En total, diecisiete coches bomba y dos artefactos estallaron en distintos barrios de la capital, Bagdad, como Kazamiya, Ciudad Sadr, Nuevo Bagdad, Huseiniya, Otaifiya y Zafaraniya.
Bagdad, EFE. La violencia irrumpió este martes en Irak con la muerte de unas cincuenta personas en una cadena de atentados, la mayoría contra zonas chiíes de Bagdad, en la víspera del décimo aniversario de la invasión estadounidense del país.
Irak amaneció esta mañana en medio de una ola de atentados y ataques que, según fuentes policiales consultadas por Efe, causaron 50 muertos y 172 heridos.
En total, diecisiete coches bomba y dos artefactos estallaron en distintos barrios bagdadíes como Kazamiya, Ciudad Sadr, Nuevo Bagdad, Huseiniya, Otaifiya y Zafaraniya.
Este último fue el distrito más castigado, ya que en él fallecieron al menos ocho personas y decenas resultaron heridas.
Aparte de las explosiones, se registro el impacto de proyectiles de mortero y un ataque armado en la capital.
Fuera de Bagdad, un suicida hizo explotar un coche bomba en una base militar en Iskandariya, a 50 kilómetros al sur de la capital, en una acción que mató a dos soldados y ocasionó heridas a otros nueve.
Por el momento, ningún grupo ha asumido la autoría de esta serie de atentados, que se produce cuando están a punto de cumplirse diez años de la entrada de una coalición multinacional, liderada por EEUU, para derrocar al régimen de Sadam Husein.
El 20 de marzo de 2003 a las 03.35 hora local (23.35 GMT) misiles "Tomahawk" atacaron una granja en el sur de Bagdad, donde, según las informaciones de inteligencia, el entonces dictador iraquí, Sadam Husein, estaba reunido con responsables políticos y militares.
Era el inicio de una ocupación que se prolongó durante más de siete años y que sumió a Irak en una espiral de violencia sectaria, debido al desmantelamiento del antiguo aparato de seguridad.
En ese tiempo, más de 100.000 iraquíes, de acuerdo a la ONG Iraq Body Count, perdieron la vida, así como 4.400 soldados de EEUU, que se suman a las bajas de otros miembros de la coalición internacional.
La situación no se estabilizó tras la retirada estadounidense el 18 de diciembre de 2011, ya que el país ha experimentado un repunte de la violencia, que había ido disminuyendo paulatinamente en los últimos años de la ocupación de EEUU.
En los últimos meses, Irak ha sido escenario de numerosos atentados contra los chiíes y las fuerzas de seguridad.
A la ansiada estabilidad tampoco ayudan mucho las recurrentes crisis políticas en el país y la corrupción, mientras los ciudadanos sufren la ausencia de servicios básicos.
El Gobierno de unidad nacional, encabezado por el chií Nuri al Maliki, tiene actualmente poco de unidad tras el anuncio de boicot de sus reuniones de ocho de sus ministros pertenecientes a la coalición opositora Al Iraqiya, integrada por suníes y chiíes.
Los ministros de Al Iraqiya decidieron boicotear el Ejecutivo en solidaridad con las protestas en las provincias de mayoría suní, como Al Anbar, Nínive y Salahedín.
Además, las manifestaciones han impulsado las dimisiones en señal de apoyo de los ministros de Finanzas Rafea al Isaui y de Agricultura Ezedin al Daula, ambos miembros de Al Iraqiya.
Los suníes se quejan de la discriminación a la que dicen son sometidos por parte del Ejecutivo de Al Maliki, después de haber gozado de privilegios durante la época de Sadam.
Entre sus reivindicaciones están la liberación de presos, corregir el proceso político, enmendar la ley antiterrorista y alcanzar un equilibrio en las instituciones del Estado, entre otros.
Por otro lado, no parece que la tensión política vaya a resolverse conforme se acerca la fecha de celebración de las elecciones a los Consejos Provinciales, prevista para el próximo 20 de abril.
En un principio, estaba programado que los comicios se celebraran en todas las provincias del país menos en las tres que constituyen la región autónoma del Kurdistán de Irak, en el norte.
Sin embargo, el Gobierno de Bagdad decidió hoy retrasar por un periodo máximo de seis meses su celebración en Al Anbar (oeste) y Nínive (norte) por motivos de seguridad.
En esas dos provincias, escenarios de protestas suníes, cuatro candidatos electorales fueron asesinados la semana pasada y varios aspirantes recibieron amenazas de muerte de desconocidos.