Datos de la empresa especializada en medición de audiencias Nielsen dados a conocer el lunes mostraron que unos 66,5 millones de estadounidenses vieron el debate del domingo, una cifra que se ubicó muy por debajo de las 84 millones de personas que siguieron el que se llevó adelante hace dos semanas.
Nueva York/Los Ángeles. La audiencia televisiva del segundo debate entre los candidatos a la presidencia de Estados Unidos Hillary Clinton y Donald Trump cayó con fuerza frente a la cifra récord registrada en el primero, pese al escándalo desatado por la filtración de unas ofensivas declaraciones del republicano.
Datos de la empresa especializada en medición de audiencias Nielsen dados a conocer el lunes mostraron que unos 66,5 millones de estadounidenses vieron el debate del domingo, una cifra que se ubicó muy por debajo de las 84 millones de personas que siguieron el que se llevó adelante hace dos semanas.
Los datos no incluyen a los millones de personas que siguieron el debate a través de otras plataformas o en bares y restaurantes.
Los segundos debates presidenciales suelen atraer una menor audiencia, pero la expectativa sobre lo que sucedería el domingo era mayor debido a la reciente difusión de un vídeo de 2005 en el que Trump hacía comentarios denigrantes sobre las mujeres, que generaron duras críticas e incluso llevaron a varios políticos republicanos a distanciarse del candidato.
Asimismo, el debate del domingo se desarrolló durante el mismo horario que el popular programa "Sunday Night Football" de NBC, que fue visto por unos 15 millones de televidentes según datos de Nielsen. NBC no transmitió el debate.
Si bien el partido del fútbol americano, junto a los playoffs de la liga de béisbol, probablemente hayan restado audiencia al debate, muchos estadounidenses podrían tener ya definido su voto, dijo Tom Hollihan, profesor de comunicación de Annenberg School de la Universidad de California Sur.
"Cuando llegamos a mediados de octubre, la historia nos dice que la gente ya ha tomado sus decisiones", dijo el especialista. "Se encierran en sus puntos de vista y están menos abiertos a nueva información", agregó.
El segundo de los tres debates previstos antes de la elección presidencial del 8 de noviembre se caracterizó por la naturaleza cruel de los intercambios verbales entre Trump, el candidato republicano, y Clinton, la contrincante demócrata.