Tras una campaña marcada por denuncias de que los militares que sustituyeron a Mubarak en febrero tratan de aferrarse al poder, los votantes repitieron este martes las largas colas para votar en las nueve de las 27 provincias del país.
Los egipcios volvieron a votar este martes en el segundo día de las primeras elecciones parlamentarias desde la caída de Hosni Mubarak, y la Junta militar dijo que la participación prueba el apoyo popular a su plan de transición pese a recientes protestas para exigir su renuncia.
Tras una campaña marcada por denuncias de que los militares que sustituyeron a Mubarak en febrero tratan de aferrarse al poder, los votantes repitieron este martes las largas colas para votar en las nueve de las 27 provincias del país, entre ellas El Cairo y Alejandría, donde se sufragó en esta primera fase de los comicios.
En la capital, el jefe de la Comisión Electoral, Abdel-Mooaez Ibrahim, proclamó que el nivel de concurrencia a las urnas fue "masivo e inesperado", aunque no dio cifras precisas.
Los generales de la Junta, que asumieron luego de la revuelta prodemocrática que derrocó a Mubarak tras casi 30 años en el poder, no respaldaron a ningún candidato.
Sin embargo, claramente esperaban que su rol de convocantes y organizadores de una elección histórica y a priori mucho más libre que las de la era Mubarak, ayudará a desinflar un poco la agitación social registrada recientemente con diez días seguidos de violentas protestas, según analistas.
Las manifestaciones, que congregaron a más de 100.000 personas en la plaza Tahrir, de El Cairo, expresaron el creciente descontento de muchos egipcios con un gobierno de generales al que se acusa de querer perpetuar el control autocrático del poder que caracterizó a la presidencia de Mubarak.
El general Mukhtar al-Mulla, uno de los miembros del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, dijo que la votación legislativa "responde a todos aquellos que desconfiaban de que las elecciones iban a realizarse en fecha".
Al-Mullah calificó la participación electoral como de "sin precedentes en la historia de la vida parlamentaria del mundo árabe", informó la cadena de noticias CNN.
Los opositores a la Junta decían que no tenía sentido celebrar los comicios bajo un gobierno militar, aunque no llegaron a pedir el boicot a las elecciones. Estos grupos exigieron la renuncia inmediata de la Junta y el traspaso del poder a un gobierno civil.
La represión lanzada por las autoridades contra las protestas en la plaza Tahrir dejó al menos 42 muertos y más de 2.000 heridos, según cifras oficiales.
En declaraciones al sitio web del diario estatal Al-Ahram Al-Massai, el general al-Mulla dijo que la votación "fue el primer paso en la senda a un nuevo estado democrático", que se seguirá de la redacción de una Constitución y una elección presidencial prevista para junio próximo.
Más de 17 millones de personas estaban llamadas a ejercer su derecho a voto en la primera de las tres fases en que está dividido el proceso electoral para elegir la Asamblea Popular (Parlamento).
En el resto de las 18 provincias egipcias, unos 33 millones de electores votarán entre diciembre y enero, en un proceso que culminará el 11 de enero.
Casi 50 de los 85 millones de egipcios están habilitados para decidir quiénes ocuparán las 498 bancas del Parlamento entre los 2.357 candidatos registrados.
El parlamento que surja de las urnas nombrará una comisión para redactar una nueva Constitución, paso decisivo para poder votar luego en los comicios presidenciales y culminar así el proceso de transición democrática.
Las prerrogativas de este parlamento son objeto de una pugna entre las gobernantes Fuerzas Armadas, los islamistas Hermanos Musulmanes, la fuerza política mejor estructurada y favorita a dominar el Parlamento, y el opositor Mohamed ElBaradei, quien manifestó su apoyo a los manifestantes hostiles a los militares.
Después de las elecciones en Túnez y en Marruecos, Egipto, el primer estado en firmar un acuerdo de paz con Israel (1979), es el tercer país que celebra elecciones en una región conmocionada por la "primavera árabe".
Además de las dudas sobre sus poderes, ni siquiera está claro si el Parlamento deberá ser renovado tras la redacción de la Constitución, en los próximos meses.
Los generales ya dijeron que la Legislatura no tendrá ningún poder sobre el gobierno civil nombrado por ellos.