Sus actividades de tráfico de narcóticos a Estados Unidos a espaldas de la DEA motivaron que ambos hombres, testigos clave en el caso, sean acusados y se declararan culpables de cargos de narcotráfico y de mentir a las autoridades, afirmaron ambos.
Nueva York. Un equipo de informantes compuesto por un padre y su hijo testificaron el viernes que mintieron en repetidas ocasiones a investigadores estadounidenses para traficar drogas en secreto, incluso mientras trabajan en una indagación relacionada a dos sobrinos de la primera dama de Venezuela.
Durante su testimonio ante una corte federal de Manhattan, los informantes también dijeron que participaron en otras actividades no autorizadas, como dormir con prostitutas en medio de una investigación de la Administración para el Control de Drogas (DEA, por su sigla en inglés) de Estados Unidos a Franqui Francisco Flores de Freitas y Efraín Antonio Campo Flores.
Sus actividades de tráfico de narcóticos a Estados Unidos a espaldas de la DEA motivaron que ambos hombres, testigos clave en el caso, sean acusados y se declararan culpables de cargos de narcotráfico y de mentir a las autoridades, afirmaron ambos.
El testimonio se conoce en momentos en que los abogados de los sobrinos de Cilia Flores, esposa del presidente venezolano Nicolás Maduro, buscan poner en duda la credibilidad de los informantes para que se elimine la evidencia reunida en contra de sus clientes.
Los sobrinos fueron arrestados en noviembre del 2015 y están acusados de trabajar con otras personas para intentar enviar unos 800 kilogramos de cocaína desde Venezuela a Honduras, para luego trasladarla a Estados Unidos.
Los dos informantes en cuestión son un padre e hijo, según el testimonio y documentos judiciales, que se hicieron pasar por el capo del cártel de Sinaloa y su hijo para reunirse con los sobrinos en el 2015 y discutir la propuesta de tráfico de cocaína.
Ambos han trabajado durante años para la DEA y autoridades locales como informantes encubiertos.
El hijo, de 34 años y origen mexicano, dijo que ha ganado 400.000 dólares como informante. El padre, de 55 años, dijo que ganó cerca de un millón de dólares desde el 2003. En el caso se los menciona sólo como CS-2 y CS-1, respectivamente.
En años recientes, sin embargo, ambos hombres dijeron que han trabajado con otros para traficar drogas a Estados Unidos, sin conocimiento de la DEA. Las autoridades los enfrentaron previamente este año, dijeron, y ahora ambos están en prisión después de declararse culpables.
"¿Ustedes les han estado mintiendo durante años?", preguntó John Zach, abogado de Campo Flores.
"Sí, les mentí", respondió CS-2.
Los informantes testificaron que mientras estuvieron en Caracas tuvieron sexo con prostitutas y que en una ocasión uno de los acusados pagó por una de ellas, dijo CS-2. El padre reconoció que no le dijo a los fiscales sobre uno de esos incidentes hasta una pausa para almorzar después de que su hijo había testificado.
Cuando se les preguntó si los fiscales habían amenazado con anular su acuerdo de cooperación como resultado, el padre comentó: "Ellos están extremadamente descontentos y van a revisar todo".