La candidata garantiza que llamará a "los mejores de cada partido", pero sin que eso signifique gobernar con las propias formaciones, lo que ha generado serias dudas que fueron objeto de análisis en sendos editoriales y columnas de opinión de los principales diarios.
La prensa brasileña comenzó este domingo a exigir "definiciones" por parte de la ecologista Marina Silva, que con un discurso contra la "vieja política" y los partidos tradicionales se ha convertido en favorita para ganar las elecciones de octubre.
Silva irrumpió como candidata del Partido Socialista Brasileño (PSB) hace quince días, tras la muerte del anterior abanderado, Eduardo Campos, en un accidente aéreo y lo ha hecho con una fuerza sorprendente en los sondeos de opinión.
Todas las encuestas divulgadas en las últimas dos semanas dicen que ninguno de los candidatos superará el 50 % de los votos en la primera vuelta del 5 de octubre y que será necesaria una segunda, en la que Silva vencería a la presidenta y candidata a la reelección, Dilma Rousseff, con una diferencia de entre 5 y 10 puntos.
Silva ha cautivado al electorado con un fuerte discurso contra los partidos tradicionales y lo que califica de "vieja política" y promete cambiar la forma de gobernar el país, con más participación de la sociedad a través de plebiscitos.
También garantiza que llamará a "los mejores de cada partido", pero sin que eso signifique gobernar con las propias formaciones, lo que ha generado serias dudas que hoy fueron objeto de análisis en sendos editoriales y columnas de opinión de los principales diarios.
"El simbolismo personal de la candidata hace que sus oscilaciones se disuelvan en el debate, pero todas sus ambigüedades precisan ser esclarecidas" dice un editorial de Folha de Sao Paulo, en el que se alerta sobre la "mística marinista".
O Estado de Sao Paulo también dedica su editorial al "fenómeno" electoral que representa Silva y coincide en que su discurso contra la "vieja política" es atractivo, pero al mismo tiempo muy vago y necesita definiciones.
"Es imposible imaginar que un ciudadano bien intencionado pueda oponerse a tal propósito", pero "resta saber de qué condiciones objetivas dispondrá la candidata frente al nada fácil desafío de llevar a la realidad eso que queda tan bien en las intenciones".
También pone en duda la decisión de la candidata de gobernar sin los partidos, sino con "los mejores" de cada uno de ellos, y con la sociedad movilizada.
"Sólo una conjunción especial e imponderable de circunstancias en 'situaciones límite' son capaces de poner al pueblo en la calle para apoyar cambios" y "eso raramente ocurre sin daños irreparables a la democracia", sostiene O Estado.
Uno de los principales analistas políticos del diario O Globo, Merval Pereira, también siembra dudas sobre la "nueva política" que proclama Silva.
"Por ser una incógnita, sería prudente que no se le de un cheque en blanco", dice el analista, quien además advierte de que Silva "llega al liderazgo de la disputa presidencial sin una estructura partidaria sólida ni apoyos institucionales de peso".
También alerta de que, si el apoyo a Silva continúa creciendo y le diera la victoria en la primera vuelta del 5 de octubre, "Marina sería respaldada por las urnas para llevar adelante las reformas que el país necesita, pero también estaría peligrosamente tentada a ejercer su mesianismo".
La revista Istoé dedicó también su editorial al asunto y fue la más dura en la exigencia generalizada de respuestas concretas a las dudas que genera la candidatura de Silva.
Bajo el título "¿Qué es la nueva política?", Istoé enumera una serie de contradicciones en las propuestas de Silva y critica la vaguedad de su discurso.
"Sin definir propuestas ni detallar planes, (Silva) navega en la conveniencia de un discurso generalista simpático para las masas" y "sigue en la conveniencia de anunciar la 'nueva política', una frase que puede encantar plateas, pero no pasa de ser un truco retórico y común en las campañas electorales", dice Istoé.