Mientras los líderes de los estados árabes vecinos se quebraron rápidamente ante los levantamientos populares que azotaron la región, Gaddafi presentó una sangrienta resistencia a las fuerzas de la OTAN y de los insurgentes que tomaron la mitad del país en un breve período de tiempo.
Londres. Muammar Gaddafi instó a su pueblo el domingo por la noche a "salvar Trípoli" de una ofensiva rebelde, pero su régimen de cuatro décadas en el poder parecía condenado.
Mientras los líderes de los estados árabes vecinos se quebraron rápidamente ante los levantamientos populares que azotaron la región, Gaddafi presentó una sangrienta resistencia a las fuerzas de la OTAN y de los insurgentes que tomaron la mitad del país en un breve período de tiempo.
Con sus tiendas beduinas y guardaespaldas femeninas fuertemente armadas, junto a su disposición a ejecutar opositores, construyó una imagen de liderazgo excéntrica y sangrienta por más de 40 años.
Durante buena parte de ese tiempo, Gaddafi ocupó una posición destacada en la galería de criminales internacionales de Occidente, con un férreo control interno al eliminar disidentes y negarse a designar un sucesor.
Gaddafi realizó un efectivo acercamiento a Occidente al renunciar a su programa de desarrollo de armas de destrucción masiva a cambio de una eliminación de sanciones contra su país, pero no pudo evitar la marea revolucionaria que cruza al mundo árabe.
El líder libio, su hijo y su jefe de espionaje son buscados por crímenes contra la humanidad por la Corte Penal Internacional con sede en La Haya por planear la violenta represión del levantamiento civil.
Mientras su país, rico en petróleo, se sumergía en una guerra civil, sus fuerzas de seguridad respondieron con la misma fuerza letal que los grupos de derechos humanos dicen que ha caracterizado la era de Gaddafi.
Los manifestantes han sido abatidos a tiros a centenares en Trípoli, Bengasi y otras ciudades en los últimos días.
La presión internacional creció y Gaddafi se encontró frente a una saga de bombardeos de la OTAN que destruyeron sus tanques y armamento e incluso buscaron su cuartel central en Trípoli. Una de las incursiones terminó con la vida del menor de sus hijos y de tres de sus nietos.
No fue la primera vez que fuerzas de occidente mataron a un miembro de su familia.
El ex presidente estadounidense Ronald Reagan llamó a Gaddafi un "perro loco" y envió aviones de combate a bombardear su bastión de Bab al-Aziziyah en 1986. Entre las 60 personas muertas estaba una hija adoptada de Gaddafi.
En mayo, se burló de la OTAN, al decir que sus bombarderos no podían encontrarlo. "Les digo a los cobardes cruzados que estoy en un lugar al que no pueden llegar para matarme", afirmó en un mensaje de audio grabado y divulgado por la televisora al-Jamahiriya.
Antes, rumores de que había volado hacia Venezuela terminaron siendo infundados, y el líder ha sostenido que no tiene intención de ir a ningún lado. "
Moriré acá". "No voy a abandonar esta tierra. Moriré acá como un mártir (...) voy a permanecer aquí, desafiante", señaló Gaddafi, quien insiste en que los rebeldes son fuerzas extranjeras de Al Qaeda.
Gaddafi, uno de los líderes mundiales que más tiempo lleva en el poder, no tiene una función gubernamental oficial y es conocido como el "líder fraternal y guía de la revolución".
Visionario o dictador, el estilo poco convencional de Gaddafi es único. Su amor por los grandes gestos se ve especialmente en sus visitas al extranjero, cuando duerme en una tienda beduina vigilada por decenas de guardaespaldas femeninas. Durante una visita a Italia en agosto del año pasado, su invitación a cientos de mujeres para que se convirtieran al islam empañó una visita de dos días que pretendía cimentar los lazos cada vez más estrechos entre Trípoli y Roma, antigua potencia colonial. Los cables diplomáticos estadounidenses difundidos en el sitio WikiLeaks han ofrecido más luz sobre los gustos del líder libio.
Un cable publicado por The New York Times describe la insistencia de Gaddafi en quedarse en el primer piso cuando visitó Nueva York para una reunión en el 2009 en las Naciones Unidas y su supuesto rechazo o incapacidad para subir más de 35 peldaños.
También se dice que confía mucho de su personal de cuatro enfermeras ucranianas, incluida una descrita como una "rubia voluptuosa". El cable especulaba con una relación amorosa.
Gaddafi nació en 1942, hijo de un pastor beduino, en una tienda cerca de Sirte, en la costa mediterránea. Abandonó los estudios de geografía en la universidad para empezar una carrera militar que incluyó un breve paso por una escuela militar británica.
Llegó al poder en un golpe militar incruento en 1969, cuando derrocó al rey Idris, y en los años 70 formuló su "tercera teoría universal", a medio camino entre el capitalismo y el comunismo. Gaddafi supervisó el rápido desarrollo de un país golpeado por la pobreza, anteriormente poco conocido salvo por sus pozos petrolíferos y su desiertos donde tuvieron lugar grandes batallas durante la Segunda Guerra Mundial.
Proyectos gigantescos. Una de sus principales tareas fue la construcción de las fuerzas armadas, pero también gastó miles de millones de dólares de ingresos petrolíferos en mejorar el nivel de vida de la población, convirtiéndole en un líder popular con los libios de salarios bajos.
Gaddafi ha destinado dinero a proyectos gigantescos como una planta de acero en la localidad de Misrata y en un proyecto para llevar agua desde los pozos del desierto a las comunidades costeras. Ha empleado duras tácticas contra los disidentes, entre los que se cuentan los islamistas, y ha usado "comités de purificación" en el Ejército y la policía, a los que se han unido jóvenes estudiantes leales al Gobierno, para mantener el control. Pero también se ha ganado el respeto de muchos libios.
Es una figura carismática con un toque popular y ha explotado el medio televisivo, a diferencia de otros líderes árabes. Gaddafi abrazó el panarabismo del difunto líder egipcio Gamal Abdel Naser e intentó sin éxito fusionar Libia, Egipto y Siria en una federación. Un intento similar para unir Libia y Túnez acabó en resentimiento.
En 1977, cambió el nombre del país por el de Gran Yamahiriya (Estado de las masas) Árabe Libia Popular y permitió al pueblo difundir sus puntos de vista en los congresos del pueblo. Sin embargo, fue marginado por Occidente durante buena parte de su mandato, acusado de vínculos con el terrorismo y con movimientos revolucionarios.
Gaddafi fue particularmente vilipendiado tras el atentado llevado a cabo por agentes libios contra un avión de Pan Am en 1988 que cayó sobre la localidad de Lockerbie, en Escocia, donde murieron 270 personas. Las sanciones de la ONU, impuestas en 1992 para presionar a Trípoli a que entregara a dos los sospechosos libios, dañaron a la economía, afectaron al espíritu revolucionario de Gaddafi y aliviaron su retórica anticapitalista y antioccidental. En el 2003, abandonó su programa de armas prohibidas, con lo que Libia volvió a la escena internacional.
En septiembre del 2004, el presidente George W. Bush puso fin formalmente al embargo comercial estadounidense a raíz de que Gaddafi prescindiera del programa de armas y asumiera la responsabilidad por Lockerbie. La vuelta a Libia el año pasado del condenado por Lockerbie Abdelbaset Ali al-Megrahi, liberado de una prisión escocesa por cuestiones de salud, enfadó a Washington.