El mandatario conmemorará los 200 años de la independencia venezolana junto a varios presidentes de la región, como la jefa de Estado argentina, Cristina Fernández, y su par cubano, Raúl Castro.
Caracas. Líderes sudamericanos se reunían este lunes en Caracas para celebrar el bicentenario de la declaración de independencia de Venezuela, dando un espaldarazo al presidente Hugo Chávez en momentos en que enfrenta una severa caída de su popularidad.
El Gobierno ha organizado una amplia agenda de festejos para marcar la efeméride, incluyendo un desfile militar y una sesión extraordinaria en la Asamblea Nacional, en los que participaran los presidentes invitados, desde la argentina Cristina Fernández al cubano Raúl Castro.
Chávez asegura que su "revolución socialista y antiimperialista" está inspirada en los ideales del héroe de la independencia Simón Bolívar, cuyo nombre e imagen se han hecho omnipresentes en el país petrolero, que incluso pasó a llamarse República Bolivariana de Venezuela en la Constitución de 1999.
"Han pasado 200 años y todavía nosotros no somos completamente independientes (...) ahora la vamos a terminar nosotros, ustedes, estudiando, forjándose como hombres y mujeres de bien, patriotas", dijo Chávez este domingo por la noche a un grupo de niños en la casa natal de Bolívar.
"Y les voy a decir algo más: un patriota tiene que ser como Bolívar fue, un revolucionario, un socialista", agregó a los atentos infantes, de entre 5 y 12 años, que iban vestidos representando a los próceres de la independencia venezolana.
Además, los mandatarios de la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América (ALBA) -integrada por Antigua y Barbuda, Bolivia, Cuba, Dominica, Ecuador, San Vicente y las Granadinas y Venezuela- asistirán a los eventos y luego se reunirán en una cumbre extraordinaria donde previsiblemente refrendarán acuerdos políticos y económicos.
El militar retirado, que saltó a la fama por su intento de golpe de Estado en 1992, insiste en que la segunda y definitiva independencia será apartarse del capitalismo mundial encarnado por Estados Unidos, y presenta su ecléctico "socialismo del siglo XXI" como único medio para lograr la justicia social.
Sin embargo, tras 11 años de mandato, la popularidad del "Comandante-Presidente" ha caído por debajo de 50% por primera vez desde 2003, en medio de una prolongada crisis eléctrica y económica.
Pese al descenso, los analistas consideran que el carismático militar retirado cuenta con apoyo y recursos suficientes para renovar su mayoría en los comicios legislativos de septiembre, para lo que está reimpulsando sus populares programas sociales de alimentación, salud y educación.
Críticas de la oposición. La oposición dice que Venezuela tiene poco que celebrar.
Los críticos de Chávez claman que el mandatario traicionó el legado del "Libertador" y denuncian que todos los festejos están orientados a alimentar el ego del "caudillo militar", quien los ha derrotado en todas salvo una elección desde 1998.
"(Su tendencia es) imponer un orden político en el cual sólo exista un actor, el Estado, resumido en la voluntad de una persona, en contra de los intereses de la sociedad, apropiado de los medios de producción y con pleno dominio de los medios de la libertad de expresión y de la educación", dijeron los mayores partidos de oposición en un comunicado conjunto.
Las fuerzas que se oponen al oficialismo luchan para acudir a los comicios como un bloque unitario que pueda plantar cara a la colosal maquinaria electoral del chavismo, luego de que un boicot a los pasados comicios legislativos los dejara sin voz ni voto en la Asamblea Nacional durante cinco años.
Ahora agitan la recesión económica, la corrupción y el autoritarismo como argumento para ganar votos entre la mayoría pobre que suele respaldar a Chávez, asegurando que busca implantar un Estado comunista al estilo cubano que más de 80% de los venezolanos rechaza en los sondeos.
"Exigimos independencia de la dominación cubana en el bicentenario", dijo Julio Borges, del partido Primero Justicia, en referencia a la cada vez más estrecha sociedad política y económica entre ambos países.
Miles de cubanos trabajan en las clínicas gratuitas que Chávez instaló en los barrios más pobres y peligrosos del país, así como en áreas sensibles de gobierno como seguridad y energía, que Caracas paga con el envío de unos 90.000 barriles diarios de crudo a la isla.
Al igual que la cercanía con Cuba, también critican las alianzas con países que consideran poco democráticos, como Rusia, China, Bielorrusia e Irán, con quien Chávez ha firmado multimillonarios acuerdos energéticos e industriales.
Sin embargo, muchos siguen viendo en el mandatario izquierdista la esperanza de salir de la pobreza ante la ausencia de un líder alternativo que aglutine el descontento que muestran las encuestas, factor clave según los analistas.
"Sabemos que no todo está perfecto y sí, es un año duro, hasta admitimos que ha cometido errores. ¿Pero tú preguntas si votare por él? ¡Claro que sí! Soy chavista hasta la médula", dijo Edith Valencia, jubilada caraqueña, mientras degustaba un aperitivo en un local socialista subsidiado por el Gobierno.