Para el deportista, la postura de Occidente frente a Putin es una capitulación política y moral, y considera triste que el mundo libre no aprenda de los errores del pasado a la hora de tratar con dictadores.
Bajo el título, “Porque hay que parar a Putin”, el ex campeón de ajedrez ruso Gari Kaspárov: presentó un libro en el que habla la destrucción de la democracia en Rusia y sus consecuencias para Occidente. Desde que entró en política, Kaspárov se convirtió en una de las figuras de la oposición rusa hasta que fue obligado a abandonar el país. Ahora, el ex campeón de ajedrez califica a Putin como un dictador, agresor y padre de la mafia.
A la hora de hacer paralelismos históricos, prefiere tener cuidado. Kaspárov es duro y directo, pero no desea comparar a Putin con Hitler. Sin embargo, recuerda, Hitler tampoco era un asesino en serie en 1936 como se demostró después de la guerra. En aquel año, el régimen ya perseguía a judíos, homosexuales y opositores. Una represión que, según el autor, sirve de modelo a Putin, que aprueba leyes similares.
La elección de 1936 tampoco es pura casualidad. Ese año se celebraron los Juegos Olímpicos de Berlín, otro paralelismo. En 2014, Rusia acogió los Juegos de Invierno de Sochi y, consciente o inconscientemente, Putin parece seguir el mismo guión que Berlín en 1936. A diferencia de otras olimpiadas como Moscú 1980 o China 2008, que sirvieron para hacer propaganda de los logros del régimen, Sochi sirvió de escenario al líder omnipresente al igual que Berlín. Además, para Kaspárov los juegos también sirvieron para encubrir una agresión contra Ucrania, después de qeu su "lacayo" Viktor Yanukovich hubiese perdido el control.
¿Comprensión con Putin? El autor se muestra contrariado porque Occidente no tomó medidas ni tras la anexión de Crimea ni tras el comienzo de los ataques en el este de Ucrania. Estados Unidos únicamente mira y Europa se duerme, dice en una entrevista en el semanario Der Spiegel. Para él, la postura de Occidente frente a Putin es una capitulación política y moral, y considera triste que el mundo libre no aprenda de los errores del pasado a la hora de tratar con dictadores.
Además de a dirigentes rusos, el autor ataca a otros líderes del pasado como Churchill y Roosevelt por dejar al Europa del Este en manos de Stalin tras la II Guerra Mundial. También condena la “política de apaciguamiento” del inglés Neville Chamberlain frente a Adolf Hitler. Y entre los políticos actuales, carga contra Sarkozy, Obama, Merkel o Romano Prodi, por esas mismas “posturas de apaciguamiento con el Kremlin”.
¿Recetas de la guerra fría? Según Kaspárov: , el concepto de cooperación con el Kremlin está obsoleto. Los intentos de unir fuerzas contra el Estado Islámico o el programa nuclear de Irán fracasaron, al igual que las negociaciones de paz de Ucrania. “Putin necesita la guerra”, opina. “La necesita para distraer a Rusia de la debacle económica y moral, y cumplir así sus ambiciones imperialistas y nacionalistas", sentencia.
Pero, ¿qué se debería hacer? Kaspárov cree que la receta es fácil. Si hemos vuelto a una situación similar a la Guerra Fría, habría que optar por los métodos que frenaron la expansión soviética. Eso significaría aislar al Kremlin en vez de buscar un compromiso e imponer más sanciones, entregar armas a Ucrania y demostrar fuerza para detener a Putin. “¿Podría hacer eso Occidente?”, escribe Kaspárov: “Tiene que hacerlo”, concluye.