Las FARC insistieron en su disposición "para conversar con el actual gobierno y encontrarle una salida política al conflicto social y armado que vive el país, pero sin ningún tipo de condicionamiento".
Bogotá. La mayor guerrilla izquierdista de Colombiareiteró este miércoles su disposición a iniciar un diálogo de paz con el gobierno, pero sin condicionamientos, a lo que el presidente JuanManuel Santos respondió que sólo lo hará si las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) suspenden losataques terroristas.
Las posiciones encontradashan impedido avanzar en cualquier negociación que incluya el cese deataques y la liberación de rehenes en manos de la guerrilla, mientrasque en las últimas semanas han recrudecido los enfrentamientos ymuertes violentas tanto de rebeldes como de fuerzas militares.
Las FARC insistieron en sudisposición "para conversar con el actual gobierno y encontrarle unasalida política al conflicto social y armado que vive el país, pero sinningún tipo de condicionamiento".
Pero Santosratificó desde Nueva York, en donde asiste a la Asamblea de NacionesUnidas, que mantendrá su posición de no dialogar mientras cometanataques terroristas.
"Yo lo he dicho claramente,para cualquier diálogo se requiere que dejen de hacer terrorismo; eneso no cabe la menor duda, no cabe la menor interpretación diferente alo que esas palabras quieren decir", afirmó, según un despacho de laSecretaría de Prensa de la Presidencia.
"Tienenque dejar de hacer terrorismo si quieren algún diálogo. Si no dejan dehacer terrorismo, nosotros seguiremos aplicando toda la presiónmilitar, como lo estamos haciendo y los seguiremos haciendo", advirtióSantos.
Las FARC lanzaron en las últimas tressemanas una ofensiva, en algunas zonas con el apoyo del segundo mayorgrupo rebelde, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), mientras queen reacción las Fuerzas Armadas intensificaron los bombardeos y ataquescontra la guerrilla en áreas selváticas y montañosas.
En ese período han fallecido al menos 82 personas entre efectivos del Ejército, la Policía y guerrilleros.
Unode los ataques del grupo rebelde causó la muerte de 14 policías quequedaron calcinados, hecho rechazado con fuerza por el gobierno perosobre el cual las FARC negaron el miércoles que hayan sido incineradosintencionalmente.
De acuerdo con analistas y el gobierno, con la ofensiva, las FARC, acusadas de obtener millonariosingresos del tráfico de cocaína, buscan demostrar su poder militar ypresionar al gobierno de Santos para iniciar un diálogo de paz.
Elmandatario, quien asumió el poder en agosto, ha condicionado unanegociación con la guerrilla a que liberen a los secuestrados,suspendan sus hostilidades y anuncien su voluntad de deponer las armasy reintegrarse a la vida civil.
El grupo rebeldecriticó la posición del gobierno, la calificó de "inaceptable,arrogante y triunfalista" y dijo que sólo pretende sentarse con unaguerrilla derrotada.
"Lo que el presidente estáexigiendo para conversar deberá ser el resultado de un acuerdo de paz yno la condición previa al diálogo", precisó en la página de Internetwww.anccol.eu
Respecto a la muerte de los 14policías, el gobierno acusó a las FARC de actuar con sevicia, de violarel Derecho Internacional Humanitario y anunció una demanda contra elgrupo rebelde ante organismos internacionales.
"Losagentes de la policía incinerados en la emboscada del Doncello,Caquetá, fue ocasionado por el incendio, resultado del efecto de laexplosión sobre la gasolina del vehículo y no un hecho intencional yperverso de la guerrilla", dijeron las FARC.
Elgrupo guerrillero activo más antiguo del hemisferio, calificado comouna organización terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea,cuestionó al gobierno por reclamar la muerte de efectivos de susFuerzas Armadas y de celebrar con "sus partes de victoria" las bajas decombatientes rebeldes durante bombarderos.
Las FARC advirtieron que mientras se mantenga la confrontación, se seguirán presentando acciones ofensivas.
"Mientrashaya guerra, habrán actos de guerra de parte y parte", dijeron lasFARC, que aún mantienen presencia en apartadas zonas selváticas ymontañosas así como capacidad de realizar ataques de gran impacto.
Laguerrilla aguantó una ofensiva militar que lideró el ex presidenteAlvaro Uribe -con apoyo de Estados Unidos- que debilitó al grupoguerrillero con la muerte de varios de sus comandantes y la deserciónde miles de combatientes.