En el último año, cuatro fueron los conflictos que acosaron al gobierno: la VIII marcha indígena, la huelga de los médicos a la que se sumó la Central Obrera Boliviana (COB), los enfrentamientos entre mineros cooperativistas y asalariados en Colquiri, y el motín policial que duró seis días.
Un rasgo del gobierno de Bolivia en su respuesta a los conflictos es jugar al desgaste o cansancio del adversario, prolongando la protesta hasta llegar a algún acuerdo. Se trataría de la “paciencia” que el vicepresidente Álvaro García destaca como parte del método contraconflictos gubernamental.
En respuesta a la hipótesis del desgate, el viceministro de Coordinación con los Movimientos Sociales, César Navarro, puntualizó que no se aplica el tal método de desgaste en conflictos sino, dijo, que se espera demandas e interlocutores válidos para iniciar el diálogo.
En el último año, cuatro fueron los conflictos que acosaron al gobierno: la VIII marcha indígena, la huelga de los médicos a la que se sumó la Central Obrera Boliviana (COB), los enfrentamientos entre mineros cooperativistas y asalariados en Colquiri, y el motín policial que duró seis días.
Cada uno de ellos tuvo una resolución diferente, pero en todos el gobierno aplicó un método que consiste en desgastar las protestas. Según analistas políticos, es una estrategia que no debería ser aplicada porque puede traer efectos negativos.
“Cada conflicto tuvo un largo recorrido. Dejar pasar el tiempo de la protesta fue una estrategia que ejecutó el gobierno como una forma de desgastarla”, remarcó el politólogo Romano Paz. En esta línea, el analista político Marcelo Silva cuestionó el porqué autoridades de gobierno no inician una negociación cuando empieza el conflicto. “Traiga o no resultados, el desgastar una movilización trae un lapso de tiempo de protesta que afecta a la población”, apuntó.
En agosto de 2011, la VIII marcha indígena logró la promulgación de la Ley 180 que prohíbe vías en el TIPNIS. El acuerdo se logró cuando la columna llegó a La Paz, después de 60 días de caminata.
El viceministro César Navarro recordó que mientras se ejecutaba la VIII marcha, el Órgano Ejecutivo intentó resolver el problema.
Logros. El vicepresidente Álvaro García explicó que el gobierno aplica un método de resolución de conflictos para cada protesta. Dentro esta estrategia, que tiene cinco puntos, prima la “paciencia y la humildad” para llegar a acuerdos, destacó.
El más reciente conflicto fue el motín policial que duró seis días. Recién cuando hubo destrozos en unidades policiales (viernes 22 de junio) el gobierno convocó al diálogo.
“Eran demandas que se podían atender desde el primer día. El Ejecutivo desgastó las movilizaciones”, indicó el diputado de Convergencia Nacional (CN), Luis Dorado.
Similar actitud se vivió con el conflicto minero en Colquiri, que duró 20 días y que desembocó en enfrentamientos. El 19 de junio, el gobierno logró acuerdos con ambos sectores.
Desde el 28 de marzo, médicos y trabajadores en salud iniciaron protestas contra el Decreto 1126 (que restituye la jornada de ocho horas). La solución llegó el 19 de mayo.
Afectan la imagen de Morales. Los conflictos que vive Bolivia perjudican la imagen del presidente Evo Morales y no a su entorno, consideran analistas políticos.
“El que Evo Morales sea el líder único de su instrumento lo compromete a verse perjudicado por la ola de protestas, ya que la mayoría de la población lo responsabiliza por los hechos”, afirmó el politólogo Marcelo Silva. El vicepresidente Álvaro García Linera calificó de “alta peligrosidad” el conflicto policial, que llegó a un acuerdo el miércoles 20.
García: Conflictos se generan por redistribución de riqueza. Para el gobierno de Evo Morales las movilizaciones se generan por la redistribución de la riqueza y no por carencias, como sucedía antes, explicó el vicepresidente Álvaro García Linera.
La autoridad clasificó en dos tipos los conflictos que vivió el país: las protestas que ocurren básicamente por demandas sociales y las protestas que tienen carácter político-partidario. “Los conflictos hoy ocurren más por redistribuir la riqueza, que por carencias, como pasaba en los gobiernos neoliberales”, consideró el Vicepresidente.
El administración de Evo Morales enfrentó cuatro conflictos en los últimos nueve meses. Con el sector médico, que rechazó la aplicación de la jornada de ocho horas, esta movilización recibió el respaldo de la Central Obrera Boliviana (COB); la VIII marcha, que logró la promulgación de la Ley 180 que prohíbe obras en el TIPNIS; el enfrentamiento minero en Colquiri; y el motín policial.
Sobre los conflictos de carácter social, el vicepresidente afirmó que son movilizaciones principalmente por la redistribución de la riqueza y no debido a la escasez.
“De este tipo de conflictividad hay que aprender. El Gobierno verá los plazos para cumplir, cuándo se puede y cuándo no. Además de tomar en cuenta a todos los sectores”, aseveró.