Aunque el estigma de su apellido aún la persigue, muchos peruanos creen que ella no repetirá los errores de su padre, el ex presidente Alberto Fujimori, encarcelado por abusos a los derechos humanos y corrupción.
Lima. Cuando Keiko Fujimori cumplió la semana pasada 41 años dijo en un concurrido mitin en Lima, con tono enérgico y ceño fruncido, que no le "temblará la mano" para combatir la delincuencia si se convierte el domingo en la primera presidenta de Perú.
Aunque el estigma de su apellido aún la persigue, muchos peruanos creen que ella no repetirá los errores de su padre, el ex presidente Alberto Fujimori, encarcelado por abusos a los derechos humanos y corrupción.
"Los hijos no tienen que ser responsables de las acciones de sus padres", dijo Arturo Gálvez, un hombre de 56 años que acudió al mitin donde la candidata bailó cumbia y apagó las velas del pastel de cumpleaños que le regalaron.
Sin embargo, fue su padre quien la introdujo en la política.
De forma inesperada, Fujimori asumió el rol de Primera Dama cuando apenas frisaba los 19 años, tras el divorcio solicitado por su madre en medio de acusaciones contra sus cuñados por supuestamente comerciar con ropa donada para los pobres.
Desde joven no pudo escapar de la polémica.
La candidata cursó la carrera de administración de empresas en la Universidad de Boston, que según el jefe de inteligencia del Gobierno de su padre, el encarcelado Vladimiro Montesinos, fue financiada con fondos públicos. La hija mayor del ex presidente afirmó que los ahorros de sus padres cubrieron los gastos y la denuncia fue archivada por la justicia peruana.
Su infancia y adolescencia la pasó en las aulas del colegio católico La Recoleta en Lima y en una oportunidad, según la revista local Caretas, llevó a sus amigos a tomar desayuno en Palacio de Gobierno después que su padre ganó la presidencia.
La sombra del "chino". La candidata ha dicho que es víctima de una "guerra sucia" de sus opositores desde que decidió entrar de lleno a la política en el 2006, cuando fue consagrada legisladora después de haber obtenido la mayor cantidad de votos en la historia para una aspirante al Congreso unicameral.
Pero su ausencia en 500 sesiones del Congreso ha sido también blanco de acusaciones, que ella ha justificado que fueron por licencias de maternidad debido a dos embarazados.
Fujimori ha forjado su popularidad en medio de los sentimientos de amor y odio que genera en los peruanos su padre, que logró derrotar a la guerrilla de izquierda y sentar las bases del crecimiento económico del país productor de minerales.
A diferencia de las elecciones del 2011, cuando perdió frente al ahora saliente mandatario Ollanta Humala, esta vez Fujimori ha marcado distancia admitiendo que hubo "errores y delitos" en el Gobierno de su padre (1990-2000).
Además, renovó en los últimos cinco años su partido Fuerza Popular alejándose de la mayoría de los seguidores directos de su padre, que gobernó con mano dura tras asestar un autogolpe en 1992 y asumir plenos poderes con el apoyo de los militares.
En ese lapso fue el única política que recorrió casi todo el país, desde remotas zonas andinas hasta barrios marginales, llevando un mensaje populista, como solía hacer su padre.
"El perfil de Keiko está enmarcado diría yo en la historia del fujimorismo", dijo el analista y jefe de la encuestadora GfK, Hernán Chaparro. "Ahora, la gente vive desesperada y espera una mano firme y dura para gobernar el país".
La legisladora Luz Salgado, la única "veterana política" en el partido fujimorista, dice que Keiko siempre ha mantenido sus propias ideas, como cuando suscribió un proyecto opositor que buscaba impedir la reelección de su padre en el 2000.
Pero la iniciativa para un referéndum no prosperó y el patriarca Fujimori ganó su tercera reelección, aunque sólo duró cuatro meses en el cargo porque tuvo que renunciar tras el destape de una red de corrupción en su Gobierno.
"Ella tiene convicciones y principios que no necesariamente coinciden con los del padre", asegura la reelegida legisladora Salgado, que conoce a Keiko desde que era una niña.
Herencia política. Pese a su derrota en la carrera presidencial del 2011, la joven Fujimori llevó al Congreso a su hermano menor Kenji, quien logró ingresar liderando la votación para el Parlamento, aunque sin batir el récord que había registrado su hermana en el 2006.
En la primera ronda presidencial de abril, en la que los peruanos votaron además para renovar legisladores, Kenji resultó reelecto encabezando también la votación y el partido de Fujimori obtuvo una mayoría absoluta en el Congreso.
Algunos analistas políticos dicen que la agenda política de los jóvenes Fujimori, cuyos padres son descendientes de inmigrantes japoneses que llegaron a Perú a inicios del siglo pasado, es sacar de prisión al ex presidente de 77 años.
Otros dicen que lo que quiere la candidata -casada con el estadounidense Mark Vito Villanela, padre de sus dos hijas- es más bien tener la oportunidad de reivindicar el apellido.
"No sé si estoy violando un pensamiento, es obviamente que quiere limpiar el nombre, quiere limpiar el apellido y va a hacer todo lo posible por no ser autoritaria", dijo el escritor y economista Hernando de Soto, quien recientemente fue enrolado por la candidata para combatir la economía informal en el país.
En el 2013, Humala rechazó indultar al ex presidente, que sufre hipertensión arterial y ha sido operado hasta en cinco ocasiones en la lengua por lesiones cancerígenas.