Desde Manaos en la jungla amazónica hasta el centro financiero de Sao Paulo, pasando por la capital Brasilia, los manifestantes marcharon para pedir la salida de Rousseff y presionar a los legisladores para que respalden los procedimientos para el juicio político.
Sao Paulo/Brasilia. Cientos de miles de brasileños inundaron este domingo las calles de las principales ciudades de Brasil en una enorme protesta, para exigir la renuncia de la presidenta Dilma Rousseff, que reflejó un malestar popular que puede alentar al Congreso a iniciar un juicio político contra la líder izquierdista.
Las manifestaciones son las últimas tras una ola de movilizaciones contra el Gobierno que perdieron fuerza a fines del año pasado, pero que están recuperando intensidad a medida que una investigación por corrupción se acerca al círculo íntimo de Rousseff.
Desde Manaos en la jungla amazónica hasta el centro financiero de Sao Paulo, pasando por la capital Brasilia, los manifestantes marcharon para pedir la salida de Rousseff y presionar a los legisladores para que respalden los procedimientos para el juicio político, que hace sólo unas semanas parecían destinados al fracaso.
Los cálculos de la policía en más de 150 ciudades, compilados por el sitio de noticias G1, mostraron que unos 3 millones de brasileños participaron en las manifestaciones. Sin embargo, en ocasiones anteriores las estimaciones de la policía han sido exageradas.
La encuestadora Datafolha calculó que hubo unos 500.000 manifestantes en Sao Paulo en la mayor marcha en la historia de la ciudad, que duplicó en tamaño a una gran protesta del año pasado. La policía militar estimó que en el momento álgido hubo 1,4 millones de personas.
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Fuentes del Gobierno, con las que habló Reuters, reconocieron que las manifestaciones fueron mayores a las de marzo de 2015, cuando las protestas contra el ejecutivo de Rousseff convocaron a 1 millón de personas.
La magnitud de las protestas del domingo podría ser decisiva para convencer a un Congreso dividido para que apoye el proceso de juicio político.
"Estoy a favor del juicio político y de nuevas elecciones, porque el voto presidencial de 2014 fue financiado con dinero sucio de la corrupción", dijo Alexandre Cortes, un ingeniero de 39 años arropado con la bandera brasileña, la festiva marcha de Sao Paulo.
La tensión era alta antes de las manifestaciones, después de que fiscales estatales de Sao Paulo pidieron el arresto del mentor político y predecesor de Rousseff, Luiz Inácio Lula da Silva, por cargos de lavado de dinero.