La elección de la Casa Blanca responde a que el presidente salvadoreño, Mauricio Funes, se muestra como el principal aliado en Centroamérica de las dos grandes potencias de América: Estados Unidos en el norte del continente y Brasil en el sur.
Tegucigalpa. Resulta extraño para muchos que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, escoja a El Salvador y no a otro país para su primera visita por Centroamérica.
Ello porque Mauricio Funes llegó al poder apoyado por el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN), ex guerrilla convertida en partido político.
¿Por qué El Salvador y no otro país de Centroamérica?
La razón es sencilla. Funes, quien ha enfrentado la oposición de su propio partido por no haber establecido una política cercana al venezolano Hugo Chávez, se muestra como el principal aliado en Centroamérica de las dos grandes potencias de América: Estados Unidos en el norte del continente y Brasil en el sur.
Prueba de ello son los encuentros sostenidos por Funes con los máximos líderes de estos países.
En 2009, Funes (casado con la ciudadana brasileña Vanda Pignato) visitó dos veces Brasil. La primera vez lo hizo en marzo como presidente electo y la segunda vez lo hizo en septiembre como jefe de Estado en ejercicio.
A finales de febrero de 2010, el entonces presidente de Brasil visitó El Salvador, lo que marcó una nueva era en las relaciones entre ambos países.
Esta visita, en tiempos que Funes era fustigado por su propio partido, definió un fuerte respaldo del líder internacional de la izquierda moderada que había dispuesto seguir.
De hecho, Lula aprovechó su visita al país centroamericano para condecorar a Funes con la Orden Nacional “Cruzeiro du Sul” en el grado de “Gran Collar”.
Apenas un mes después, el 8 de marzo de 2010, Mauricio Funes fue recibido en Washington por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
Funes se convierte así en el único presidente de Centroamérica en ser recibido por el presidente estadounidense.
Pero es más relevante aún que en la gira de acercamiento de Estados Unidos con Latinoamérica, Brasil, Chile y El Salvador sean los países designados.
Brasil es la segunda potencia del continente americano.
Chile está prácticamente convertida en una economía de primer mundo, que aunque fue afectada por el devastador terremoto de marzo de 2010, un año después se afirma que la economía está “totalmente recuperada”.
El Salvador, con serios problemas de seguridad, sigue mostrándose como el gobierno interlocutor para los asuntos de la región.
De ahí que, la amplia agenda bilateral que abordarán ambos presidentes, incluirá los temas de agenda regional.
La importancia para Honduras. Estos temas regionales van desde el narcotráfico, migración, economía y seguramente, el reconocimiento internacional y la inclusión de Honduras en la Organización de Estados Americanos (OEA).
La importancia de Funes en el ámbito geopolítico es la que el gobierno del hondureño Porfirio Lobo habría identificado desde que comenzó el gobierno de unidad nacional en enero de 2010.
No en vano, Porfirio Lobo Sosa, en su afán del alcanzar el reconocimiento internacional, ha visitado en reiteradas ocasiones El Salvador, reuniones de las que incluso no se ha informado a la prensa.
En ese sentido, hay puntos de concordancia entre la política impulsada por Funes en El Salvador y la de Lobo en Honduras.
Ambos países han manifestado que el aliado a seguir es Estados Unidos, ya que hacia ese país se dirigen la mayor parte exportaciones y el país receptor de millones de inmigrantes que sostienen con sus remesas las economías nacionales.
Ambos países han renunciado tomar como norte el socialismo del siglo XXI que pregona Hugo Chávez.
Además, ambos países reconocen en Brasil la importancia de tener el apoyo de la segunda potencia del continente.
Para los intereses de Honduras, las buenas relaciones de Funes con Estados Unidos y Brasil han sido fundamentales.
De hecho, apenas días después de su visita a Washington (para reunirse con Obama), Funes reconoce plenamente el gobierno de Porfirio Lobo Sosa, lo que permite a Honduras lograr recuperar su posicionamiento en el Sistema de Integración de Centroamérica (Sica).
El reconocimiento de El Salvador se hace aún con la oposición del FMLN, partido con estructuras que mantienen sus acercamientos con Hugo Chávez.
La nueva posición de Funes hacia Honduras habría caído como un balde de agua fría, sobre todo porque en la Cumbre Iberoamericana realizada en Portugal en noviembre de 2009, Funes expresó mediante un comunicado que no reconocería las elecciones generales.
Sin embargo, en una jugada táctica y diplomática, afirma también que podría haber un eventual reconocimiento, dependiendo de los resultados.
El gobierno Lobo sabe que la llave para entrar a Brasil es El Salvador.
La primera dama salvadoreña es una prominente abogada de izquierda, fundadora del Partido de los Trabajadores (PT) y representante de esta partido para Centroamérica.
El PT llevó al poder a Lula da Silva y a la actual gobernante Dilma Rousseff. Una vez reconocida la importancia de El Salvador para los fines de reconocimiento internacional, las visitas de Lobo al vecino han sido constantes.
En El Salvador se planificó en julio de 2010 el viaje de una misión encabezada por el director del Ina, César Ham, a República Dominicana, con el fin de finiquitar un eventual retorno de Manuel Zelaya a Honduras.