Las posibles secuelas de los cambios políticos en Latinoamérica, la convalecencia de la economía regional y la mejoría presagiada para finales de 2017 fueron discutidas en la conferencia anual de la Lateinamerika Verein.
"Nuevos tiempos para América Latina”. Ese fue el lema de la 67ª conferencia anual de la Lateinamerika Verein (LAV), la asociación que desde 1916 reúne a los empresarios alemanes con intereses en los países al sur del río Bravo. En el evento que culminó este 14 de octubre en Hamburgo se sometieron a discusión las posibles secuelas de los cambios políticos recientes en el subcontinente, la prolongada convalecencia de la economía regional y la mejoría pronosticada para finales de 2017, la modernización del tratado de libre comercio entre la Unión Europea y México, y la viabilidad de un pacto similar entre el bloque comunitario y el Mercado Común del Sur, dados los obstáculos con que se han topado los acuerdos de la UE con Estados Unidos (TTIP) y Canadá (CETA).
Optimista, el Fondo Monetario Internacional presagió que aunque varios países latinoamericanos habían registrado una pérdida generalizada de su actividad económica, la mayor parte de ellos seguiría creciendo en 2016; sobre todo Perú. La economía brasileña se contraerá en 3,3% en 2016, pero el recorte del gasto público por parte del nuevo Gobierno conservador ha sido elogiado por ese organismo internacional. Si bien la de Argentina decrecerá en 1,8%, las reformas pro-mercado del flamante Ejecutivo de Mauricio Macri son aplaudidas por el FMI. El Banco Mundial le auguró a América Latina, en conjunto, una contracción económica del 1,1% en este año y una recuperación del 1,8% en el próximo.
Al describir este panorama durante la conferencia, Christiane Seyffart, de la compañía alemana Commerzbank; Christian Daude, asesor principal del economista en jefe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE); y Martin Spicer, de la Corporación Financiera Internacional (IFC, sus siglas en inglés), dejaron la impresión de que sus previsiones y diagnósticos eran tan agridulces como los remedios a la mano. Los Estados de la región son muy disímiles, pero suelen tener problemas comunes: las reformas estancadas en el frente fiscal, la debilidad de las cadenas de valor de sus empresas y su crónica falta de integración regional. Los expertos coincidieron en que los países latinoamericanos deben dar un gran giro y hacer concesiones.
Tareas difíciles. Una mayor cohesión de sus mercados los habría dejado mejor parados para responder a la disminución de las importaciones en Asia Oriental y a la caída de los precios de sus materias primas, pero Brasil sigue percibiendo a México como un rival y no como un potencial socio. Acentuar la exportación de bienes y servicios puede catalizar la recuperación económica que muchos necesitan, pero producir con la prioridad de los mercados externos en mente no es garantía de éxito en un momento en que el comercio mundial se contrae debido a la reducción de las importaciones de China y a la creciente popularidad de los defensores de medidas proteccionistas. Minimizar el gasto público con miras a incrementar las inversiones es recomendable, pero…
Pero el consenso social imprescindible para un proceso redistributivo sigue brillando por su ausencia. En este momento, todo tiene un "pero” en América Latina; superar esas trabas mediante la concertación es el gran desafío de sus líderes, subrayó Günther Maihold, subdirector de la Fundación Ciencia y Política (SWP), de Berlín. "Cuando se habla sobre los sistemas políticos en América Latina se suele generalizar y recurrir a la metáfora del péndulo. Cuando se arguye que comienza un nuevo ciclo, se le tiende a describir como lo opuesto del ciclo previo. Sin embargo, no todos los cambios describen una trayectoria pendular y en países como Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela no se viven nuevos tiempos”, sostuvo el politólogo.
"Las transformaciones registradas recientemente son parciales porque éstas aún deben ser negociadas con sociedades profundamente desconcertadas y porque los movimientos políticos que ahora llegan al poder no tienen proyectos claros para apuntalar esos cambios; sus proyectos de Gobierno consisten meramente en adversar a los Gobiernos que los precedieron. Aquí me refiero, por ejemplo, a los partidos no consolidados, que tratan de acoger en su seno a fuerzas políticas muy diferentes y cuyos recursos de legitimidad son muy precarios. Esto apunta a que los tiempos por venir no serán tranquilos y lo serán mucho menos si los nuevos Ejecutivos no se esmeran en incluir la búsqueda de consenso en su estrategia de gobierno”, acotó Maihold.
Reformas por negociar. "Los cambios que se empiezan a ver serán superficiales si no se negocian. ¿No es eso lo que ha ocurrido en los últimos tres lustros? Da prácticamente igual qué tan necesaria sea una reforma: tener el poder para promulgarla es menos importante que tener las condiciones, las posibilidades y las capacidades de Gobierno para implementarla. Para que esa reforma pase del papel a la realidad, los Ejecutivos deben incluir a los actores sociales de sus países y hasta a sus adversarios políticos. Esa es la prueba de fuego de los cambios que hoy vemos. Consideremos a Brasil, por ejemplo, donde el presidente Michel Temer tiene una ventana de oportunidad muy pequeña para llevar sus reformas a la práctica”, señaló el subdirector del SWP.
Los participantes del debate en torno a los "nuevos tiempos” de América Latina cerraron la ronda enumerando las oportunidades y los retos que los países de América Latina tienen por delante. "Los países que más nos preocupan son Venezuela, por razones ampliamente conocidas; Colombia, debido a los resultados del referendo; y Brasil, donde el nuevo Gobierno tiene buenas intenciones y poco respaldo popular”, comentó Christiane Seyffart, del Commerzbank. "Lo más importante es que se reduzca la desigualdad de ingresos económicos y de oportunidades para hacer negocios; eso permitiría luchar contra la pobreza e impulsar la prosperidad”, acotó Martin Spicer de la IFC.
"La paz en Colombia es el desafío central para toda la región aunque no todos sus vecinos lo perciban así. Recientemente estuve en Brasil y me sorprendió la distancia con que el proceso de paz colombiano es visto por el Ejecutivo de Temer”, enfatizó Maihold.