En los funerales de los jóvenes muertos en la masacre ocurrida en San Pedro Sula, las familias puntualizaron que los fallecidos no son delincuentes, si no trabajadores de la fábrica.
San Pedro Sula. En la iglesia católica Medalla Milagrosa las palabras de consuelo del sacerdote se escuchaban entre los gemidos desgarradores de madres, esposas, hermanos, amigos y vecinos de las víctimas masacradas en el taller de zapatería el pasado martes.
"En momentos como estos se mezcla la impotencia, el odio y la cólera, pero quiero que no se dejen invadir por esos sentimientos. Amen a sus enemigos y confiemos en que un día habrá justicia verdadera", expresó el párroco Orlando Gonzales.
El mensaje lo dio en la misa de cuerpo presente de Julio Alexander Varela Ortiz, 22; Fernando Moisés Velásquez Chávez, 16; Mario Roberto Alberto, 16; José Ismael Chávez Sánchez, 33; Darwin Alvarado, 17; Jimmy José Fúnez Almendárez, 20, y Mauricio Aquino Pérez, 17.
Todos muy amigos y queridos por los residentes del barrio Cabañas, donde creció la mayoría de ellos.
Al llegar al camposanto Los Laureles, las familias se unieron en oración y dolor. Una vez más pedían a las autoridades que limpiaran la imagen de sus seres amados. "Justicia, justicia", gritaba un grupo de jóvenes amigos de las víctimas.
"Es vergonzoso lo que ha sucedido. Exigimos justicia porque ellos no eran delincuentes, eran hombres trabajadores", expresó uno de los amigos.
La Puerta. Mientras, en el cementerio La Puerta otros tres cuerpos eran enterrados.
El primer féretro en llegar fue el de Jorge Alberto Oyuela, 44, que iba cargado por los miembros del grupo cristiano de danza y alabanza "Corros". Él era líder juvenil en la iglesia Ebenezer y coordinaba las danzas.
De no haber ocurrido este abominable crimen, hubiera contraído matrimonio este viernes con su amada Jessenia Castejón, quien no podía contener las lágrimas al ver por última vez a su prometido.
"Ojalá pudiera devolver al tiempo para poderte ver de nuevo", fue una de las frases escuchadas en los cánticos.
En ese mismo camposanto también quedaron los cuerpos de Darwin Alvarado y Mauricio Aquino Pérez, ambos de 17 años.
El luto y el dolor por la despedida final de Franklin Johan Alas (26) se vivió este jueves en el cementerio Jardines de Amor Eterno de Palo Verde en San Pedro Sula.
Ahí, el llanto, los recuerdos y los lamentos conmovieron los sentimientos de muchos.
"Él no merecía morir de esa forma tan cruel, era una persona buena, bondadosa y siempre ayudaba a sus compañeros", expresó Angélica García, esposa de Franklin, quien acompañada de su pequeño hijo le dio el último adiós.
Melania, la madre de Julio Contreras, de 19 años, pidió un solo favor: "Dígale al Gobierno, a los ministros de Seguridad, que quiero justicia".