El exmandatario Santos mantuvo durante 17 meses una negociación de paz con el ELN, como parte de sus esfuerzos para acabar con el conflicto que ha dejado alrededor de 260.000 muertos.
Bogotá.- La exclusión de Venezuela de la negociación con la guerrilla del ELN, el desconocer acuerdos previos e imponer condiciones unilaterales para reanudar el diálogo es parte de un plan del presidente colombiano Iván Duque para hacer trizas un posible acuerdo de paz, denunció el grupo rebelde.
El exmandatario Juan Manuel Santos mantuvo durante 17 meses en Ecuador y Cuba una negociación de paz con el ELN, como parte de sus esfuerzos para acabar con el conflicto armado de más de medio siglo que ha dejado alrededor de 260.000 muertos. A finales del 2016 firmó un acuerdo con las FARC.
Pero Duque, quien asumió en agosto, ha condicionado la continuidad de la negociación a que la guerrilla -considerada una organización terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea- suspenda unilateralmente sus hostilidades y libere a todas las personas que mantiene secuestradas.
Adicionalmente, el mandatario colombiano anunció el jueves que desconoce a Venezuela como garante para una eventual negociación de paz con ese grupo rebelde.
"Estamos ante unos gobernantes en plan de hacer trizas el proceso de paz. Falta de voluntad de cambio que con creces demuestran en los incumplimientos y desconocimientos, por parte del Estado a los Acuerdos de paz firmados con las FARC", dijo el grupo rebelde en un comunicado difundido en sus redes sociales desde la capital de Cuba, en donde permanecen sus negociadores.
"Llamamos a la sociedad colombiana, a las organizaciones sociales, a los partidos políticos que les duele el país, a las Iglesias, a la Santa Sede y a la comunidad internacional en general, a respaldar el camino de la solución política del conflicto y a no permitir este intento de hacer abortar el proceso de paz", agregó.
De inmediato no hubo ninguna reacción del Gobierno colombiano sobre las afirmaciones del ELN, fundado por sacerdotes católicos radicales y actualmente conformado por unos 2.000 combatientes que han realizado ataques a militares y a la infraestructura económica, además de secuestros y extorsiones a civiles.
Una ruptura definitiva del diálogo de paz entre el Gobierno y el ELN podría provocar un incremento de los ataques del grupo rebelde a la infraestructura económica, principalmente a los oleoductos, así como un aumento de la ofensiva militar contra esa guerrilla, según fuentes de seguridad y analistas.