La madre de Rufo Chacón, de 16 años, denunció en un hospital en el estado Táchira que su hijo la ayudaba a cargar una bombona de gas doméstico en medio de una protesta vecinal por la falta de suministro cuando policías los empujaron y le dispararon perdigones.
San Cristóbal. Un joven venezolano quedó ciego por heridas en el rostro debido a más de 50 perdigones disparados por agentes policiales que dispersaban una protesta por la falta de gas doméstico en una zona fronteriza, informó este martes un médico local.
La madre de Rufo Chacón, de 16 años, denunció en un hospital en el fronterizo estado Táchira que su hijo la ayudaba este lunes a cargar una bombona de gas doméstico en medio de una protesta vecinal por la falta de suministro desde hace tres meses cuando policías los empujaron y le dispararon al joven en la cara.
"Le arruinaron la vida a mi hijo (...) Lo suyo eran las computadoras, allá esta pidiendo morirse", dijo este martes Adriana Parada, madre del menor de edad, al salir de la habitación del hospital. "Yo pido justicia", agregó.
Chacón llegó al centro de salud con 52 heridas por perdigón, o pequeñas esferas de plomo y plástico, varias en ambos glóbulos oculares y fue sometido a una intervención quirúrgica solo para reconstruir las cavidades, informó el médico Luis Ramírez, presidente de la Corporación de Salud de la entidad.
"Lamentablemente perdió la vista de forma permanente", dijo.
El hermano de Chacón, un joven de 14 años, y otra persona también fueron heridos con golpes de bastones policiales.
El general Jesús Arteaga, director de la Policía del Táchira, dijo que dos comisarios policiales están detenidos. "Repudiamos este hecho de dos comisarios quienes le causaron las lesiones a este joven", dijo el oficial.
El fiscal general, Tarek Saab, escribió este martes en Twitter que la Fiscalía "garantiza que ambos funcionarios serán severamente sancionados ante la violación de #DDHH".
Las fallas en el suministro de servicios básicos como agua, luz o gas se acentúan en zonas fronterizas de Venezuela y en los cruces hacia Colombia, a donde pasan a diario miles de personas huyendo de la crisis de hiperinflación y recesión que las agobia desde hace varios años.