El fondo pretende recaudar al menos US$ 100.000 millones anualmente para el 2020 a fin de ayudar a países pobres.
Durban. La idea de aplicar impuestos sobre transacciones financieras a fin de costear un fondo de US$ 100.000 millones para proyectos de cambio climático no apareció este sábado en el borrador de un importante grupo de trabajo global, lo que generó dudas acerca de cómo se financiará el programa.
El borrador de las negociaciones es el primer texto de relevancia surgido de las negociaciones de Naciones Unidas que se desarrollan entre casi 200 países. Las conversaciones empezaron esta semana en la ciudad de Durban, en Sudáfrica.
El impuesto a las transacciones en divisas fue propuesto por considerarse como una forma estable de financiamiento para el fondo, lo que resta parte de la responsabilidad a los gobiernos, dado que sus políticas pueden cambiar.
El fondo pretende recaudar al menos US$ 100.000 millones anualmente para el 2020 a fin de ayudar a países pobres, los más afectados por el calentamiento global.
"La verdad es que existe el peligro real de que el dinero se esté cayendo del texto", dijo Tove Ryding, activista de Greenpeace sobre cambio climático.
El borrador despliega una lista de opciones sobre varios puntos que será usada para las discusiones de la semana próxima, cuando lleguen más enviados de alto rango y ministros. Está programado que las negociaciones concluyan el 9 de diciembre.
Los enviados de la ONU dijeron que el texto era un "vistazo" sobre el punto en el que estaban las negociaciones tras una semana.
El texto enumera tres opciones para financiar anualmente al fondo, que van desde ir más allá de la meta original a "(brindar) el apoyo actual (...) para tratar las necesidades urgentes y más inmediatas de los países en desarrollo que son particularmente vulnerables", pero no se mencionó un objetivo monetario específico.
El documento es independiente del Protocolo de Kioto, que incluye la reducción de emisiones de dióxido de carbono, un punto vinculante en la mayoría de los países avanzados.
China, el mayor emisor mundial de CO2 y que no ha suscrito las obligaciones de Kioto, ayudó a reanimar las negociaciones cuando dijo que podría unirse a un acuerdo legalmente vinculante para reducir sus emisiones.
"No descartamos la posibilidad de vincularnos legalmente. Es posible para nosotros pero depende de las negociaciones", dijo este viernes Su Wei, principal negociador de China, durante una rueda de prensa.
La Unión Europea ha dicho que firmará una segunda ronda de objetivos bajo el Protocolo de Kioto, de 1997, pero sólo si todos los grandes emisores acuerdan recortes legalmente vinculantes, que empezarían a aplicarse el 2020.
Hasta ahora, China, India y Estados Unidos, los principales emisores del mundo, no han suscrito el protocolo y se niegan a comprometerse a objetivos legales, con lo que aumenta la posibilidad de que ningún país tendrá objetivos vinculantes para reducir las emisiones después del 2012.