En su primera reacción a las protestas, el ayatolá Ali Jamenei dijo: “En los últimos días, los enemigos de Irán usaron diferentes herramientas, como dinero, armas y aparatos políticos y de inteligencia para crearle problemas a la República Islámica”.
Londres. El Líder Supremo de Irán acusó este martes a los enemigos del país por extender la violencia, mientras la cifra de muertos por las manifestaciones contra el Gobierno subió a 21.
En el sexto día de marchas, la policía iraní intensificó su respuesta y se desplegó en varias ciudades, de acuerdo a imágenes publicadas en las redes sociales. Más de 450 personas fueron arrestadas en Teherán durante los últimos tres días, dijo el martes el vicegobernador provincial.
Nueve personas murieron el lunes por la noche en protestas en la provincia de Isfahan, incluyendo dos efectivos de las fuerzas de seguridad, informó la TV local. En tanto, seis manifestantes fallecieron en un ataque a una comisaría en la localidad de Qahderijan.
En su primera reacción a las protestas, el ayatolá Ali Jamenei dijo: “En los últimos días, los enemigos de Irán usaron diferentes herramientas, como dinero, armas y aparatos políticos y de inteligencia para crearle problemas a la República Islámica”.
El líder no identificó a los enemigos, pero un funcionario de seguridad de alto rango dijo que Estados Unidos, Gran Bretaña y Arabia Saudita estaban detrás de la agitación. Jamenei dijo en su página web que hablaría a la nación sobre los hechos “cuando sea el momento adecuado”.
Musa Ghazanfarabadi, jefe del Tribunal Revolucionario de Teherán, advirtió a los manifestantes que los arrestados se enfrentarían a un duro castigo.
La agencia semioficial ILNA citó a Ali Asghar Naserbakht, vicegobernador de la provincia de Teherán, diciendo que 200 personas fueron detenidas el sábado en la capital, 150 el domingo y unas 100 el lunes. Otros cientos de personas han sido arrestadas en otras ciudades, según informaciones de agencias y redes sociales.
Ghazanfarabadi dijo que los arrestados serían juzgados pronto y los cabecillas se enfrentarían a cargos graves como “moharebeh” -un término islámico que significa enfrentamiento contra Dios- que acarrea la pena de muerte.
Las protestas que comenzaron la semana pasada se centraban en las dificultades económicas y la supuesta corrupción, pero se convirtieron en protestas políticas. El enfado derivó pronto hacia los clérigos en el poder desde la revolución de 1979, incluido Jamenei.
Irán es un gran productor de crudo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y una potencia regional fuertemente involucrada en Siria e Irak como parte de una batalla de influencias con su rival Arabia Saudita.
Muchos iraníes están molestos por las intervenciones extranjeras y quieren que sus líderes creen más puestos de trabajo en el país, donde el desempleo juvenil alcanzó casi el 29 por ciento el año pasado.