La Justicia determinó que el régimen de aislamiento que pesa sobre el ultraderechista Anders Breivik, condenado por la muerte de 77 personas en 2011, viola las convenciones internacionales.
Un tribunal de primera instancia de Oslo condenó este miércoles (20.04.2016) al estado de Noruega por violar los derechos humanos de Anders Behring Breivik, el asesino en masa que mató a 77 personas en dos ataques en 2011. Breivik llevó a las autoridades noruegas ante la Justicia en marzo, acusándolas de someterlo a un castigo inhumano y degradante por tenerlo aislado en la cárcel donde cumple su sentencia.
Según Breivik, las condiciones de su celda quebrantan la Convención Europea de Derechos Humanos al tenerlo aislado de otros presos. “La prohibición de un tratamiento inhumano y degradante representa un valor fundamental en una sociedad democrática. Esto se aplica sin distinciones, también para terroristas y asesinos”, afirmó la jueza Helen Andenaes Sekulic en su dictamen.
El veredicto indicó que el Estado contravino el Artículo 3 de la convención, destacando que Breivik pasa entre 22 y 23 horas diarias solo en su celda. “Es un mundo totalmente cerrado con muy poco contacto humano”, señala el fallo, agregando que no se ha hecho ningún intento de relajar la seguridad “aunque Breivik se ha comportado de manera ejemplar durante su tiempo en prisión”. La sentencia añade que “no se ha tenido en cuenta de forma suficiente su estado de salud mental al establecer el régimen de condena”.
Videojuegos y televisión. El dictamen agrega que el aislamiento del asesino, un ultraderechista condenado a 21 años prorrogables de forma indefinida por hacer estallar una bomba en el complejo gubernamental de Oslo el 22 de julio de 2011, que mató a ocho personas, y posteriormente trasladarse a la isla de Utøya donde perpetró una matanza en el campamento de las Juventudes Laboristas, es “un tratamiento inhumano” en el sentido que da la convención.
El texto destaca que todas sus visitas -excepto la de su madre, que murió en 2013- son de profesionales, y siempre a través de un muro de cristal, “medida de seguridad totalmente exagerada”. No obstante, la Justicia también declaró que el Estado no violó el derecho de Breivik a una vida privada. En marzo, el caso generó consternación entre los noruegos, sorprendidos por las quejas del criminal sobre el café frío y las comidas calentadas en microondas, que, en su opinión, son “peores que el ahogamiento simulado”.
La condena implica que el Estado deberá sufragar los casi 36 mil euros en concepto de costas de los representantes legales de Breivik en el proceso civil celebrado en la cárcel de Skien (al sur de Oslo), donde el ultra ha pasado los últimos dos años de condena y donde puede usar videojuegos, ver televisión y ejercitarse. El abogado de Breivik, Oystein Storrvik, dijo que ahora las autoridades presidiarias deben levantar las medidas de aislamiento que pesan sobre su defendido.