inferior a los 9.600 oficiales que se contemplaban originalmente. Ese déficit, resultado de que los estados no liberaron a más agentes por asuntos de presupuesto y seguridad, se cubrió con miembros de las Fuerzas Armadas y con empleados de una firma privada de seguridad.