El presidente colombiano definió su nuevo gabinete, que denomimó como “el de la paz”. 11 de sus integrantes son de fuera de Bogotá. La U y el liberalismo, los de mayor representación.
Con la designación de su nuevo equipo ministerial, el presidente Juan Manuel Santos inicia en firme el camino de su segundo mandato, cuyo reto —según sus propias palabras— apunta a la construcción de un país “en paz, con equidad y más educado”.
Una tarea nada fácil teniendo en cuenta que las mayorías en el Congreso ya no son tan aplastantes y lucen más volátiles, y que ahora a la oposición, que antes fue ejercida por el Polo Democrático, se le suma la del enconado uribismo. Además, las reformas que quedaron pendientes del primer gobierno son complejas y los respaldos políticos que le dieron el triunfo a Santos en la campaña reeleccionista ya pasan factura.
De ahí que la conformación del gabinete haya obligado a pensar estratégicamente el acomodo de las fichas. Como el caso de Simón Gaviria, director del Partido Liberal, quien llega a Planeación Nacional, después de haber sonado para los ministerios de Transporte, Comercio y hasta Hacienda. Como hijo del ex presidente César Gaviria, quien tras la derrota de Santos en primera vuelta de la elección presidencial asumió el mando de la campaña para evitar el naufragio, su ubicación en el Gobierno era clave, pues el liberalismo está llamado a darle la pelea al uribismo en los comicios locales y regionales de 2015. Y Planeación es una muy buena vitrina para mostrar ejecución y resultados.
No estaba en las cuentas de nadie la designación de Natalia Abello como ministra de Transporte. De entrada hay que verla como representante de la Costa Atlántica y de Cambio Radical, venía desempeñándose como secretaria general de la Alcaldía de Barranquilla, presidida por Elsa Noguera, ambas entrañables del vicepresidente Germán Vargas Lleras. Y si la misión de esta cartera es sacar adelante los grandes proyectos de infraestructura del país, se necesitaba tener a alguien de confianza en ese cargo. Abello es abogada especializada en servicios públicos domiciliarios, derecho de sociedades y negociación, y manejo de conflictos.
Otra sorpresa es el caldense Gabriel Vallejo, nuevo ministro del Medio Ambiente, que ejercía en el Departamento de Prosperidad Social y a quien el mismo Santos le reconoció su capacidad gerencial. Su reto: lograr el balance entre el desarrollo de los sectores productivos y la protección del medio ambiente. Lo mismo se podría decir de Luis Eduardo Garzón, el exalcalde de Bogotá, que pasa de la alta consejería para el Diálogo Social al Ministerio de Trabajo.
Lucho, como se le conoce, llega como independiente y hay quienes dicen que sus antecedentes como sindicalista y fundador del Polo Democrático hacen pensar que lo que se busca es tender puentes con esos sectores, que no lo sienten propio.
Lo que sí no sorprendió fueron los nombramientos de Yesid Reyes en el ministerio de Justicia y Gina Parody en Educación. Hijo del expresidente de la Corte Suprema, Alfonso Reyes —asesinado durante la toma del Palacio de Justicia en 1985—, Yesid Reyes es considerado uno de los mejores penalistas del país y un hombre de ideas liberales. Será el encargado de llevar a buen puerto la reforma a la justicia y apoyar el tema de la justicia transicional de cara al proceso de paz con las Farc. En cuanto a Parody, estuvo hasta hace poco en la dirección del Sena y luego se unió a la campaña reeleccionista para “conquistar Bogotá”. Su tarea: comenzar a consolidar el proceso de hacer de Colombia el país más educado de Latinoamérica en 2025.
Al Ministerio de Minas y Energía llega Tomás González —otro nombre nuevo en el equipo del segundo tiempo de Santos— venía desempeñándose como viceministro de esa misma cartera, y antes había sido directivo de la British Petroleum. Con su llegada, las empresas mineras y petroleras tendrán un interlocutor técnico y conocedor del sector. Es bogotano y fue consejero económico en el gobierno de Andrés Pastrana y subdirector de Planeación Nacional. La lista de ‘primíparos’ la completa Juan Fernando Cristo, expresidente del Congreso que hace algunos días ya había sido confirmado como ministro del Interior y quien, como se sabe, será determinante en las relaciones entre el Ejecutivo-Legislativo, frente a las reformas que se vienen y las leyes necesarias para el posconflicto.
Santos movió dos ministros: Cecilia Álvarez, que estaba en Transporte, pasó a Comercio, Industria y Turismo, con la misión de darle mayor impulso a esos sectores, considerados claves en la generación de empleo. Y Aurelio Iragorri Valencia, quien llegará a la cartera de Agricultura, después de estar en la del Interior. A su vez, fueron ratificados los ministros de Hacienda, Mauricio Cárdenas; Vivienda, Luis Felipe Henao; Salud, Alejandro Gaviria; Cultura, Mariana Garcés; de las Tecnologías de la Información, Diego Molano; Defensa, Juan Carlos Pinzón, y la canciller, María Ángela Holguín.
Otros movimientos involucran a Alfonso Prada (director del Sena), Tatyana Orozco pasa de Planeación Nacional a dirigir el Departamento de Prosperidad Social; y Janeth Giha, nueva directora de Colciencias. ¿Quedaron todos contentos? Eso se sabrá con el paso de los días y el comportamiento de las bancadas en el Congreso. Por ahora, para el presidente Santos, este es el “gabinete de la paz, la equidad y la educación”.