A pesar de su firme oposición al intento palestino de convertirse en un "estado no miembro" de Naciones Unidas, Israel parece reacio a mostrarse aislado políticamente y ha atenuado las amenazas de represalias ante el amplio apoyo internacional a la iniciativa.
Jerusalén. La votación que tendrá lugar este jueves en la Asamblea General de Naciones Unidas reconociendo un estado palestino no servirá para hacerlo una realidad en la práctica, dijo el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, "no importa cuántas manos se levanten en nuestra contra".
A pesar de su firme oposición al intento palestino de convertirse en un "estado no miembro" de Naciones Unidas, Israel parece reacio a mostrarse aislado políticamente y ha atenuado las amenazas de represalias ante el amplio apoyo internacional a la iniciativa, especialmente entre sus aliados europeos.
"La decisión en Naciones Unidas no cambiará nada sobre el terreno", dijo Netanyahu durante una visita a un museo en Jerusalén. "No avanzará en la creación de un estado palestino. Lo retrasará más".
Israel, argumentando que el hecho obstaculizaría los esfuerzos para cerrar un tratado de paz tras 65 años de conflicto, había montado una intensa campaña, apoyada por EE.UU., para disuadir a los gobierno europeos de apoyar la iniciativa palestina en la Asamblea General integrada por 193 naciones, que simpatiza tradicionalmente con los palestinos.
La votación se celebra en una fecha grabada en la memoria colectiva - cuando la Asamblea votó el 29 de noviembre de 1947 la Resolución 181, por la que se partió el territorio palestino bajo control británico en dos estados, uno árabe y otro judío. Los gobernantes árabes la rechazaron y, tras encarnizados combates, sólo Israel fue reconocido como Estado seis meses más tarde.
"No importa cuántas manos se levanten contra nosotros", dijo Netanyahu sobre la votación de la ONU, "no hay poder sobre la tierra que me haga renunciar a la seguridad de Israel".
Israel, que ha ocupado Cisjordania y Jerusalén Este desde 1967, dice que un Estado palestino debe ser producto de negociaciones directas y de un acuerdo de paz que imponga medidas de seguridad y determine fronteras que no supongan un peligro para los israelíes.
Netanyahu no hizo mención a ninguna medida de represalia israelí, en contraste con comentarios israelíes de hace tan solo unas semanas.
El cambio de tono se produce tras ocho días de combates alrededor de la Franja de Gaza. Israel parece reacio a desperdiciar la buena voluntad que los dirigentes europeos mostraron cuando estaba atacando a los islamistas de Hamás de Gaza. Y también tiene que tener cuidado de socavar más al presidente Mahmud Abas, apoyado por Occidente, cuya imagen entre los palestinos se ha visto erosionada por la violenta postura de Hamás.
Las negociaciones directas de paz con Abas se suspendieron en 2010 por una disputa sobre la construcción de asentamientos israelíes en Cisjordania.
Netanyahu aspira a la reelección en los comicios generales el 22 de enero y ha sido acusado por sus detractores de dañar imagen internacional de Israel por sus políticas palestinas.
Esperar y ver. Preguntado acerca de las represalias, responsables israelíes dijeron que Israel va a esperar y ver lo que hacen los palestinos después de la votación, que les permitirá acceder a la Corte Penal Internacional donde podrían buscar una acción contra Israel por crímenes de guerra.
Los palestinos han señalado que no tienen prisa por unirse a la CPI, y se comprometieron a su borrador de resolución a relanzar el proceso de paz inmediatamente después de la votación. Un reconocimiento de la Asamblea General de la ONU carece del mismo peso jurídico que si lo hiciera el Consejo de Seguridad. El veto de EE.UU. en ese organismo garantiza que los palestinos tienen poco que hacer allí por ahora.
Tan solo hace dos semanas, el ministro de Exteriores israelí, Avigdor Lieberman, dijo que la aprobación en la Asamblea de la ONU de la resolución palestina provocaría "una respuesta extrema por nuestra parte".
Otro miembro del gobierno derechista de Netanyahu, el ministro de Medio Ambiente, Gilad Erdan, dijo que hace tres años las respuestas de Israel podría incluir la anexión de algunos de los 120 asentamientos en Cisjordania, territorio capturado en la Guerra de los Seis Días 1967 y que los palestinos dicen que debería pertenecer a su estado.
Sin embargo, la pasada semana, funcionarios israelíes se han retractado de esos comentarios, replegándose después de que los países europeos - que apoyaron en gran parte la ofensiva israelí a Gaza del 14 al 21 de noviembre -, comenzaran a respaldar la iniciativa de Abas en la ONU.
Al menos 11 de los 27 estados de la Unión Europea dicen que votarán a favor de la moción palestina, mientras el aliado europeo más estrechos de Israel, Alemania, ha dicho que se abstendrá.
Israel amenaza ahora con tan solo una medida: retener 200 millones de dólares de las transferencias mensuales de los impuestos que Israel recauda en nombre de la Autoridad Palestina. Dice que cubrirá la deuda de la AP con la Corporación Eléctrica israelí.
La deducción, equivalente a dos meses de ingresos fiscales palestinos, sería muy dolorosa para el Gobierno de Abas en Ramala, con serios problemas de liquidez. Pero no llegaría a una suspensión formal de las transferencias, vitales para la economía de los territorios ocupados en Cisjordania.