El presidente norteamericano llegará este viernes a Perú, para la Cumbre de las Américas en busca de estimular los vínculos comerciales y pedir a sus aliados una línea dura contra Venezuela, pero su retórica hostil podría influir en la búsqueda de acuerdos.
Washington.. Después de haber denigrado a América Latina por temas de inmigración, narcotráfico y comercio, el presidente estadounidense Donald Trump visitará esta semana la región para una cita que, según diplomáticos, será incómoda y tensa.
Trump llegará este viernes a Lima, capital de Perú, para la Cumbre de las Américas en busca de estimular los vínculos comerciales y pedir a sus aliados en la región que asuman una línea dura contra Venezuela, según funcionarios estadounidenses que informaron a periodistas sobre el viaje.
Pero la retórica hostil del presidente y las tensas relaciones con líderes de países aliados como el presidente mexicano Enrique Peña Nieto hacen que sea poco probable que logre grandes avances en su agenda, dijeron los expertos.
"Llega a la región profundamente impopular y eso obviamente complica la capacidad de los líderes de trabajar con él", dijo Mark Feierstein, quien manejó temas hemisféricos para la Casa Blanca durante la gestión del presidente Barack Obama y ahora es asesor del Albright Stonebridge Group.
La visita despierta nostalgia de Obama, el antecesor de Trump, dijo un diplomático peruano, aunque resaltó: "Nadie pierde el sueño con Trump".
"Todos sabemos cómo sonreír y asentir, así que no estamos demasiado preocupados", añadió.
Trump culpó a México por la pérdida de empleos, amenazó con romper un pacto de libre comercio que tiene con México y Canadá y lanzó su campaña presidencial describiendo a los inmigrantes mexicanos como "violadores" y traficantes de drogas.
También apuntó a la migración desde Nicaragua, Honduras, El Salvador y otros países latinoamericanos y ha amenazado con cortar la ayuda a Colombia y Perú por el tráfico de drogas.
Mientras se prepara para su viaje, que incluye una parada en Colombia después de la cumbre, Trump ha intensificado su retórica sobre la inmigración ilegal con un plan para enviar soldados de la Guardia Nacional a la frontera con México.
La influencia de China. Trump llegará a la región justo cuando su Gobierno mantiene además un pleito comercial con China, uno de los mayores compradores de las materias primas que produce América Latina, que ahora analiza los riesgos y beneficios de la situación.
Un importante funcionario de la Casa Blanca dijo la semana pasada, en una teleconferencia sobre este viaje, que Trump planea argumentar en Lima que Estados Unidos y no China, debería ser el socio comercial preferente de Latinoamérica.
"Es una decisión equivocada de Trump. Creo que en esta guerra van a salir perjudicados todos", dijo la gerente general de la Cámara de Comercio Peruano-China, Teresa Joo de Siu.
Después del primer año de Trump en el Gobierno, solo un 16% de los encuestados en América Latina aprobó el desempeño de Trump, según Gallup.
Sergio Montenegro, de 40 años, que trabaja en una empresa de seguros en Lima, comparó a Trump con algunos líderes populistas que ganaron poder en América Latina en las últimas décadas.
"Siempre haciendo ruido, en el centro de atención, escándalo constante, ha sido nuestra realidad por muchos años", dijo Montenegro. "Ya no se respeta tanto (a Estados Unidos). Antes lo que decían los norteamericanos parecía ser lo correcto, una voz razonable, ahora todo lo que dicen es cuestionado".
Una fuente del gobierno brasileño dijo a Reuters bajo condición de anonimato que una agenda positiva de Washington "es muy necesaria si el Gobierno de Trump quiere mantener relaciones productivas con la región".
En la cumbre, los líderes buscarán un consenso para reprimir la corrupción, un tema que se agitó en marzo con la renuncia del expresidente peruano, Pedro Pablo Kuczynski, por un escándalo vinculado con la constructora brasileña Odebrecht.
Venezuela. Trump buscaría también elevar la presión sobre el presidente venezolano, Nicolás Maduro, que no ha sido invitado a la cumbre. Las autoridades electorales llamaron a elecciones en mayo, un proceso que Washington ha calificado como una farsa. Miles de venezolanos han huido a Colombia y otros países vecinos para escapar del hambre y la pobreza.
Trump habló hasta de una "opción militar" para abordar crisis en Venezuela, una idea que fue condenada en la región.
Estados Unidos, un gran comprador de petróleo venezolano, ha ponderado el aumento de las sanciones económicas. Un funcionario estadounidense dijo la semana pasada que no había decisiones inminentes, pero que podrían tomarse en los próximos meses.
En la cumbre, diplomáticos de países críticos con Maduro podrían condenar formalmente las elecciones y discutir formas de ayudar a los inmigrantes venezolanos, según una fuente del Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina.
Una declaración así sería "sin precedentes", dijo Ana Rose Quintana, analista de la conservadora Heritage Foundation en Washington. "La declaración sería la base para sanciones adicionales más adelante", dijo Quintana.