El sindicalista más poderoso de Argentina, Hugo Moyano, está desafiando a la mandataria Cristina Fernández, cuando faltan siete meses para las elecciones presidenciales, dificultando una especie de matrimonio por conveniencia que buscaba mantener la paz.
Buenos Aires. El líder sindical más poderoso de Argentina está desafiando a la mandataria Cristina Fernández cuando faltan siete meses para las elecciones presidenciales, dificultando una especie de matrimonio por conveniencia que buscaba mantener la paz.
El sorpresivo llamado de Hugo Moyano a una huelga nacional la semana del 14 de marzo fue la señal más fuerte hasta ahora de que la relación se complicó desde la muerte de Néstor Kirchner, marido, predecesor y asesor de Fernández.
El poderoso líder de la central sindical Confederación General de Trabajo (CGT), el villano favorito de los medios críticos del gobierno argentino, finalmente dio un paso atrás, evitando una huelga que hubiese sido dañina para la política oficialista, pero su tono más combativo quedó claro.
Fernández se habría enfurecido a causa de la convocatoria a la huelga, que se hizo para defender a Moyano luego de que la justicia suiza le pidiese a autoridades argentinas información relacionada con el sindicalista en el marco de una investigación por lavado de dinero.
El Gobierno peronista con discurso de centroizquierda ha evitado criticar públicamente a Moyano y reprendió a los medios por atacar a los sindicatos, mientras se espera una tregua momentánea.
"Hay una estrategia de esmerilamiento y de desprestigio permanente de los dirigentes sindicales, sobre todos aquellos aliados del Gobierno (...) que de alguna manera generó una reacción desproporcionada de parte de la CGT", dijo el ministro de Interior argentino, Florencio Randazzo.
Fernández y Kirchner le permitieron a Moyano aumentar su poder en los últimos años a cambio de mantener a los camioneros en las rutas y no en huelga.
Kirchner batalló detrás de escena para balancear las demandas de Moyano y las de los alcaldes peronistas que tienen un electorado clave para la provincia de Buenos Aires, el distrito electoral más importante del país.
Pero Fernández parece menos dispuesta a tolerar a Moyano, algo que podría incrementar el riesgo de descontento laboral ya en camino a las elecciones presidenciales de octubre, cuando está previsto que la mandataria compita por un nuevo mandato.
La breve amenaza de huelga de la semana pasada podría influenciar a Fernández si ella resuelve poner más distancia con Moyano, algo que desean algunos de sus aliados peronistas más jóvenes y menos tradicionales.
"Evidentemente, la relación con Cristina no es la misma que tenía con Néstor Kirchner", dijo Mariel Fornori, socia en la consultora Management & Fit. "Si tiene la fuerza para ganar esta pelea, sería sin duda un gran triunfo", opinó.
Fernández en una postura mas fuerte. Fernández tiene motivos para sentirse fortalecida.
Su tasa de aprobación se mantiene estable en cerca del 50% y una encuesta la semana pasada mostró un distanciamiento de su liderazgo respecto al de una fragmentada oposición, en momentos en que la economía argentina crece a una tasa anual del 9%.
Moyano es rechazado por los votantes de clase media que Fernández tiene que conquistar si quiere vencer en las elecciones en primera ronda, para lo que necesita un 40% de los votos y una diferencia de 10 o más puntos porcentuales con el segundo, según las reglas electorales.
Una encuesta de opinión realizada este mes mostró que el 64% de los que respondieron tiene una imagen negativa de Moyano.
"La clase media nunca fue favorable a los sindicatos", dijo Alvaro Abós, periodista, escritor y abogado especializado en temas laborales. "(Moyano) ha adquirido esta imagen y prejuicio (...) Un camionero para la clase media es un personaje casi folclórico digamos, es mafioso", agregó.
La mayor inflación, estimada por economistas privados en un 25% anual, da aún más importancia a los sindicalistas porque son quienes negocian los aumentos de salario. Algunos están pidiendo aumentos de más del 30%.
"A los sindicalistas les encanta la inflación (...) Es otra arma para presionar al Gobierno", dijo el analista y columnista James Neilson.
A pesar de que la inflación puede incrementar la influencia de Moyano, el camionero está en su estado más vulnerable desde que Kirchner tomó el mando poco después de la crisis económica de 2001/2002.
Las investigaciones por sospechas de fraude en prestadores de salud sindicales ya provocaron el arresto de varios antiguos líderes. La prestadora de salud del sindicato de camioneros también está siendo investigada.
De todas maneras, el peso de Moyano es aún amplio.
Casi todos los bienes argentinos son transportados por ruta, incluyendo las vitales cosechas de granos y exportaciones de automóviles que han impulsado la recuperación económica desde el 2009.
Moyano ha reclutado más y más miembros y tiene el poder de frenar casi completamente el transporte y otros servicios.
Las tensiones podrían aparecer nuevamente si Moyano intenta presionar a Fernández a aceptar a un líder sindical o a un allegado a los gremios en su fórmula presidencial para las elecciones de octubre.
Fernández deberá moverse con cuidado si quiere lograr que Moyano tenga menos poder sobre su Gobierno.
"Es muy difícil porque el peronismo es básicamente una alianza entre la rama política y la rama sindical y la rama sindical domina la calle", sostuvo Neilson.