Una serie de contratiempos del Papa y el estilo cada vez más autoritario de Tarcisio Bertone para desempeñar su cargo como secretario de Estado llevó finalmente a sus críticos a lanzar una campaña para desacreditarlo, según fuentes del Vaticano.
Roma. Entre todas las rivalidades y cotilleos expuestos en la creciente crisis del Vaticano, la mano derecha del Papa Benedicto XVI Tarcisio Bertone se ha convertido en el principal objetivo de una campaña de filtraciones sin precedentes.
La publicación de detalles embarazosos sobre el hombre que él había nombrado o trasladado y los proyectos que promovió o a los que se opuso sugieren un esfuerzo concertado para obligarlo a dejar su puesto como secretario de Estado, o viceprimer ministro del Vaticano.
Benedicto XVI despertó recelos en el 2006 nombrando a un teólogo y experto en derecho canónico para encabezar la burocracia vaticana, conocida como la Curia, que estaba dirigida normalmente por un diplomático papal experimentado.
Una serie de contratiempos del Papa y el estilo cada vez más autoritario de Bertone para desempeñar su cargo llevó finalmente a sus críticos a lanzar una campaña para desacreditarlo, según fuentes del Vaticano.
"Todo está dirigido hacia Bertone", dijo un monseñor de la Curia que simpatiza con su jefe. "Está muy claro que quieren deshacerse de Bertone", sostuvo.
Quién está exactamente detrás de la oscura campaña de filtraciones sigue siendo objeto de especulaciones, pero los observadores del Vaticano sospechan de la implicación del "ala diplomática", que incluye al influyente predecesor de Bertone, el cardenal Angelo Sodano.
Bertone ha decepcionado también a algunas autoridades de la Curia aumentando su control sobre el acceso al Papa y menospreciando a algunos prelados italianos al relacionarse con los políticos locales, una tarea normalmente reservada para las conferencias episcopales nacionales.
Algunos comentaristas ven la crisis como el inicio de una lucha de poder para cuando fallezca Benedicto XVI. "La mayoría en el próximo cónclave es lo que está realmente en juego", escribió el diario La Stampa.
Confianza. Con las críticas en torno a Bertone en aumento, Benedicto XVI hizo el miércoles una rara declaración de apoyo a su mano derecha y otros ayudantes.
"Me gustaría renovar mi confianza y mi aliento a mis colaboradores más cercanos y a todos aquellos que cada día, con fe, espíritu de sacrificio y en silencio, me ayudan a cumplir con mi ministerio", dijo en su audiencia pública semanal.
Benedicto XVI optó por un colega de confianza en 2006 cuando nombró a Bertone, su segundo en la poderosa oficina doctrinal del Vaticano, para supervisar a la Curia en Roma y a los embajadores en el extranjero.
El cardenal se supone que regiría el Vaticano mientras que el Papa, que ahora tiene 85 años, dedicaba su tiempo a asuntos más doctrinales y a escribir una trilogía sobre Jesucristo.
Bertone dejó claro que la gestión interna no era su principal interés, diciendo poco después de su nombramiento que quería "ser secretario de la Iglesia más que de Estado".
Sus detractores critican que viaja a menudo al extranjero, su participación en la política de la Iglesia italiana e incluso su afición por el fútbol, que han perjudicado el funcionamiento diario de la Curia, así como que ha fracasado varias veces en asesorar adecuadamente y apoyar al Papa.
"Bertone hace más su trabajo fuera que dentro de los muros del Vaticano", escribió el observador de la Santa Sede, Sandro Magister, un crítico habitual.
"Es más fácil verlo bendiciendo un nuevo campo de fútbol en un instituto a las afueras de Roma que reuniéndose con el embajador estadounidense en el Vaticano", dijo un Monseñor de la Curia que pidió no ser identificado.