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La ONU ya tiene el 60% de las armas de las FARC
Miércoles, Junio 14, 2017 - 10:14

Como un ladrillo más en la construcción del edificio de la paz calificó el presidente Santos el acto realizado ayer en el Cauca. Farc piden al pueblo defender el Acuerdo de Paz.

“Las Farc no iniciaron como un grupo alzado en armas sino como un proyecto de desarrollo rural, con una visión de gobierno distinta. Fueron los asesinatos selectivos y la persecución sistemática las causas que motivaron a la guerrilla a tomar las armas en defensa propia”. Las palabras son de Jorge Robles, un hombre de 42 años y piel oscura, oriundo del Urabá antioqueño y miembro del frente Quinto de las Farc. 

Habla desde la zona veredal de La Elvira, ubicada en el municipio de Buenos Aires (Cauca), donde decenas de guerrilleros, bajo el mando de Pablo Catatumbo, permanecen para terminar el proceso de dejación de armas y hacer su tránsito a la vida civil, producto del Acuerdo de Paz con el Gobierno.

En este momento, oficialmente, las Farc tienen en su poder menos del 40% de su armamento. Ayer, en un acto simbólico llevado a cabo en esta zona veredal, el Mecanismo de Monitoreo y Verificación que encabeza la ONU confirmó que ya tiene en sus manos al menos 4.000 armas. “Estamos en un momento en el que se materializa el proyecto de la paz. Ahora sólo tenemos la esperanza real de que el Gobierno pueda dedicar los recursos de la guerra a la reconstrucción del país

(...)”, dijo el jefe de la Misión Especial de la ONU, Jean Arnault. Un video difundido por el organismo internacional fue la vía utilizada para dar a conocer al país este hito histórico, en el que las Farc están dejando sus armas para nunca volver a empuñarlas.

Hoy, día D+ 193, las construcciones para alojar a los miembros de la guerrilla no están aún terminadas. Los miembros de la insurgencia siguen viviendo en cambuches, como si la guerra no se hubiera acabado. Las dificultades logísticas, el mal estado de las vías de comunicación y hasta los vaivenes del clima han sido también un obstáculo para que el Gobierno le dé cabal cumplimiento a lo acordado en Cuba. Múltiples contratiempos que obligaron a definir una nueva hoja de ruta e imponer un nuevo plazo: el 20 de junio de 2017, es decir, la próxima semana, cuando la guerrilla tendrá que haber dejado hasta el último fusil en manos de la ONU.

Ayer, por las adversidades del clima, el presidente Juan Manuel Santos no pudo asistir al evento en La Elvira, pero desde la base aérea de Cali, acompañado de los expresidentes Pepe Mujica, de Uruguay, y Felipe González, de España, como miembros de la Comisión de Notables, sostuvo: “La semana entrante terminaremos el 100 % de la entrega. Esto es posible por los compromisos de las partes, porque sin duda este ha sido un buen acuerdo, bien pensado, bien diseñado para terminar el conflicto y evitar que se repita. Lo dice la misma comunidad internacional, que lo ha destacado como el mejor que se ha firmado. Estamos haciendo todo para cumplir. Que ha habido demoras, sí, y lo reconozco, pero eso es normal. Este acuerdo ha avanzado mucho más de lo que se ha cumplido en otros procesos. Esta paz se va a construir poco a poco. Ladrillo por ladrillo. Estamos colocando cada uno para que quede bien cimentada”.

Mujica, por su parte, le pidió al pueblo colombiano sentirse latinoamericano e insistió en que la paz hay que construirla, que se trata de un proceso largo y que la mayor responsabilidad en el proceso de reconciliación recaerá sobre la gente. “Tienen que entender que es imposible andar a los besitos cuando se ha tenido un proceso de lucha de tantos años”, dijo. Para el exmandatario uruguayo, no sólo la paz está en juego sino que hay un desafío en la coyuntura de la historia en el cual la pregunta es hacia dónde va el hombre y hacia dónde va la humanidad. “Colombia es un laboratorio de la historia. No lo hagamos fracasar”, concluyó. Y González recalcó igualmente que el proceso queda en manos de los ciudadanos: “Depende de la voluntad de todos, de la capacidad de conciliar y de esperar el futuro”.

Ahora, es claro que la presión mediática y las críticas de quienes se han opuesto al proceso de paz exigían una imagen de rendición de las Farc. En otras palabras, una foto que mostrara a la guerrilla más vieja del continente entregando sus armas a la Fuerza Pública. Esa imagen nunca llegó. En contraste, Jean Arnault recalcó que las armas ya están en custodia de la ONU y esto no puede eclipsar el significado que eso tiene para Colombia y que el cese del fuego se está cumpliendo. “Esta es la oportunidad de reincorporarse plenamente a la vida civil con dignidad”, manifestó el diplomático.

¿Qué vendrá después del 20 de junio? La hoja de ruta habla de garantías de seguridad jurídica, económica y social para los excombatientes. Por lo pronto, los guerrilleros recibieron ayer un certificado de la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, que cierra su ciclo de vida en armas y abre uno nuevo hacia la reincorporación. Eso, en palabras castizas, significa que el balón ahora está en el campo del Estado. “Las Farc queremos mostrar al país y al mundo que estamos cerrando una página de la historia y empezando a escribir otra: la de la paz. Es urgente que se ponga en funcionamiento la comisión especial investigativa y que se inicie una estrategia de combate frontal al paramilitarismo, la principal amenaza que hoy se cierne sobre la paz. Depositamos en las manos del pueblo colombiano la defensa del Acuerdo. Tengan la seguridad de que nosotros no les vamos a fallar”, manifestó Pablo Catatumbo desde La Elvira.

A su vez, Iván Márquez, segundo del Secretariado de las Farc, quien tampoco pudo llegar al acto simbólico en el Cauca, cuestionó también desde Cali la que considera una “guerra sucia” contra la implementación de lo pactado. “Se oponen a la creación de la unidad de lucha contra el paramilitarismo porque quieren proteger a terceros involucrados en el conflicto. Ni rajan ni prestan el hacha”, señaló. Y aunque no dio nombres, hizo alusión a algunas declaraciones del fiscal general, Néstor Humberto Martínez, sobre los bienes de las Farc: “Estos enemigos de la concordia se inventaron el distractivo (sic), para quitarle importancia a la dejación de armas, de que ahora hace falta la entrega de la chequera. Y sobre bases pantanosas sostienen que con la concreción del fondo fiduciario se producirá una operación de blanqueo de dinero, sin tomar en cuenta el hecho de que nadie en las Farc ha luchado 50 años para generar riquezas personales”.

Henry Acosta, el hombre que en completo sigilo hizo los contactos que permitieron dar inicio a las negociaciones, también estuvo ayer en La Elvira para ser testigo del histórico momento. En diálogo con El Espectador, aseguró que el episodio de la dejación de armas fue posible porque el presidente Santos se dio cuenta de que no era posible derrotar a las Farc militarmente, ni que los insurgentes llegaran al poder por la fuerza. “Ese es el plus que explica este fenómeno. Había que sentarse a negociar las causas del conflicto. Eso también lo sabía el expresidente Uribe, pero el presidente Santos tuvo clara esa realidad cuando fue elegido. Creyó en la posibilidad de negociar”, enfatizó.

El 20 de agosto, las Farc harán su primer congreso sin armas. Ese día usarán por última vez el nombre que las caracterizó en la guerra y se hará el lanzamiento del partido político. Entonces comenzarán los verdaderos desafíos que implica su arribo a la vida pública. “Este es un momento muy importante porque estamos soltando un medio de defensa no sólo de nuestras vidas sino de las ideas que defendíamos ante un Estado que no nos dejaba hacer política y que nos mataba por nuestras convicciones. Las dejamos porque creemos que hay una puerta abierta hacia la democratización del país”, puntualizó Tanja Nijmeijer, la guerrillera holandesa de las Farc.
 

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ELESPECTADOR.COM