Desde Oslo, el jefe negociador de paz del gobierno dijo que el Nobel de Paz entregado al presidente Juan Manuel Santos también representa el desafío que viene para Colombia
Oslo. La faceta ‘youtuber’ del jefe negociador de paz del gobierno, Humberto de la Calle, regresó. Sus primeras salidas en la red social fueron primero en La Habana, cuando tras la derrota del plebiscito del 2 de octubre, regresaron a un nuevo diálogo con las Farc. Esta vez, desde Oslo (Noruega), donde el presidente Juan Manuel Santos recibió de manos del Comité Noruego el premio Nobel de Paz por sus esfuerzos por acabar con más de 50 años de guerra en Colombia.
Para el negociador de paz, sin duda, este galardón representa también a las millones de víctimas que creyeron en el proceso de paz y, a su vez, el trabajo que por cuatro años hicieron tanto los delegados del gobierno como de las Farc, en Cuba, que concluyeron en un acuerdo final de paz. Así pues, Oslo que acogió la fase inicial y pública de los diálogos con la guerrilla, se convirtió en el escenario ideal para que De la Calle reafirmara que su tarea ya ha terminado. “Este el símbolo del fin de nuestro trabajo”, dijo el exvicepresidente en un video publicado por las redes sociales.
Tanto para De la Calle, como para el equipo de paz que vivió en Cuba durante estos cuatro años, lo que viene es un enorme desafío. Especialmente, porque la implementación de los acuerdos de paz requerirá necesariamente de la voluntad política del Congreso para sacar adelante las normas precisas que permitan darle desarrollo a lo pactado. “Es un momento en el que tenemos que darnos cuenta de la importancia internacional de lo que ha ocurrido en Colombia, pero también de lo que viene. Lo que sigue es la puesta en realidad de lo que ha ocurrido y es un desafío”, reafirmó el negociador de paz sobre el que muchos sectores apuestan para una eventual candidatura presidencial.
El mensaje, en últimas, que envió Humberto de la Calle desde la capital noruega es el de recordar que el acuerdo de paz “no es una decisión aislada”, sino una oportunidad de transformar el futuro de Colombia. Y ese es un mensaje que esperan que tengan claro los colombianos. El temor de la guerrilla de retornar a la vida civil sigue siendo latente que, aunque no es mayor a su voluntad de paz, sí refleja la inseguridad en la que todavía está sumergido el país. Especialmente, porque los asesinatos contra los líderes de izquierda parecen estarse recrudeciendo.