El Partido Libertad y Justicia de los Hermanos Musulmanes logrará previsiblemente el mayor número de escaños en las primeras elecciones libres en Egipto en seis décadas, de cara a una posible lucha de poder con el consejo militar por la influencia sobre el país árabe más poblado del mundo.
El Cairo. Los egipcios votaban el lunes en una segunda ronda electoral para elegir una parte de los escaños del Parlamento, mientras los Hermanos Musulmanes buscaban ampliar su ventaja sobre los islamistas de línea dura y los liberales en un nuevo escenario político tras la caída de Hosni Mubarak.
El Partido Libertad y Justicia de los Hermanos Musulmanes logrará previsiblemente el mayor número de escaños en las primeras elecciones libres en Egipto en seis décadas, de cara a una posible lucha de poder con el consejo militar por la influencia sobre el país árabe más poblado del mundo.
Formalmente prohibido en la política hasta que un levantamiento popular puso fin a tres décadas de gobierno de Mubarak en febrero, el movimiento surgió como el principal ganador de la primera ronda electoral de la semana pasada y pidió a sus rivales que "aceptaran la voluntad del pueblo".
Su principal competencia procede del partido salafista ultraconservador Al Nur. Alejandría, la segunda ciudad de Egipto, posiblemente será escenario de algunas de las luchas más ajustadas entre los dos partidos en la segunda vuelta en la que se eligen candidatos individuales.
Las elecciones escalonadas duran seis semanas, concluyendo en enero, y forman parte de una larga transición a un gobierno civil en julio de 2012 después de las elecciones presidenciales de junio.
Movimiento ultra conservador. El auge de los salafistas ha despertado el temor entre muchos egipcios debido a su insistencia inflexible en que la estricta sharia (ley islámica) debe regir todos los aspectos de la sociedad.
No parecía que los Hermanos, más pragmáticos, fueran a aliarse con los salafistas, que dieron el paso a la política hace poco.
"Los salafistas cumplen con la sharia ... mientras que los Hermanos hacen política", dijo Amin Ibrahim, de 38 años, un trabajador del sector de la impresión que votaba en Alejandría, considerado como un bastión de los islamistas.
El líder del Partido Nur, Emad Abdel Ghafur, dejó claro que no desempeñaría un papel secundario con los Hermanos.
"Siempre dicen que tomamos posiciones de acuerdo con los Hermanos, pero tenemos nuestra propia visión (...) Podría haber un consenso, pero (...) seguiremos siendo independientes", dijo Ghafur a Reuters en una entrevista.
La votación comenzó con lentitud en El Cairo, Alejandría y Port Said, en contraste con las filas ante los colegios electorales en las elecciones de la semana pasada, cuando las autoridades situaron la participación en un 62%.
La oposición acusa a los Hermanos de burlar la prohibición de pedir el voto cerca de los centros electorales y dicen que entregaron alimentos y medicinas para asegurar apoyo, pero observadores afirmaron que la primera ronda pareció desarrollarse de forma justa, pese a muchas irregularidades.
La comisión electoral de Egipto enumeró deficiencias, como la apertura tardía de colegios electorales, papeletas que no llegaron a tiempo y partidos que hicieron campaña en centros de sufragio, pero dijeron que estos elementos no invalidaban el voto y no se repetirían en rondas posteriores.
Bajo un complejo sistema, dos tercios de los 498 escaños electos de la Cámara Baja se eligen de forma proporcional en las listas de los partidos, y el resto por candidatos individuales, que deben ganar más del 50 por ciento de los votos en la primera ronda para evitar una segunda vuelta.
Sólo cuatro escaños fueron ganados directamente en la primera ronda, por lo que otros 52 se deciden en la segunda vuelta del lunes y el martes, y 24 de ellos los disputan candidatos del partido de los Hermanos Musulmanes y el Nur.