Los sindicatos que representan a la mitad de los cuatro millones de trabajadores griegos convocaron una huelga general para protestar contra las nuevas medidas de austeridad que se prevé que añadan más miseria a los griegos, que tratan de recuperarse de varias oleadas de recortes de sueldos, despidos y subidas de impuestos.
Atenas. Las escuelas griegas cerraron, los hospitales trabajaban con el personal mínimo y el servicio de autobuses quedó interrumpido este jueves, mientras los sindicatos llevaban a cabo su primera gran huelga desde que un gobierno de unidad nacional asumió el poder el mes pasado.
Los sindicatos que representan a la mitad de los cuatro millones de trabajadores griegos convocaron una huelga general para protestar contra las nuevas medidas de austeridad que se prevé que añadan más miseria a los griegos, que tratan de recuperarse de varias oleadas de recortes de sueldos, despidos y subidas de impuestos.
Las medidas, parte del presupuesto griego de 2012 que debe aprobar el Parlamento este mes, se producen con el telón de fondo de una creciente ira y frustración por la medicina de austeridad que han prescrito los prestamistas internacionales a cambio de los rescates financieros.
"Los trabajadores han tomado las calles para dar una respuesta dinámica al Gobierno, que quiere nuevos recortes, nuevos salarios, ha anulado los acuerdos colectivos y quiere cerrar nuestros hogares", dijo Christos Kiosis, responsable sindical de la empresa de agua de Atenas Eydap a NET TV.
"Ya es suficiente. Hemos tomado las calles para decir que este presupuesto es un presupuesto de austeridad - un presupuesto hambriento - que no debe aprobarse".
La huelga de 24 horas del jueves - respaldada por dos sindicatos del sector público y privado que engloban a otras organizaciones - es el último de una larga serie de paros este año que se han sumado a los problemas de un país ahogado por la deuda.
Los barcos permanecían amarrados en el puerto del Pireo, el mayor del país, en preparación para la huelga, mientras trenes, autobuses y tranvías paralizaban el servicio por la mañana.
Basureros, médicos, periodistas y empleados de banca eran otros profesionales que estaban llamados a la huelga. Se preveía que muchas escuelas continuaran cerradas ya que los maestros de primaria y secundaria secundaron la huelga. Durante el día había programadas distintas manifestaciones.
La huelga es la primera prueba de estas características para el nuevo primer ministro, el tecnócrata Lucas Papademos, que ha tenido poco tiempo para celebrar el acuerdo de los líderes europeos para enviar el tramo de ayuda de 8.000 millones que evita que Grecia quiebre.
Sin ayuda financiera, el país iba a quedarse sin fondos a mediados de diciembre.
Papademos, ex vicepresidente del Banco Central Europeo, juró el cargo el mes pasado después de que su predecesor, el socialista Georgios Papandreu, fuera desbancado por su propuesta de convocar un referéndum sobre el acuerdo de rescate de 130.000 millones de euros acordado en octubre.
La coalición de Papademos, respaldada por el partido de Papandreu y el conservador Nueva Democracia, ahora afronta la tarea de aprobar el presupuesto, que incluye subidas de impuestos y recortes de gasto para reducir el déficit al 6,7% del PIB el próximo año desde el 9% este año, en el parlamento.