La discusión de la reunión de ayer sábado reflejó la creciente preocupación en Centroamérica por el costo de la guerra contra las drogas, que está llevando a los gobernantes a tomar una línea cada vez más independiente de Estados Unidos.
El presidente de Guatemala, Otto Pérez, dio a conocer una serie de propuestas para combatir la feroz violencia relacionada con el narcotráfico en Centroamérica, incluyendo la descriminalización de los narcóticos y la creación de una corte regional para combatir a los traficantes.
Pérez afirmó el sábado en una cumbre centroamericana sobre seguridad realizada en Antigua, Guatemala, que su plan buscaba crear un marco legal para regular la producción, tránsito y el consumo de drogas.
La discusión reflejó la creciente preocupación en Centroamérica por el costo de la guerra contra las drogas, que está llevando a los gobernantes a tomar una línea cada vez más independiente de Estados Unidos, donde existe un fuerte rechazo a la legalización de los narcóticos.
Un general retirado, Pérez ganó las elecciones en noviembre del 2011 en Guatemala con la promesa de combatir el crimen organizado. Sin embargo, cambió desde su mensaje de línea dura poco después de asumir el cargo en enero y ha pedido sostener un diálogo más abierto sobre la política anti-drogas.
"Nos hemos dado cuenta de que la estrategia de lucha en contra del narcotráfico en los últimos 40 años ha fracasado, y tenemos que buscar alternativas para hacerle frente", afirmó Pérez, poniendo énfasis en la importancia de incluir nuevas opciones en cualquier debate.
Añadió que los líderes centroamericanos estaban considerando pedirle a Estados Unidos, el mayor consumidor de cocaína sudamericana, que le pague a la región por las redadas contra el comercio de drogas.
Pérez, un conservador de 61 años, señaló que el asunto es relevante como un modo de compensación económica por cada confiscación realizada y por la destrucción de plantaciones de marihuana y cocaína.
La tasa de asesinatos de Guatemala casi se ha duplicado desde el 2000, en parte debido a la brutalidad de los cárteles mexicanos que han expandido su dominio al sur.
En mayo del 2011, la temida pandilla de los Zetas decapitó a 27 agricultores en el norte de Guatemala, en una disputa con el dueño de las tierras sobre el tránsito de la cocaína desde Sudamérica hacia Estados Unidos.
Otra alternativa que sopesan los gobernantes centroamericanos es crear una corte con jurisdicción para la región que procese los crímenes relacionados con el narcotráfico como secuestros, asesinos a sueldo y tráfico de personas y armas, agregó Pérez.
La medida le daría un respiro al sistema judicial, dijo el mandatario, puntualizando que la corte tendría su propio sistema penal.
Atrapados en el medio. Los líderes regionales en países afectados por la violencia del narcotráfico han pedido un debate más abierto sobre otras soluciones al problema.
El presidente mexicano, Felipe Calderón, a quién Pérez pidió asesoría para enfrentar a los cárteles, llamó a Washington a asumir más responsabilidad para reducir la demanda de narcóticos, y ha dicho que está abierto a los debates sobre legalización.
Calderón se ha visto rodeado en una costosa lucha desde que lanzó su ofensiva armada contra los cárteles de drogas poco después de asumir el cargo a fines del 2006.
La violencia relacionada al tráfico de estupefacientes se ha elevado desde entonces y en los últimos cinco años ha causado la muerte de unas 50.000 personas en México.
El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, cuyo país produce gran parte de la cocaína que se envía al norte, también ha exigido un nuevo enfoque.
Washington ha defendido la lucha contra las drogas y en sus recientes visitas a la región el vicepresidente estadounidense, Joe Biden, y la secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, rechazaron el enfoque más abierto de Pérez, citando una caída en la tasa de homicidios en Colombia.
Pérez, fundador del Partido Patriota de derecha de Guatemala, sostuvo que Centroamérica estaba pagando un precio muy alto por la guerra.
El mandatario guatemalteco dijo que los países centroamericanos no son productores de drogas y que sólo se encontraban en el medio del caos.
En los últimos dos meses, Guatemala ha confiscado más de 1.000 kilos de cocaína valuada en unos 10.000 dólares por kilo, y destruyó cerca de 1.000 millones de dólares en plantas de amapolas.