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Inmigrantes a la deriva del mar de Andamán, rechazados por varios países de la región
Sábado, Mayo 16, 2015 - 10:55

Las Naciones Unidas han pedido a los países del mar de Andamán que dejen de rechazar a los inmigrantes y rescaten a los miles de bangladesíes desesperados y musulmanes de la etnia rohingya de Myanmar que actualmente están hacinados en barcos desvencijados en mitad del mar.

Koh Lipe. Un barco repleto de inmigrantes fue enviado de vuelta al mar por la marina tailandesa y posteriormente retenido por buques malayos el sábado, en el último movimiento dentro del 'ping-pong' marítimo que están llevando a cabo varias naciones asiáticas decididas a impedir que las personas embarcadas recalen en sus costas.

Las Naciones Unidas han pedido a los países del mar de Andamán que dejen de rechazar a los inmigrantes y rescaten a los miles de bangladesíes desesperados y musulmanes de la etnia rohingya de Myanmar que actualmente están hacinados en barcos desvencijados en mitad del mar.

"No estamos viendo ningún movimiento por parte de los países de la región, a pesar de que hemos pedido a la comunidad internacional que actúe, porque están muriendo personas", dijo Jeffrey Savage, que trabaja con ACNUR en Indonesia, donde han desembarcado unos 1.400 inmigrantes a lo largo de la última semana.

Cerca de 800 descendieron cerca de Langsa, en la provincia indonesia de Aceh, el viernes, contando las historias de un viaje agotador en el que fueron rechazados de la costa malaya e indonesia.

Mahmud Rafiq, un hombre de 21 años de la etnia rohingya que dejó Myanmar hace un mes, recordaba cómo un barco de la marina Indonesia les dio comida, agua y medicinas antes de devolver su barco mar adentro, rumbo a aguas de Malasia, donde fueron detenidos de nuevo, les proporcionaron nuevos suministros y les hicieron dar la vuelta una vez más.

Mientras estuvieron en el mar, según cuenta, los inmigrantes rohingya y bangladesíes tuvieron que luchar para conseguir comida y provisiones.

"Teníamos muy poca comida, y acordamos que la dejaríamos para las mujeres y los niños", dijo Rafiq. "Entonces empezaron a golpearnos. Se llevaron la comida. A muchos de los nuestros los tiraron por la borda. Nos pegaron y nos atacaron con cuchillos. A mí me golpearon con una tabla de madera en la cabeza y las piernas".

Represión Tailandesa.Se estima que unas 25.000 personas de la etnia rohingya y de Bangladés han embarcado en los primeros tres meses del año, dos veces más que en el mismo periodo de 2014, según ACNUR.

La represión llevada a cabo por el gobierno de Tailandia ha supuesto que la ruta más concurrida a través de Malasia -una de las economías más ricas del sudeste asiático- sea demasiado arriesgada para los traficantes de personas que se aprovechan de los rohingya que huyen de la persecución en Myanmar, de mayoría budista, y de miles de bangladesíes empobrecidos que buscan trabajo.

En respuesta, muchos traficantes parecen haber abandonado sus barcos en el mar de Andamán, dejando a miles de personas a la deriva, enfermos y sin agua ni alimentos, y sin combustible para los motores de sus barcos.

Uno de ellos fue rechazado por la marina tailandesa el sábado, sólo para ser interceptado por barcos malayos.

Un periodista de Reuters que tomó una lancha en la costa sur de Tailandia dijo que las personas a bordo apenas podían refugiarse del sol abrasador. Varias de las mujeres estaban llorando, y algunos pasajeros hacían gestos con los brazos y gritaban.

La Organización Internacional para las Migraciones ha criticado a los gobiernos del sudeste asiático por jugar al 'ping pong' marítimo con los inmigrantes y poner en riesgo sus vidas.

El secretario de Estado de los Estados Unidos, John Kerry, instó el viernes a Tailandia a que considerase ofrecer refugio a los rohingya, y pidió al resto de países de la región que no devolvieran a los inmigrantes al mar.

En respuesta a la presión, el primer ministro de Malasia, Najib Razak, dijo que su país ya albergaba a 120.000 inmigrantes ilegales de Myanmar, y que la "catástrofe humanitaria" era un problema global que tenía que resolver la comunidad internacional.

"Permitimos desembarcar a algunos de ellos y les proporcionamos ayuda humanitaria, pero Malasia no debe llevar la carga de este problema, cuando hay miles más esperando para abandonar su país", dijo Najib a la agencia nacional de noticias Bernama el sábado.

Autores

Reuters