Efraín Ríos Montt y su colaborador, José Rodríguez, son acusados por la Fiscalía de Guatemala del asesinato de 1.771 indígenas de la etnia maya ixil entre 1982-1983, cuando Ríos Montt gobernó de facto el país y en el marco de la guerra civil que tuvo lugar en este país entre 1960 y 1996.
Guatemala, EFE. El general retirado José Efraín Ríos Montt se mantuvo este martes en silencio a su llegada al Tribunal Supremo de Justicia de Guatemala, donde será juzgado por genocidio junto a su antiguo colaborador, José Rodríguez, quien afirmó que es inocente ante los periodistas.
Ambos son acusados por la Fiscalía de Guatemala del asesinato de 1.771 indígenas de la etnia maya ixil entre 1982-1983, cuando Ríos Montt gobernó de facto el país y en el marco de la guerra civil que tuvo lugar en este país entre 1960 y 1996.
Ríos Montt, de 86 años, evitó pronunciarse sobre el juicio en su contra pero su hija, Zury Ríos, quien le acompañaba, dijo a los periodistas que en Guatemala no hubo genocidio y que su padre es inocente.
La ex parlamentaria sostuvo que su padre es víctima de un "juicio político", y que confía en que el Tribunal A de Mayor Riesgo, a cargo del proceso, será imparcial y declarará su inocencia.
"Esperamos que haya un debido proceso y que no haya un revanchismo político ni venganza", añadió.
Ríos Montt está bajo arresto domiciliario desde enero de 2012 cuando se presentó de forma voluntaria ante la justicia.
Por su parte Rodríguez, de 67 años, dijo a los periodistas que está tranquilo porque es "inocente".
El ex jefe de Inteligencia Militar llegó a la sede de la Corte Suprema en una ambulancia desde un centro médico castrense en el que está recluido desde que fue detenido en 2011.
Cientos de sobrevivientes, familiares de las víctimas y activistas se han congregado en las afueras de la Corte Suprema, a la espera del inicio del juicio, previsto esta mañana.
Asimismo, la Sala de Vistas de la sede judicial ha sido abarrotada por decenas de periodistas locales y extranjeros, diplomáticos, representantes de organizaciones internacionales de derechos humanos y observadores.
Este será el primer juicio por genocidio en contra de un exjefe de Estado por la sangrienta represión desatada por las Fuerzas Armadas guatemaltecas en contra de la población civil durante la guerra de 36 años (1960-1996), la cual se cobró la vida de más de 200.000 personas.