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Gobierno de Colombia y las FARC abren diálogo en Cuba con moderadas esperanzas
Viernes, Noviembre 16, 2012 - 17:40

La negociación comprende una agenda de cinco puntos, que incluye el desarrollo agrario integral, las garantías para el ejercicio de la oposición política, el fin del conflicto, la lucha contra el narcotráfico y la compensación a las víctimas.

La Habana. El gobierno de Colombia y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) iniciarán el lunes una nueva negociación de paz en Cuba, rodeada de moderadas expectativas después de una historia de fracasos en los intentos por poner fin al sangriento conflicto de casi medio siglo.

La confrontación ha cobrado miles de vidas y ha provocado el desplazamiento de millones de personas, entre diferencias políticas que las partes no han logrado resolver en otros intentos previos, el último de ellos de 1999 al 2002.

El inicio de las negociaciones estaba inicialmente previsto para el jueves de esta semana, pero fue postergado por las partes para ultimar detalles "técnicos".

El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, que comenzó en secreto el proceso de diálogo hace casi dos años, sostiene que hay razón para un "moderado optimismo", pero las autoridades han advertido también acerca de expectativas poco realistas.

Una reciente encuesta de la firma Gallup reveló que la mayoría de los colombianos es igualmente cauteloso, con un 72% a favor de las negociaciones, pero sólo el 39% considera que tendrán éxito.

El gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia negociarán una agenda de cinco puntos, que incluye el desarrollo agrario integral, las garantías para el ejercicio de la oposición política, el fin del conflicto, la lucha contra el narcotráfico y la compensación a las víctimas.

A pesar de los fracasos del pasado, los analistas esperan que el diálogo se enfoque más en señales de mayor flexibilidad de ambas partes y una necesidad compartida de frenar los enfrentamientos armados.

Unas debilitadas FARC han sido combatidas durante diez años por el gobierno con la ayuda de Estados Unidos, en una ofensiva militar que redujo a la mitad sus filas hasta tener unos 9.000 rebeldes, replegados cada vez más hacia las montañas y las selvas del país que le dieron refugio desde su creación en 1964.

Pero la guerrilla todavía tiene suficiente empuje para seguir luchando por años, lo que pone en peligro el plan del Gobierno de abrir más sus operaciones petroleras y mineras en las zonas remotas controladas por las FARC, y que son vitales para dar mayor impulso a la economía en el país de 46 millones de habitantes.

"No es un punto muerto, pero se siente que la probabilidad de seguir luchando es alta y el costo puede ser mayor que el costo de las conversaciones", dijo Adam Isaacson, del grupo de investigación Washington Office on Latin America.

Mejor esperanza. Isaacson aseguró que las debilitadas FARC podrían pensar que esta es "su última y mejor oportunidad de negociar, que su trayectoria está cuesta abajo".

Las últimas conversaciones de paz, que se prolongaron por tres años en la selva colombiana, se convirtieron en un circo mediático, por lo que ambas partes acordaron limitar sus contactos con la prensa, una razón para que la reunión se celebre en Cuba donde las coberturas son controladas en alguna sede no revelada.

El nuevo proceso de paz se instaló formalmente el mes pasado en Noruega, país que ha trabajado junto a Cuba como garantes de las negociaciones, mientras que Venezuela y Chile jugarán el rol de acompañantes.

Santos, quien puede buscar la reelección en el 2014, quiere que el proceso de paz no se prolongue más de nueve meses, pero los rebeldes sostienen que el diálogo hacia la paz no debe ser apresurado.

"Lo que pasa es que estos temas no se pueden despachar en corto tiempo (...) sobre todo la situación social que vive la gente. Hay mucha pobreza en Colombia", dijo el principal negociador de las FARC, Iván Márquez, en una entrevista publicada por la agencia Anncol en su sitio web www.anncol.eu.

En Noruega, Márquez abogó por la expulsión de las empresas extranjeras de petróleo y criticó el auge de la minería en Colombia; pero el principal negociador del gobierno, el ex vicepresidente Humberto de la Calle, dijo que las conversaciones deben basarse en los temas acordados, el primero de ellos relacionado con el desarrollo rural.

Otros puntos de fricción en la mesa serían probablemente el futuro rol de los líderes de las FARC en la política o si irían a la cárcel para pagar por los crímenes y por su presunta participación en el narcotráfico.

En sus 48 años de existencia, las FARC se transformaron de un pequeño grupo armado de campesinos con ideología comunista que buscaba una mejor vida para los pobres, a un ejército irregular acusado de tener vínculos con el narcotráfico, los secuestros y la extorsión, razones por las que son consideradas terroristas por Estados Unidos y la Unión Europea.

Sus líderes niegan la participación de las FARC en el narcotráfico y en febrero anunciaron el abandono del secuestro como medio de financiación.

Los rebeldes dijeron que propondrán un cese bilateral al fuego al inicio de las negociaciones, una medida que Santos ha rechazado.

Autores

Reuters