El Partido de los Trabajadores (PT), fundado durante la dictadura militar en 1980, ocupa hoy cargos clave en empresas estatales, bancos públicos y el aparato de Estado.
Los últimos tres meses de campaña electoral en Brasil fueron un carrusel de emociones. Todos los pronósticos, tras los resultados de esta primera vuelta electoral, han sido arrojados a la borda. El muy esperado duelo de mujeres entre la presidenta Dilma Rousseff y su adversaria Marina Silva no se ha dado, y ahora el candidato socialdemócrata Aécio Neves, el que según toda encuesta se encontraba fuera de juego, celebra un resurgimiento político.
El panorama político pone en ceros todos los pronósticos. Todo, tanto la reelección de Rousseff como la victoria del socialdemócrata Aécio Neves, es posible. Lo único seguro es que el Partido de los Trabajadores (PT) se queda en el poder, aun cuando los electores, este 26 de octubre, voten por mayoría en contra de Rousseff.
Las diferencias entre los dos candidatos son menores de lo que los estrategas de campaña desearían. Los programas sociales del PT se han convertido en una especie de santuario sagrado para Brasil. Desde el posicionamiento del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva en enero de 2003, se han incorporado a la clase media cerca de 35 millones de brasileños.
El socialdemócrata Aécio Neves anunció querer seguir con los programas sociales pero con la clara intención de mejorarlos. En su partido, el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), de una línea política y económica liberal similar a la del PT, estos programas sociales son considerados, por muchos de los miembros del partido, como propiedad intelectual del PSDB. Después de todo, estas reformas ya habían sido puestas en marcha en el mandato del ex presidente Fernando Henrique Cardoso (1994 -2002).
Los programas sociales no son el único componente de la política brasileña que se va ha mantener relativamente estable. En las áreas de educación, salud y política exterior no habrá cambios fundamentales. Las mayores transformaciones se centrarán en el área de políticas económicas. La abrumadora presencia del PT en las instituciones públicas del Estado son garante de esta continuidad política en Brasil.
El PT, fundado durante la dictadura militar en 1980, ocupa hoy cargos clave en empresas estatales, bancos públicos y el aparato de Estado. Con 70 diputados en el Parlamento y tres gobernadores –elegidos en primera vuelta— el PT sigue siendo la fuerza política dominante en Brasil.
El PT no perderá aun cuando la actual jefa de Estado no salga reelegida el próximo 26 de octubre, ya que en tal escenario, el nuevo jefe de Estado tendrá —si quiere aprobar una ley en el Congreso o llevar a cabo una reforma— que cooperar con Rousseff. Y en caso de que ésta salga victoriosa de la contienda, la hegemonía del PT en el Brasil seguirá creciendo.