A mediados de nuestro siglo, la Era del Consumo llegará a su fin. EE.UU. seguirá estancado, China lo habrá alcanzado y el mundo comenzará a desbarajustarse por el calor. Randers, uno de los autores del mítico “Limites al Crecimiento”, anticipa ese futuro cierto en “2052”.
“Pesimismo no es la mejor descripción de mis sentimientos”, dice Jorgen Randers. “La mejor descripción –agrega– es tristeza: estoy triste porque es probable que la sociedad mundial haga una serie de juicios erróneos y tome malas decisiones en las próximas décadas. Y, como resultado de su obstinación, de origen a un mundo futuro poco atractivo: un mundo que se verá herido por el cambio climático que se auto incrementará a sí mismo en la segunda mitad de este siglo”.
Es verano en Oslo, donde Randers oficia como Profesor de Estrategia Climática en la BI Norwegian Business School, la segunda institución universitaria más grande de Noruega, pero el académico tiene su agenda llena. Acaba de volver de Singapur, a dónde viajó promoviendo su libro 2052: Un pronóstico global para los próximos cuarenta años. Se trata de un trabajo particular; si bien es plenamente suyo resulta, también, nieto de uno de los documentos más audaces, polémicos, negados y –finalmente– clarividentes de la historia del pasado siglo XX, los Limites al Crecimiento, mejor conocido como el Informe del Club Roma 1972.
Fundado por un industrial italiano y un científico escocés en 1968, el Club de Roma (con base en Suiza) encargó, precisamente en 1972, al joven Randers, Donella Meadows y Dennis Meadows (una de las primeras científicas medioambientalistas y un experto en management de sistemas, respectivamente), la primera simulación computacional privada que anticipara posibles escenarios futuros del planeta considerando la interacción entre crecimiento de la población, crecimiento industrial, producción de alimentos y las limitaciones de los ecosistemas de la Tierra. Los resultados hicieron ruido: nuestro sistema económico social, fuera capitalista o socialista, si no llevaba a cabo ajustes importantes desde ese momento, no era sustentable. Se derrumbaría. Del asombro inicial se pasó a la negación, la burla y luego al olvido. Ironías de la Historia, el informe pervivió casi como una leyenda urbana gracias grupos conspiranoicos de los EE.UU. que aún hoy lo consideran parte de una siniestra conspiración de un gobierno mundial en las sombras. Pero las únicas sombras se encuentran en la dificultad humana eterna en mirar la verdad frente a frente: en 2002, treinta años después, el grupo volvió a reunirse para corroborar lo ocurrido con las predicciones y resultó que de las tres trayectorias posibles anticipadas (bussiness as usual rumbo al desastre, grandes avances tecnológicos con colapso diferido y adaptación inteligente con estabilización no traumática), la primera de ellas coincidía casi perfectamente con lo efectivamente ocurrido.
Una década más tarde, Randers ha escrito “2052”, pero ya no como un estudio más bien aséptico que muestra opciones. No. “Después de haber trabajado durante cuarenta años, con un éxito limitado, tratando de salvar al mundo de la insustentabilidad global, explica, necesitaba saber bajo qué condiciones voy a pasar mis últimos ¿25? años. Así que decidí tratar de averiguarlo. “2052” contiene el resultado: mi descripción de lo que creo que va a pasar en el mundo de aquí a 2052. Hacer un pronóstico es una desviación significativa de nuestros libros anteriores, que eran los análisis de escenarios que describían una serie de futuros diferentes, discutían su mérito relativo, y recomendaban políticas para hacer el futuro menos insostenible. “2052”, en cambio, se limita a establecer lo que creo que va a pasar, y me da la paz de saberlo".
¿Y qué es lo que va a ocurrir? Rebeliones juveniles en los países ricos, por ejemplo. Siempre “hay diferencias generacionales entre las perspectivas de los jóvenes y quienes tienen más edad. Los jóvenes siempre han tendido a mirar hacia delante, mientras que los mayores tienden a mirar hacia el pasado. Lo que es nuevo, creo yo, y ahora estoy hablando de los países ricos - países de la OCDE -, es que los jóvenes de hoy están en una situación menos atractiva que la de un joven en el período posterior a la Segunda Guerra Mundial”.
-¿Cómo es esto?
-Jóvenes de hoy se enfrentan con la tarea poco atractiva de tener que pagar un alto precio por las pensiones de sus padres y la deuda gubernamental también generada por sus padres, mientras que –al mismo tiempo– enfrentan un alto desempleo y carestía de la vivienda. No parece un trato justo, y espero que los jóvenes se rebelen. En algunos casos esto se resolverá pacíficamente, simplemente mediante la reducción de las prestaciones de jubilación o al aumentar la edad de jubilación. O, al asegurar que los adultos mayores paguen una mayor proporción de la parte doméstica de la deuda nacional que los jóvenes, por ejemplo, mediante aumento de impuestos para la generación del baby boomers. Y, algunas sociedades, se las arreglarán para asegurarse que sus jóvenes desempleados tengan más oportunidades.
-…pero no todo resultará tan pacífico.
-En algunos casos la toma de decisiones democrática no estará a la altura del desafío, los mayoría anciana no cuidará lo suficiente a la minoría joven y podría haber un cambio violento en las manos de cartas de unos y otros. Lo cual significa que algunas pensiones podrían no ser pagadas y alguna deuda podría no ser repagada. En otras palabras, podría haber un conflicto intergeneracional que lo jóvenes ganarán.
-¿Cuál será la situación de los EE.UU. en 2052?
-Creo que los EE.UU. está entrando en un largo período de estancamiento. Pienso que el poder adquisitivo del estadounidense promedio será más o menos el mismo en cuarenta años, como lo es hoy. Este estancamiento hará más sencillo para otras naciones alcanzar a los EE.UU. Por ejemplo, estimo que el consumo per cápita en China en 2052 será de al menos dos tercios del de los ciudadanos de Estados Unidos. Para todos los efectos prácticos ellos serán "igual de ricos".
La razón de esto es que, primero, los EE.UU. es la economía más madura del mundo, y tendrá crecientes dificultades para sostener el crecimiento en su productividad. Es más difícil aumentar la productividad en los servicios, de lo que es en la manufactura. Pero esto sigue siendo lo que los EE.UU. deben hacer. En segundo lugar, la capacidad de decisión de la sociedad estadounidense es, tristemente, muy deficiente. Los EE.UU. han desarrollado una cultura antagónica que hace que sea casi imposible pasar incluso la legislación de necesidad más obvia. Su profunda desconfianza hacia un Estado fuerte hará a los EE.UU. disfuncional en una época en la que un gobierno fuerte es lo que se necesita.
Y en tercer lugar, los altos niveles de la inequidad interna harán que sea aún más difícil de lograr la reestructuración pacífica (por ejemplo el cambio de consumo a la inversión) que es necesaria para reducir la enorme deuda nacional. Así que, en general, los EE.UU. se moverán oblicuamente en los próximos 40 años. Y esto no será por falta de recursos o debido a las inclemencias del tiempo. Será debido a la inadecuada toma de decisiones en la sociedad.
-En el contexto anterior, ¿cómo ve el futuro de China? ¿Será pacífico el ascenso hacia un rol de dominio económico?
-Los próximos cuarenta años en China serán una experiencia muy positiva para los chinos. En 2052 el país será la bien establecida superpotencia económica del mundo. El nuevo “hegemon”. El ingreso promedio per cápita habrá crecido tremendamente, la pobreza habrá desaparecido en su mayor parte, y China habrá avanzado mucho en su camino hacia la autosuficiencia en energía y alimentos y otros recursos esenciales. La autosuficiencia fue siempre la meta del Imperio Medio, y será lograda otra vez. La razón principal es que la tradición de dos mil años de un gobierno central fuerte sobrevivirá. Esto permitirá a los chinos usar sus músculos económicos para el desarrollo de soluciones a los problemas sociales que están enfrentando. Ellos no necesitarán esperar hasta que las inversiones en nuevas soluciones lleguen a ser rentables.
-Pero están los peligros de la corrupción y la desigualdad creciente.
-Estoy de acuerdo en que hay una posibilidad de que la corrupción y las enormes diferencia de ingreso puedan romper el hechizo, pero no lo creo porque el liderazgo actual es está muy alerta de estas amenazas al progreso chino. Afortunadamente, pienso que la transición al dominio chino será pacífico, porque el interés primario de China es establecer una sociedad sustentable y feliz en el territorio chino. Esto se hará más simple por el hecho de que la población china será declinante ya en 2020. China pagará por los recursos que necesite importar con la abundancia de sus productos manufacturados competitivos, de la misma manera que los EE.UU. pagaron por el petróleo del Oriente Medio durante una generación. China no necesita ocupar territorios extranjeros con el fin de garantizar su progreso: puede simplemente comprar lo que necesita.
Excesomanía. Contra lo que parece en estos días en que la Eurozona amenaza un quiebre y muchos temen el regreso de viejos nacionalismos extremistas y odios entre los habitantes de Europa Occidental, Randers, si bien cree que en 2052 las mismas tendencias que ve para EE.UU. estarán en el Viejo Continente, estima que ellas serán “mucho más suaves por efecto de una tradición más fuerte de gobierno poderoso, ayudado por mejores redes de seguridad social”. A su juicio, lo que hay que considerar es que existe un patrón parecido para las economías maduras en un entorno de escasez de algunos recursos, pero –a diferencia de EE.UU.– el mecanismo de toma de decisiones en los países europeos “sigue siendo, por ahora, más rápido que en la variante estadounidense y Europa posee una mejor (aunque lejos de ser perfecta) habilidad de manejar la desigualdad en la distribución de ingresos y una estructura que limita (la expansión de) su deuda externa”. Como resultado, anticipa que “los consumos per cápita crecerán algo hacia 2052, aunque no demasiado”, pero su gran fortaleza residirá en que “superará a EE.UU. en el giro hacia una economía amigable con el medioambiente”.
-En el libro Usted saca a China de los BRICS y crea la categoría BRISE (Brasil, Rusia, India, Sudáfrica y otras diez economías emergentes de tamaño grande). ¿Qué les ocurrirá a estas naciones donde está gran parte del resto de la humanidad?
-Estos países contienen unos 2.500 millones de personas y habrá una gran variación dentro del grupo, sin embargo creo que, en promedio, este grupo avanzará a las tasas históricas. De modo que su PIB se triplicará en los próximos 40 años, casi lo mismo que lo hizo en los últimos cuarenta años. Esto se sentirá como "el progreso de costumbre" y no habrá un despegue estilo de China (excepto en algunos pocos de los países controlados centralmente del grupo), ni va a hacer a sus ciudadanos particularmente ricos para 2052. La ventaja para el resto del mundo es que esta tasa de crecimiento “normal” ayudará a limitar el crecimiento de la huella ecológica humana, y a posponer la crisis climática .
-Entramos en el aspecto más dramático de su trabajo. Hoy estamos usando más recursos de los que el planeta puede reponer. ¿Hasta qué punto vamos a sostener este exceso antes de vernos obligados a una contracción brusca y cuál será su impacto?
-La humanidad ya sobrepasó un cierto número de estos límites y, en algunos casos, vamos a ver el colapsos locales antes de 2052. Un ejemplo es probablemente la pérdida de los arrecifes de coral, otro es la pérdida del atún. Pero el más inquietante es la aproximación del colapso global causado por nuestro exceso actual de emisiones de gases que provocan el cambio climático. Estamos emitiendo el doble de gases de efecto invernadero cada año del que es absorbido por los bosques y los océanos del mundo. Este exceso va a empeorar y no llegará a su máximo hasta el año 2030, según mi pronóstico. Sólo entonces la humanidad logrará una reducción en sus emisiones anuales, porque sólo en ese momento el esfuerzo humano vigente para reducir el consumo de energía por unidad del PIB y las emisiones de carbono por unidad de energía, serán tan exitosos que las emisiones mundiales comenzarán a bajar, a pesar del crecimiento continuo del PIB.
-… pero habrá efectos no menores.
-El efecto de este exceso será un aumento significativo de CO2 en la atmósfera, con el consiguiente calentamiento. Y, tristemente, el calentamiento suficiente en el año 2080 para que sea probable que activemos un cambio climático que se alimente a sí mismo. Por ejemplo, por el derretimiento de la tundra y la emisión de enormes cantidades de metano, que calentarán todavía más la atmósfera y llevarán a la fusión aún más tundra. Un proceso que no se detendrá hasta que toda la tundra se haya derretido y el mundo se ponga en un lugar "desagradablemente" caliente.
Algunos se sorprenderán, en cambio, de que no creo que la humanidad rebase los límites convencionales de otros recursos, por ejemplo petróleo, alimentos, agua en 2052. La razón principal es que creo que la economía humana crecerá mucho más lentamente de lo que la mayoría de la gente piensa. Por lo tanto vamos a tener un tiempo más para desarrollar sustitutos para los recursos escasos. Y, más importante aún, el PIB menor de lo esperado implica un menor uso de los recursos.
-Algunos investigadores temen que haya un cambio brusco antes de lo esperado. Un equipo internacional liderado Anthony D. Barnovsky cree, por ejemplo, que es necesaria una cuidadosa observación de la progresión de la utilización actual de alrededor del 43% de la superficie de los continentes para la agricultura y los espacios urbanos, con respecto a su aumento al 50% en 2025, una cantidad que podría ser un umbral crítico. ¿Cuál es el punto de vista expresado en 2052 por los efectos de apropiación cada vez mayor del suelo para uso humano?
-Mi visión se ilustra por el hecho de que la huella de carbono no vinculada a la energía se mantendrá por debajo de la capacidad de carga de la Tierra, por lo menos hasta 2052. Habrá un daño, pero no un colapso. En la segunda mitad del siglo la población y el PBI disminuirán y reducirán la presión sobre el planeta.
-Pero está el intento de usar el suelo para producir energía. El prominente científico austríaco Helmut HaberI, en referencia a la utilización de la biomasa para ello, afirma que si la demanda de energía de este origen crece a 200-300 EJ (Exajoule)/ año (1 EJ equivale a algo menos de un Cuadrillón de Btu), como se sugiere, se necesitaría duplicar la cosechas actuales de biomasa. Esto en un planeta que tendrá 9 mil millones de personas en 2050. ¿Cuáles son nuestras opciones en este dilema?
-El uso de renovable del viento y la energía solar son la solución. La biomasa sólo suministrará una pequeña parte de la solución. Pero el progreso más importante será en el área de la eficiencia. El consumo mundial de energía llegará a su máximo antes de 2040. Pero insisto, la solución más importante es aumentar la eficiencia energética de la mitad más rica del mundo e introducir la energía eólica y solar lo más rápido posible, aunque sea más cara que la basada en recursos fósiles.
Alas de cortoplazo. Para Randers la humanidad se encuentra ante un escenario de gran ironía. Resolver el problema del cambio climático es, a su juicio, sorprendentemente simple, pero esto no ocurre precisamente por el miedo al… cambio, ya no del clima, sino de modelos energéticos y costumbres establecidas. Su tesis es que, para evitar el aumento de temperatura del planeta, hay que reducir a la mitad la emisión de gases de efecto invernadero. Las tecnologías están y el costo es “sorprendentemente bajo: un par de puntos porcentuales del PIB, lo que significa que el ciudadano promedio del mundo sería tan rico en junio de 2020, si nos decidimos a resolver el problema, como lo sería en enero de 2020 si no nos decidimos”.
-¿Por qué tanta resistencia entonces?
-El problema es que la sociedad global parece ser incapaz de tomar la decisión de actuar. Y la sociedad mundial no puede actuar porque lo que es necesario es moverse de las soluciones actuales: bien probadas y baratas (como la electricidad generada con carbón y los vehículos que funcionan con gasolina) a soluciones más caras (como la eólica y la solar, o combustibles fósiles que incluyen el costo de captura y almacenamiento de carbono). Ni el votante, el político, ni los mercados de capitales están demasiado a favor de pasar de una solución barata a una solución más costosa. Por lo tanto, eso no va a ocurrir,¡al menos no a la velocidad que necesitamos!
Pero esto es lo que necesitamos que ocurra. Necesitamos llegar a un acuerdo para introducir soluciones que son más caras (por lo menos temporalmente hasta que la nueva tecnología evoluciona y se vuelve más barata con el tiempo). Necesitamos incrementar la eficiencia energética en todas las actividades humanas, y tenemos que sustituir a los combustibles fósiles por energías renovables. Y tenemos que dejar de cortar los bosques del mundo, tanto tropicales como boreales, evitando liberar sus inmensos depósitos de CO2 . Necesitamos un sistema de gobierno que adopte una visión a largo plazo. Es improbable que los gobiernos pasen la normativa necesaria para obligar a los mercados a asignar más dinero en soluciones respetuosas con el clima, y no se debe asumir que los mercados van a trabajar para el beneficio de la humanidad.
-¿Puede usted imaginar que la comunidad empresarial también puede reaccionar de manera positiva sin ser coaccionada por los gobiernos?
-Sí, algunas empresas dominantes están mostrando responsabilidad corporativa y tomando la delantera por sobre la legislación vigente a algún costo para sus presupuestos. Mi punto es que no pienso que esto será suficiente. La mayor parte de las compañías se focalizarán sólo en las inversiones más rentables y no en las inversiones que la sociedad necesita.
-A este respecto, científicos como el británico James Lovelock, han expresado su temor de que la negación de que existe el problema por gran parte de la elite política de EE.UU., donde los negocios están excesivamente mezclados con la política y las reacciones lentas en Europa, en contraste con los gobiernos autoritarios orientados al mercado, como el de China, que poseen capacidades de respuesta más rápidos pueden indicar el comienzo del final de las democracias de estilo occidental y que el mundo se mueva hacia bloques autoritarios con un gran número de estados fallidos en sus periferias. ¿Cuál es la visión?
-Estoy de acuerdo con la preocupación de Lovelock. El principal problema es que las democracias de mercado sin regulaciones son cortoplacistas: por ejemplo, no toman en cuenta las consecuencias a largo plazo de sus decisiones. El cortoplacismo en los mercados financieros y en los parlamentos democráticos –ambos resultado de la naturaleza cortoplacista de los ciudadanos normales–, hacen improbable que el mercado vaya a poner en marcha las soluciones necesarias a tiempo, y que los parlamentos aprueben la regulaciones necesarias que podrían haber obligado a los mercados a hacerlo. Esto es, asignar más dinero a las soluciones climáticamente amigables, a costa de reducir el consumo.
Banco Climático. El peligro es que produce esta situación es que, o las democracias basadas en el modelo occidental logran reorientar sus incentivos más a largo plazo, lo que supone salir del modelo de individuo consumidor activo, ciudadano pasivo; o -ante los primeros desastres climáticos agudos- es probable que se pase bruscamente a alguna forma de tecnocracia autoritaria supramercado, que es la forma de gobierno china. Si bien Randers valora el que el gobierno de Pekín “trata de asignar el capital de manera que refuerce el futuro a largo plazo de China, aún cuando esto significa un menor crecimiento de la renta disponible”, cree que hay una posible salida al dilema.
-¿Cuál?
-Es interesante el hecho de que no es sólo las sociedades comunistas han elegido tomar decisiones independientes de la voluntad popular. Por ejemplo, la mayoría de gobiernos democráticos han decidido delegar la autoridad para decidir sobre el tamaño de la oferta monetaria nacional. Esta decisión normalmente delegada en un Banco Central operado por tecnócratas, fuera del control democrático en el corto plazo. Yo apoyo la idea de un "Banco Central Mundial para el Control de las Emisiones Climáticas", con un poder supranacional para determinar las estrategias nacionales de emisión. Lo haría con la asesoría del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático e, idealmente, sería financiado a través de un impuesto mundial sobre las emisiones de cambio climático.
-Hay gente y naciones que piensan que el calentamiento global traerá efectos positivos, en latitudes extremas la agricultura, en teoría, tendrá condiciones más benignas. En este contexto ¿Qué partes del mundo verán sus sistemas alimentarios más afectados por el cambio climático global?
El aumento del nivel de CO2 en la atmósfera acelera el crecimiento de las plantas, la fotosíntesis va más rápido cuando hay más emisiones de CO2 alrededor. Así que si este era el único efecto de las emisiones humanas de CO2, el efecto sobre el crecimiento de los alimentos sería positivo. Pero el CO2 también conduce a temperaturas más altas, y el calor reduce crecimiento de las plantas, al menos en la mayoría de los lugares (una excepción importante, para mí, es la región en que vivo donde el frío es el factor limitante para el crecimiento de plantas y árboles, y ambos van a crecer más rápido cuando el clima se caliente). Entonces, el efecto total sobre los rendimientos agrícolas mundiales serán limitados en los próximos 30 años, pero luego los rendimientos empezarán a disminuir debido a que el efecto del calor sobrepasará al efecto del CO2. Habrá gran variación regional, y exactamente cómo la agricultura se verá afectada en una localidad específica no es conocido todavía por la ciencia. Se especula que el maíz en los EE.UU. y el trigo en la India pueden sufrir más. Pero los agricultores van a cambiar a otros cultivos en respuesta a ello. Y cuando no haya más opciones disponibles, los consumidores tendrán que ajustar sus gustos a los nuevos cultivos.
-¿No ve un escenario de hambruna extendida?
-Creo que el mundo será capaz de suministrar los alimentos demandados en 2052. El problema será entonces, como ahora, que mucha gente se morirá de hambre por no poder permitirse pagar el precio de los alimentos que necesitan. El factor dominante en la escena mundial de alimentos será la pobreza, no restricciones de tierra, agua y fertilizantes. En 2052 miles de millones seguirán siendo pobres, y muchos de ellos no podrán pagar comida suficiente, a pesar de que este alimento podrá haber sido cultivados en tierras disponibles.
Randers tiene razón para estar triste. La humanidad se mueve hacia un escenario quizás no tan apocalíptico, si la paz mundial atómica puede mantenerse, pero en que se incrementarán sufrimientos evitables. Así, el mundo de mitad de este siglo será uno con no tanta gente como se teme (8.200 millones de personas, según él) y de muchas ciudades de 20 y más millones de habitantes, las que resistirán mejor los desastres climáticos que las zonas rurales y salvajes remanentes. Será un mundo que habrá dejado atrás la utopía del crecimiento infinito, que deberá luchar con la acidificación de los mares, los efectos de la desaparición de cientos de especies animales y de la contaminación química e hídrica en vasta regiones. ¿Es posible hacer algo más allá de la ceguera de los gobiernos para que este futuro sea menos dañino y más equilibrado para bien? En 2052 se incluyen 20 consejos para que las personas comunes y corrientes hagan su aporte y se preparen para esos malos tiempos. No obstante, el investigador cree que, aunque ya parezca muy difícil hacer algo que haga la diferencia, la voluntad de trabajar y luchar tiene sentido: “Lo que importa de las previsiones que hay en 2052 es simple y directo. Se trata de seguir trabajando por un futuro mejor. Independientemente cuan sombrío sea un futuro, el esfuerzo dedicado -por gente que ve a hacia adelante- ayudará a hacerlo menos sombrío. Es mucho mejor actuar que dejar que ese futuro avance sin obstáculos".