En una breve intervención, el mandatario colombiano no entregó luces sobre un eventual cambio en el rumbo que ha tomado el gobierno, que propicia una serie de reformas que no son del gusto de amplios sectores de la población.
Pasadas las 22 horas de este jueves, el presidente de Colombia, Iván Duque, se dirigió al país a través de una cadena de televisión, en la que aseguró que el gobierno escucha la voz de la ciudadanía, aunque no entregó luces sobre un eventual cambio en el rumbo que ha tomado el gobierno, que propicia una serie de reformas que no son del gusto de amplios sectores de la población.
En una intervención de 4 minutos y 33 segundos, Duque criticó los brotes de violencia y vandalismo que surgieron tras las movilizaciones, en su mayoría pacíficas, que se tomaron las calles del país.
"A pesar de los actos de violencia, atribuibles a vándalos que no representantes el espíritu de los marchantes colombianos, demostramos que este país puede ejercer las libertades individuales sin vulnerar las de los demás”, apuntó el mandatario.
"Hoy hablaron los colombianos y los estamos escuchando, el diálogo social ha sido la bandera principal de este Gobierno, debemos profundizarlo con todos los sectores de esta sociedad”, dijo Duque, que no mencionó el cacerolazo que retumbó durante horas en Bogotá y otras ciudades.
En cambio, valoró la acción de la policía. "Quiero reconocer el trabajo conjunto de la Fuerza Pública, alcalde y gobernadores”, sostuvo.
Polémicas medidas. Sin embargo, Duque centró su discurso en los hechos de vandalismo. "Son vandalismo puro y no obedecen a una expresión de la voluntad popular ni serán legitimados por el derecho a la protesta. No permitiremos saqueos ni atentados contra la propiedad privada y vamos a aplicarles todo el peso de la ley”, afirmó.
Anunció, también que "han sido capturados decenas de criminales. Rechazamos los daños que el vandalismo y el pillaje arrojaron el día de hoy”.
Decenas de miles de colombianos salieron a las calles en rechazo al "paquetazo” de medidas económicas que, según las centrales obreras que convocaron las protestas, el gobierno quiere proponer para modificar el régimen laboral y de jubilaciones en detrimento de los trabajadores. Entre ellos está la posibilidad de pagar menos que el mínimo a los jóvenes, aumentar la edad de jubilación y eliminar el fondo estatal de pensiones.