Cónsul boliviano en Santiago afirmó que su país "ha perdido tanto territorio, no solamente el litoral, sino todos los adyacentes, al extremo que ha perdido riquezas incalculables; por ejemplo, el cobre de Chuquicamata, que plantear un canje territorial no está en la mentalidad de la ciudadanía".
La Paz. En una entrevista concedida a la prensa boliviana, el consul de este país en Santiago, Walker San Miguel, manifestó el deseo de su gobierno de que Chile finalmente presente una propuesta escrita para negociar una salida al mar e insistió que no cederán en su deseo de mediterraneidad.
"Sería lo más deseable que hubiera ya propuestas escritas", dijo San Miguel en conversación el diario Página 7, añade que es "regla diplomática internacional" que las naciones involucradas en este tipo de controversias pongan "las cartas sobre la mesa" y comiencen "un proceso de negociación".
Detalló que "Bolivia, hasta 1929, guardó la esperanza de que Chile resolvería la salida al mar por Tacna o Arica, teniendo en cuenta además que es una salida natural de Bolivia al Pacífico. Pero no se produjo aquello. Sin embargo, esa tesis se retoma más adelante, en alguna medida en las conversaciones de 1950 y especialmente en lo que significan las negociaciones de Charaña. Evidentemente hay que valorar que lo que se hizo en Charaña fue importante para clarificar muchas de las posturas que hasta ese entonces eran consideradas un tabú. Por ejemplo, la soberanía. Chile, de hecho, en esas negociaciones, y por escrito, ofreció una salida soberana a Bolivia al norte de Arica, le ofreció además un corredor soberano. Es una base de análisis para futuras conversaciones".
Aseguró que la sociedad boliviana ha sido en extremo paciente a la espera de que finalmente se logre esta salida al mar, recordando que han acudido a todos "los foros internacionales posibles. Acudió a aspectos bilaterales, acudió en su momento a la Liga de las Naciones, a las Naciones Unidas, a la OEA, al espacio trilateral; en fin, se ha hecho cuanta acción diplomática, política o académica pudiera hacer y no tenemos una concreción".
"Entonces, la sociedad boliviana, que podríamos llamar es una de las pacientes y más pacíficas del continente, está en alguna medida también ansiosa de conocer cuál va a ser el resultado a un corto plazo. La verdad es que muchos nos dicen que estamos empezando una negociación y esto puede demorar todavía varios años y que así son los tiempos de la diplomacia. Nosotros creemos que la injusticia que ha significado para Bolivia, tras ser cercenada de su presencia al Pacífico, ha sido tremendamente perjudicial, en todos los órdenes", sostuvo.
El diplomático afirmó que existe "una voluntad política que, por lo que he visto en Santiago, ha ido cambiando también. De posturas muy rígidas, apegadas a algún criterio de antiguos políticos y diplomáticos, ha pasado a posturas más solidarias con la causa boliviana. Hemos ganado en legitimidad, porque a medida que estudia a profundidad los temas, la sociedad chilena se da cuenta que hay un tema pendiente a resolver".
Agregó al diario Página 7 que "Bolivia nunca va a renunciar a la soberanía", "no creo que sea un objetivo imposible. Estamos hablando de Chile, un país que tiene 4.000 km de costas sobre el Pacífico, y Bolivia que, desde que ha posicionado este tema como un reclamo, una reparación de este tema, se ha mantenido fiel a ese principio. Ahora, ¿cómo hacerlo, en qué momento, cuándo, etc.? se verá en otro momento. En ese sentido ayudarían mucho esas propuestas (de Chile) y seguramente la cancillería boliviana, el órgano Ejecutivo, trazará la línea de socialización de estos temas. Cualquiera sea la solución tiene que ser buena para las dos partes, pero entre esos dos países, Bolivia ha llevado la peor parte".
"Yo creo que Bolivia ha perdido tanto territorio, no solamente el litoral, sino todos los adyacentes, al extremo que ha perdido riquezas incalculables; por ejemplo, el cobre de Chuquicamata, que plantear un canje territorial no está en la mentalidad de la ciudadanía. Eso es como si fueran dos partes iguales que estuvieran negociando, pero no es así. Hay una parte que se ha encontrado en una enorme desigualdad frente a la otra. Y lo que estamos hablando es de una reparación histórica, para que las nuevas generaciones ya no arrastren los traumas del siglo XIX, que son los traumas de la guerra, de gobiernos oligarcas, de la falta de la democracia, etc. Por eso se necesita un cierre a todo esto", sostuvo.