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Heriberto Lazcano: el soldado que llegó a ser el sangriento jefe de Los Zetas
Martes, Octubre 9, 2012 - 17:04

El líder de Los Zetas, también llamado el "Z3" y de 1.60 metros de estatura, era uno de los líderes más sanguinarios de la violenta lucha de tres frentes entre los cárteles, organizaciones criminales rivales y las fuerzas de seguridad.

México DF. El temido capo del narcotráfico Heriberto "El Lazca" Lazcano, abatido este domingo 7 de octubre por efectivos de la Marina mexicana, abandonó muy joven las filas del Ejército y llegó a ser uno de los criminales más sanguinarios utilizando las tácticas que aprendió vistiendo el uniforme verde olivo.

El líder del brutal cártel de Los Zetas, también conocido como "El Verdugo", fue uno de los soldados reclutados a finales de la década de 1990 por el otrora líder del cártel del Golfo, Osiel Cárdenas, para crear el brazo armado de su organización de narcotráfico.

Pero con la captura y posterior extradición de Cárdenas, el cártel se desordenó y los Zetas al mando de Lazcano comenzaron a obtener más poder e independizarse del Golfo, con el que rompieron en el 2010 para lanzar una feroz lucha por los territorios y las rutas para el tráfico de drogas.

Lazcano era uno de los hombres más buscados, con una recompensa de US$5 millones por parte de Estados Unidos y de 30 millones de pesos (unos US$2,3 millones) por parte del gobierno mexicano para quien aportara información que llevara a su captura.

Sólo el escurridizo Joaquín "El Chapo" Guzmán, enemigo de Los Zetas y líder del cártel de Sinaloa, la mayor organización del narcotráfico, tiene una recompensa similar sobre su cabeza.

"El Lazca", cuyo grupo fue responsable de algunas de las mayores atrocidades cometidas por los cárteles durante la cruzada contra la delincuencia lanzada en el 2006 por el presidente Felipe Calderón, murió a tiros a manos de marinos en la pequeña localidad de Progreso, en el norteño estado mexicano de Coahuila, cerca de la frontera con Estados Unidos.

No es la primera vez que el delincuente es reportado muerto. En el 2007 se dijo equivocadamente que había fallecido tras un enfrentamiento con militares en el también norteño estado de Tamaulipas, para luego conocerse que seguía comandando su organización criminal.

El lunes en la madrugada, horas después de ser abatido, su cuerpo fue robado de las instalaciones de una funeraria a la que había sido llevado para que se le practicara la necropsia, en una escena digna de una película.

Bajo su mando, los Zetas fueron creciendo y se estima que ahora superan los 10.000 hombres armados. El grupo expandió sus operaciones a otros delitos como el secuestro y la extorsión, aterrorizando a pueblos enteros y corrompiendo policías.

Narco discreto. A diferencia de otros capos del narcotráfico mexicano, aficionados a ostentar riqueza como fiestas, coches caros y canciones escritas en su nombre, expertos han mencionado que el entrenamiento de inteligencia militar de Lazcano lo llevaba a ser más discreto que sus competidores.

Lazcano, también llamado el "Z3", nacido en 1975 y de 1.60 metros de estatura, era sin embargo uno de los líderes más sanguinarios de la violenta lucha de tres frentes entre los cárteles, organizaciones criminales rivales y las fuerzas de seguridad.

Sus hombres estaban frecuentemente equipados con armamento militar como fusiles de asalto, lanzagranadas y hasta cohetes. El propio Lazcano cayó mientras esgrimía un fusil R-15 equipado con lanzagranadas, según el reporte de las autoridades.

Y no tenía miedo de reclutar abiertamente, colgando mantas en las ciudades donde operaba ofreciendo a militares mejores salarios a cambio de desertar y unirse a su organización.

Pero recientemente había comenzado a perder el control del cártel por diferencias con su lugarteniente, Miguel Treviño, "El Z-40" quien se habría apartado junto a algunos sicarios, lo que desató sangrientos enfrentamientos.

Como muchos narcotraficantes en México, "El Lazca" era considerado un hombre religioso y algunos reportes señalan que se había hecho construir una suntuosa tumba en un panteón en su natal Hidalgo, estado en el centro del país, cercano a la capital.

Autores

Reuters