El gobierno estadounidense y otros países se han mostrado dispuestos a hablar del potencial daño diplomático de la publicación de unos 250.000 cables que empezaron a circular este domingo en periódicos occidentales.
Los cables diplomáticos difundidos hasta ahora por WikiLeaks pueden abochornar a la diplomacia estadounidense, pero probablemente no destrocen ninguna relación internacional.
La lección clave hasta ahora parece ser lo fácil que se ha vuelto robar grandes cantidades de datos en la era de la información, y lo difícil que es mantener ahora secretos.
El gobierno estadounidense y otros se han mostrado dispuestos a hablar del potencial daño diplomático de la publicación de unos 250.000 cables que empezaron a publicar este domingo periódicos occidentales.
Los cables, algunos de los cuales fueron difundidos al completo y otros sólo en parte, revelaron información y puntos de vista - a menudo poco halagadores - de destacados diplomáticos estadounidenses con sede en el extranjero que normalmente hubieran permanecido confidenciales durante décadas.
Expertos y antiguos responsables oficiales están divididos sobre el impacto. En declaraciones antes de la publicación, el ministro italiano de Exteriores, Franco Frattini, dijo quetemía que se convirtiera el "11 de septiembre de la diplomacia" y "dañara la confianza entre los países".
Otros son mucho más optimistas, y creen que los diplomáticos continuarán su larga tradición de educación en público y honestidad brutal en los informes una vez vuelven a casa.
"Esto no contendrá la franqueza de los diplomáticos", dijo Sir Christopher Meyer, ex embajador británico en Washington DC, a Reuters. "Sin embargo, la gente vigilará la seguridad de las comunicaciones y los archivos electrónicos. En papel habría sido imposible robar estas cantidades", añadió.
Esa es una lección que los gobiernos han aprendido rápido. Las autoridades británicas se han visto avergonzadas varias veces por la pérdida de discos con datos personales, mientras que los expertos dicen que los hackers han robado toneladas de información delicada a corporaciones occidentales.
En el caso de la última publicación - al igual que otros documentos militares estadounidenses de este año sobre Irak y Afganistán -, los cables parecen haber sido robados por una única persona. El soldado estadounidense Bradley Manning ha sido acusado de filtrar información clasificada y está detenido.
¿Diplomacia en peligro? "Quien quiera que fuese que estuviese tras esta filtración debería ser fusilado y yo me ofrecería a apretar el gatillo", dijo el ex responsable antiterrorista y de ciberseguridad de Estados Unidos Roger Cressey, que describió la divulgación como "bastante devastadora".
"La esencia de nuestra política exterior es nuestra capacidad para hablar claro y con sinceridad con nuestros colegas extranjeros y mantener esas conversaciones fuera del dominio público. Esta filtración masiva sitúa esas exigencias tan básicas de la diplomacia en peligro en el futuro".
Cressey señala las delicadas relaciones con Arabia Saudí y Afganistán, ambos clave para la estrategia estadounidense contra el integrismo islámico. Los cables incluyen críticas a ambos países y detalles de conversaciones con destacados responsables oficiales.
Algunos líderes occidentales fueron objeto de supuestas críticas, incluido el primer ministro británico, David Cameron, y la canciller alemana Angela Merkel, descrita como reacia al riesgo y "escasamente creativa".
"Es una muestra de que, en la era de la información, es muy difícil mantener nada en secreto", dijo el profesor Michael Cox, miembro asociado del centro de expertos londinense Chatham House.
"Sin embargo, dudo de que vaya a causar el tipo de colapso sísmico en las relaciones internaciones de que han estado hablando los gobiernos. Los diplomáticos han dicho siempre cosas rudas sobre los demás en privado y todo el mundo lo ha sabido".
Algunos de los que deberían haber cuidado más la seguridad han tropezado con la nueva era de la información. El año pasado, expertos en seguridad quedaron consternados después de que la esposa del nuevo jefe del servicio de inteligencia británico MI6 colgara fotos y detalles de la familia en Facebook. Otros responsables oficiales se han visto forzados a disculparse después de que correos electrónicos explícitos terminaran siendo de dominio público.
Los grandes beneficiarios de esta gran filtración, dijo Cox, eran los historiadores, los académicos y los estudiantes de relaciones internacionales que cuentan ahora con un "gran tesoro" de pruebas de primera mano para estudiar. El volumen es tan grande que los detalles seguirán conociéndose en los próximos años.
¿No es lo que hacen los países? Sin embargo, sigue habiendo muchos secretos. Hay cables, por ejemplo, que piden a los diplomáticos estadounidenses que remitan información delicada sobre una serie de líderes y políticos destacados de cada país. Pero esa información fue remitida a través de canales más seguros reservados para la inteligencia y permanecerá secreta.
"Los gobiernos tienen una tendencia a mantener tanta información como puedan en secreto o clasificada, sea necesario o no", dijo Cox, de Chatham House.
"La información realmente secreta, creo, está bastante a salvo y probablemente no acabe en WikiLeaks", añadió.
Lo que era más preocupante, dijo, era la aparente ferocidad de las campañas gubernamentales contra la web divulgadora de secretos. WikiLeaks se ha quejado de ser víctima de un ciberataque poco antes de la divulgación de los datos el domingo, y asegura que las acusaciones de agresión sexual en Suecia contra su fundador, Julian Assange, también están orquestadas por sus enemigos.
Por ahora, los expertos dicen que los diplomáticos en Washington y otros lugares se apresurarán a recuperar aliados y restañar egos. Algunos pueden encontrar menos confianza en otros, particularmente ahora que otros países han visto cómo se anima a los diplomáticos a actuar realmente como espías.
El ex responsable antiterrorista de Estados Unidos Fred Burton, hoy vicepresidente de la asesora de riesgos Stratfor, dijo que algunos acuerdos de inteligencia podrían verse afectados y que el Departamento de Estado debería centrarse ahora en el "control de los daños graves".
"Pero esto es lo que hacen los países", dijo. "La regla número uno en este negocio. No hay servicios de inteligencia amigos".