Los hechos, que podrían aumentar la tensión en la zona en donde el Ejército y la Policía Nacional combaten a diario a guerrilleros de las FARC se registraron cerca al municipio de Toribio, en el departamento del Cauca, una zona estratégica para la producción y el tráfico de cocaína.
Bogotá. Decenas de indígenas armados con garrotes y machetes sacaron el martes por la fuerza de sus trincheras en las montañas del sur de Colombia a los militares que enfrentan a la guerrilla en una de las zonas más conflictivas del país, lo que desató una fuerte reacción del gobierno.
Los hechos, que podrían aumentar la tensión en la zona en donde el Ejército y la Policía Nacional combaten a diario a guerrilleros de las izquierdistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) se registraron cerca al municipio de Toribio, en el departamento del Cauca, una zona estratégica para la producción y el tráfico de cocaína.
Los indígenas de la zona exigen el retiro de las Fuerzas Militares de sus territorios ancestrales y en medio de las críticas que han recibido por el maltrato a los soldados, también pidieron a la guerrilla abandonar la zona.
Pese a las agresiones de que fueron víctimas, los militares no hicieron uso de sus armas para evitar que la situación se agravara.
En medio del desalojo de los soldados, la guerrilla aprovechó para disparar contra las tropas desde las montañas, sin causar víctimas fatales ni heridos entre las tropas.
El sargento del Ejército Rodrigo García dijo a periodistas en medio del llanto que sentía "humillado" por la agresión de los indígenas.
El departamento del Cauca, denominado por algunos oficiales de las Fuerzas Armadas como Caucakistán por la intensidad de los combates, es una de las regiones en donde las FARC mantienen una alta presencia y resisten la ofensiva militar en su contra.
Advertencia del gobierno. El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, rechazó la agresión de que fueron víctimas los militares y advirtió que no retirará las tropas.
"No vamos a permitir ataques contra quienes nos defienden, que son nuestros soldados, todo tiene un límite, la Fuerza Pública tiene la orden contundente y perentoria de no ceder un sólo centímetro, no vamos a abandonar un sólo kilómetro de presencia en el Cauca, ni en ninguna parte del territorio Nacional", dijo el mandatario.
"Lo que estamos viendo son hechos inaceptables, que además constituyen conductas penales que deben ser investigadas por las autoridades, nuestros soldados han sido objeto de agresiones y ofensas, que han recibido en forma pacífica y con un gran estoicismo que enaltece a nuestros soldados", agregó Santos, objeto de recientes críticas por un deterioro de la seguridad.
Los indígenas han sido acusados de favorecer a la guerrilla o de actuar presionados por los rebeldes, pero lo han negado.
La cuarta economía latinoamericana ha luchado contra la guerrilla por casi cinco décadas, y pese a que una ofensiva militar respaldada por Estados Unidos la obligó a replegarse a apartadas zonas montañosas y selváticas, los rebeldes incrementaron los ataques en los últimos meses, incluido el sector petrolero.
A casi dos años de estar en el poder, los ataques de las FARC y un episodio en el Congreso afectaron la popularidad de Santos, lo que podría complicar la aprobación de reformas impulsadas en el Gobierno y la eventual reelección en el 2014.
Opositores señalan que Santos se ha relajado en asuntos de seguridad, permitiendo a las FARC, el grupo rebelde más antiguo de Latinoamérica, recuperar algo del terreno que habían perdido después de una ofensiva militar del ex presidente Alvaro Uribe.
Uribe, quien escogió a Santos como su ministro de Defensa y fue un cercano aliado que respaldó su candidatura presidencial en el 2010, es ahora su principal crítico.
Pero algunos analistas dicen que la mejora en temas de seguridad había comenzado a ceder durante el segundo mandato de Uribe, entre el 2006 y el 2010.