Veintitrés días después del día de la votación para elegir alcalde de Lima, los resultados oficiales que dan cuenta del escrutinio del 97,06% de los votos, otorgan 38,39% de votos a la izquierdista Susana Villarán, la candidata de un pequeño y nuevo partido llamado Fuerza Social, y 37,57% a la demócrata cristiana Lourdes Flores, candidata del Partido Popular Cristiano, de centro derecha, ex candidata presidencial en 2001 y 2006. La diferencia de solo 0,82% de votos, tras un largo proceso de conteo de votos, fue suficiente para que Flores reconociera el triunfo de Villarán.
La elección para alcalde de Lima fue la más importante de todas las elecciones que tuvieron lugar el pasado domingo 3 de octubre, en todo el Perú, para elegir 1.740 alcaldes distritales, 180 alcaldes provinciales y 24 presidentes regionales. La nueva alcaldesa de Lima asumirá también la presidencia de la región Lima, provincia que representa aproximadamente un tercio de la población electoral peruana, y encarna el gran centralismo o concentración de las finanzas, la producción y el comercio.
El triunfo de Susana Villarán en Lima significa, entre otras lecturas, las siguientes:
1. El fin de un ciclo de 21 años (1989-2010) en que Lima fue gobernada por alcaldes con perfiles predominantemente pragmáticos y empresariales (Belmont, Andrade y Castañeda), y el inicio de un ciclo de candidatos y alcaldes con perfiles políticos e ideológicos, como fue el caso de Villarán y Flores.
2. Una oportunidad que concedería la ciudadanía a los políticos y los partidos para que puedan reposicionarse en la sociedad peruana. Esto consistiría en lograr resultados rápidos en la lucha frontal contra la corrupción, que es el tema que más ha afectado la imagen de los políticos y los partidos. También en demostrar eficiencia de la gestión pública mediante políticas, decisiones y obras de infraestructura que contribuyan a satisfacer las demandas de los ciudadanos a la política en general.
3. La recomposición de un amplio sector de la izquierda peruana que respaldó la candidatura de Villarán, a través de muchos pequeños partidos, grupos y gremios pertenecientes a un amplio espectro, desde izquierda moderada hasta izquierda radical, que han estado fuera de los reflectores de la política y que ahora han visto en Villarán una oportunidad para reposicionarse y tener más presencia en la política peruana, a pesar de que su partido Fuerza Social ni siquiera logró inscribir candidatos a la mayor parte de las alcaldías de los distritos de Lima.
4. Un mayor peso de la izquierda como sector de opinión en el diálogo político, a modo de contrapeso a la corriente de derecha ampliamente dominante en la escena política peruana. Luego de ser la gran animadora y la “revelación” de la campaña municipal en Lima, Villarán deja el segundo plano de la política peruana y pasa a la liga mayor, en la que se suma a la media docena de grandes líderes políticos peruanos: Alan García, Alejandro Toledo, Ollanta Humala, Keiko Fujimori, Luis Castañeda Lossio y Lourdes Flores.
5. La demanda política y social a Villarán para que se defina como una izquierdista moderada y lo demuestre, para lo cual deberá tomar distancia de los grupos radicales de izquierda que la han respaldado y que podrían llevarla a la ruina en una sociedad que mayoritariamente rechaza los extremismos. De esa manera, Villarán demostraría la afinidad que ha proclamado tener con Michelle Bachelet, para dar el claro mensaje de que ella representa una propuesta de izquierda moderada y moderna que está de acuerdo con la economía de mercado, pero que a la vez propone un contrapeso ante las profundas diferencias sociales. Este espacio político es muy ancho en América Latina y en el Perú carecía de liderazgo.
6. Una coyuntura favorable para la participación política de la mujer en un país profundamente machista, que recién en 1956 decidió otorgar el voto a las mujeres. Por primera vez en la historia electoral del Perú, la disputa de una elección importante se ha dado entre dos mujeres de un alto nivel competitivo
7. La reacción atemorizada de sectores económicos pro mercado que están muy preocupados, porque el triunfo de Villarán pueda potenciar las posiciones izquierdistas anti mercado, y que esa izquierda proyecte una imagen victoriosa que sirva de plataforma a un triunfo en la elección presidencial que será muy pronto, en abril de 2011.
8. La posible reacción desfavorable de los mercados financieros internacionales, que verían cierto riesgo en el Perú, luego de casi diez años de crecimiento a tasas bastante altas, que han llegado hasta el 10% anual, en un país que ha logrado soportar el impacto negativo de la crisis internacional.