El partido de fútbol simboliza el retorno al foco elemental de la FIFA, que para algunos se ha perdido con las versiones de altos ejecutivos enriquecidos y de abusos, que culminaron en la suspensión por seis años del predecesor de Infantino, Sepp Blatter.
Zúrich. Gianni Infantino iniciará el lunes su primer día laborable como presidente de la entidad que dirige al fútbol mundial con un partido en Suiza con los empleados de la FIFA, golpeada por meses de un extendido escándalo de corrupción que aún se está desarrollando.
El partido de fútbol simboliza el retorno al foco elemental de la FIFA, que para algunos se ha perdido con las versiones de altos ejecutivos enriquecidos y de abusos, que culminaron en la suspensión por seis años del predecesor de Infantino, Sepp Blatter.
Cuando ingrese a las oficinas centrales de la FIFA en Zúrich, el nuevo presidente de la entidad tendrá que lidiar de inmediato con problemas financieros y administrativos, atraer de nuevo a patrocinadores, motivar al personal desmoralizado y enmendar lazos con clubes y jugadores que están cada vez más desilusionados.
Infantino, que antes se desempeñó como secretario general de la UEFA, el organismo de rige al fútbol europeo, también debe disipar la idea de que fue elegido para representar los intereses de su propia y poderosa región. Algunos esperaban que su rival de Bahréin ganara la presidencia, en un gesto hacia el desarrollo del deporte en Asia.
La FIFA está sujeta a investigaciones criminales en Estados Unidos y Suiza, aunque estos asuntos han quedado como un problema pendiente de fondo, más que como una preocupación urgente. Lo mismo va para los Mundiales del 2018 y del 2022, concedidos a Rusia y Qatar en votaciones altamente polémicas en el 2010 y que están siendo indagadas por las autoridades suizas.
Una de las primeras tareas que deberá asumir el dirigente suizo será designar a un secretario general que se haga cargo de las operaciones del día a día, un puesto que según adelantó Infantino el puesto irá a manos de una figura no europea.
Otra prioridad será levantar la moral de unos 400 empleados en la FIFA, muchos de los cuales están altamente calificados y han seguido trabajando durante estos últimos meses mientras trataban de ignorar el caos surgido en la cúpula de la organización.
"Ellos han pasado tiempos difíciles, un periodo difícil, y quiero decirles que cuento con ellos, que creo en ellos y que haremos grandes cosas juntos", dijo Infantino en la rueda de prensa que ofreció luego de ser elegido.
La falta de credibilidad de la FIFA ha hecho difícil la firma de nuevos contratos de patrocinio y ahora la entidad enfrenta un déficit de 108 millones de dólares por el 2015, de acuerdo a Suketu Patel, miembro de una comisión de auditoría independiente.
Patel explicó que existe una brecha real de 530 millones e dólares entre los ingresos presupuestados y los contratos firmados hasta ahora para el periodo 2015-2018.
"Los patrocinadores necesitan recuperar la confianza en la FIFA, y si eso se puede lograr, entonces los flujos de ingresos se incrementarán y la organización no tendrá que preocuparse por el futuro", sostuvo.