Las polémicas declaraciones de Trump en Bruselas en la víspera ensombrecieron una reunión en la cual los socios de Estados Unidos esperaban persuadirlo para suavizar sus posturas sobre el comercio y el cambio climático.
Taormina, Italia. Los líderes de las naciones más ricas del mundo se preparaban para unas discusiones beligerantes con Donald Trump en una cumbre del G7 el viernes en Sicilia, después de que el presidente estadounidense se quejara ante los aliados de la OTAN por no gastar más en defensa y acusara a Alemania de unas políticas comerciales "muy malas".
Las polémicas declaraciones de Trump en Bruselas, la víspera de una cumbre de dos días en la ciudad turística mediterránea de Taormina, ensombrecieron una reunión en la cual los socios de Estados Unidos esperaban persuadirlo para suavizar sus posturas sobre el comercio y el cambio climático.
El encuentro arrancará con una ceremonia en el antiguo teatro griego encaramado en un acantilado sobre el mar, antes de que los líderes de Reino Unido, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón y Estados Unidos comiencen sus conversaciones sobre terrorismo, Siria, Corea del Norte y la economía global.
"Tendremos una discusión muy robusta sobre comercio y hablaremos sobre lo que significan libre y abierto", dijo el asesor económico de la Casa Blanca, Gary Cohn, a la prensa el jueves.
También anunció unas conversaciones "bastante robustas" sobre si Trump debería mantener el compromiso de Estados Unidos de recortar las emisiones de gases de efecto invernadero acordadas bajo el acuerdo de París del 2015.
Trump, que durante su campaña electoral calificó de "engaño" el calentamiento global causado por el hombre, no se espera que decida en la cumbre si se adherirá al acuerdo de París, negociado durante el mandato de su predecesor, Barack Obama.
Incluso aunque no haya una decisión próxima, los líderes europeos han señalado que presionarán con fuerza a Trump sobre el acuerdo de emisiones de París, que tiene un apoyo integral en todo el continente.
"Esta es la primera oportunidad real que tiene la comunidad internacional para obligar al Gobierno estadounidense a mostrar su mano, sobre todo en política medioambiental", dijo Tristen Naylor, catedrático de desarrollo en la Universidad de Oxford y subdirector del Grupo de Investigación G20.