El autor de "El libro de los presidentes uruguayos", Alejandro Giménez, aseguró que las trayectorias políticas de los últimos 39 presidentes de Uruguay convergen en la sobriedad de sus actuaciones públicas y estilo de vida.
Montevideo. Puede que José Mujica pase a la historia como el "presidente pobre", pero su austeridad, que tanto sorprende a la prensa internacional, no es ajena a buena parte del resto de mandatarios de los últimos 185 años de vida institucional de Uruguay.
En una entrevista con Efe, el autor de "El libro de los presidentes uruguayos", Alejandro Giménez, aseguró que las trayectorias políticas de los últimos 39 presidentes de Uruguay convergen en la sobriedad de sus actuaciones públicas y estilo de vida.
La obra recoge biografías desde el primer mandatario constitucional, José Fructuoso Rivera, hasta el actual, José Mujica.
"Los presidentes de Uruguay nunca se trasladan en coches blindados y van protegidos por pocos escoltas", aseguró el escritor uruguayo, quién subrayó que también es habitual que los ministros paseen por la calle o que desfilen durante la celebración del carnaval.
Giménez explicó que la cercanía política se debe a la notable seguridad de este país sudamericano y a que "nunca fue bien visto entre los ciudadanos uruguayos que el mandatario hiciera ostentación de lujo".
Por tanto, Mujica refleja "lo que siempre ha sido Uruguay", un país de "perfil bajo y sobrio", aunque la suya sea, a juicio del escritor, una austeridad "bastante excesiva", que tiene su razón de ser en "los orígenes humildes" del presidente uruguayo.
Según este historiador, al actual mandatario le cuesta adaptarse a los "cánones políticos" y, por ello, cae en algún vicio como la "incontinencia verbal", pero sobre todo destaca por su "gran pragmatismo".
Prevé que la historia lo recuerde por la repercusión internacional de su gobierno, que contribuyó a "posicionar Uruguay en el mapa" e "incrementó el turismo extranjero" en el país, aunque cree que esta fama se debe también a la amplia difusión que se consigue con las nuevas tecnologías de comunicación.
A pocos meses de que finalice el gobierno de Mujica, Giménez aseguró que aún es pronto para saber si persistirá dentro de las fronteras uruguayas como uno de sus presidentes más célebres, pero reconoció que mundialmente ya "ha roto moldes".
Por ahora, Mujica es el presidente número 39 que clausura la última actualización de la obra de Giménez, un trabajo biográfico y de análisis histórico que publicó por primera vez en 2000 y que va actualizando a medida que avanzan las legislaturas.
La última edición de "El libro de los presidentes uruguayos" se presentó el 6 de octubre en la Feria Internacional del Libro de Uruguay para aprovechar la cercanía con los comicios electorales, que se celebrarán el domingo 26.
Es el "momento adecuado", afirmó el autor, quien defendió que, "en contra de la opinión popular", Uruguay no es un país sin memoria, sino que tiene un "fuerte sentido cívico" y juzga el pasado a la hora de votar.
Giménez añadió que los tres principales candidatos tienen en su historia argumentos "a favor y en contra".
Señaló, como ejemplo, al ex presidente uruguayo y candidato por el Frente Amplio (FA), Tabaré Vázquez, quien puede verse respaldado por haber sido el "primer presidente de izquierda que rompió con el bipartidismo tradicional", pero que cuenta con el lastre para algunos de sus electores de impulsar una campaña antiabortista.
Los candidatos blanco, Luis Alberto Lacalle Pou, y colorado, Pedro Bordaberry, cargan, según Giménez, con el recuerdo de los "cuestionados" mandatos de sus progenitores, los ex presidentes Luis Alberto Lacalle Herrera (1990-1995) y Juan María Bordaberry (1972-1976).
Se trata de una "mochila pesada", explicó el autor, especialmente en el caso de Bordaberry porque su padre, que fue presidente constitucional en 1972 y 1973, apoyó un golpe cívico-militar que puso fin a la democracia en Uruguay hasta 1985 y del que fue dictador entre 1973 y 1976.
El escritor reseñó, no obstante, que ambos candidatos, más jóvenes de lo habitual en la política de Uruguay, saben proyectar una imagen nueva y desprovista de estigmas familiares.