Para un ex portavoz de la Casa Blanca retrasar la acción ejecutiva sobre materia migratoria "quizá fue necesaria" como estrategia electoral, pero puede suponer un problema inesperado.
La decisión del presidente de EE.UU., Barack Obama, de retrasar una acción ejecutiva sobre materia migratoria hasta después de las legislativas de noviembre puede salirle caro a los demócratas, dado el poder del voto hispano.
La creciente y cada vez más poderosa comunidad hispana en el país es indiscutiblemente decisiva en las elecciones presidenciales estadounidenses.
Sin embargo, la distribución demográfica y la división de los distritos no le otorga tanto peso en unos comicios legislativos.
Ante la falta de acción del Congreso, por bloqueo republicano, para aprobar una reforma migratoria integral, Obama prometió hace más de un mes a los hispanos que actuaría de manera unilateral hasta donde sus poderes le permitieran, con el objetivo de aliviar en lo posible a las familias de inmigrantes.
Sin embargo, a petición de varios candidatos demócratas al Senado, muchos de ellos actuales senadores que temen perder sus puestos, el presidente cedió y retrasó las medidas, provocando una gran ola de decepción e incluso de enfado en el electorado latino.
"La realidad puede ser otra porque en estados como Colorado o Carolina del Norte, los hispanos van a definir las elecciones. Si no salen de una manera negativa, y si salen, de una manera que puede ayudar a los demócratas a preservar el Senado", explica Luis Miranda, ex portavoz de la Casa Blanca para medios hispanos con el Gobierno de Obama y experto en comunicación política.
Esos dos estados, junto a Georgia, Arkansas e Iowa, serán la arena donde se dirima en noviembre la batalla por el Senado, para el que los republicanos solo necesitan ganar seis puestos y hacerse así con el control completo del Congreso, ya que es muy improbable que pierdan la Cámara de Representantes, ya conservadora.
"Los demócratas se equivocaron en parte, porque no están haciendo ese caso, no están saliendo a explicar a los hispanos que proteger el Senado a pesar de la decisión del presidente es importante", agrega Miranda en relación a la llamada Acción Diferida, una orden aprobada por Obama en 2012 que evita que miles de jóvenes inmigrantes sean deportados.
El que fuera portavoz de la Casa Blanca hasta el año pasado reconoce, no obstante, que la decisión del presidente de retrasar su acción ejecutiva "quizá fue necesaria" en términos de estrategia electoral, pero insistió en que no presentarla bien ante la comunidad hispana puede suponer un problema inesperado.
El profesor de Ciencia Política de la Universidad de Iowa Steffen Schmidt explica, no obstante, que la inmigración siempre es un tema "de pérdida asegurada" en la política estadounidense.
"Como un asunto moral, el tema de la reforma migratoria para normalizar la situación de los indocumentados que ya están en Estados Unidos es un tema importante. Políticamente hay una gran oposición a la (denominada) 'amnistía' y los republicanos ya lo han estado utilizando en sus campañas a pesar de que Obama no ha hecho nada y el proyecto del Senado está estancado", apunta.
Sin embargo, para Schmidt los demócratas no tienen todo perdido, y considera que sus oportunidades de mantener la mayoría en el Senado se han incrementado en los dos últimos meses, gracias a otros errores tácticos de los conservadores en sus campañas y la lucha interna del partido con el ala más ultraconservadora.
"Los republicanos también están sufriendo la ira del Tea Party. En algunos estados el ala Tea Party trató de sustituir al candidato del aparato, pero perdió y ahora están molestos y diciendo que sus votantes se quedarán en casa y no votarán", agrega el profesor, aunque esa, admite, es otra historia.