Los partidos de Irlanda del Norte tienen hasta el lunes a las 1500 GMT para acordar un nuevo gobierno de poder compartido, pero todo apunta a que no se alcanzará un acuerdo por los pocos progresos logrados respecto a una serie de cuestiones que provocan profundas divisiones entre los dos principales partidos, uno nacionalista y el otro unionista.
El ministro para Irlanda del Norte del gobierno británico, James Brokenshire, debe decidir si convocar nuevas elecciones, volver al control directo de la provincia por parte de Londres o dar a los partidos más tiempo después del fracaso de las conversaciones para la formación de un nuevo gobierno regional.
Los partidos de Irlanda del Norte tienen hasta el lunes a las 1500 GMT para acordar un nuevo gobierno de poder compartido, pero todo apunta a que no se alcanzará un acuerdo por los pocos progresos logrados respecto a una serie de cuestiones que provocan profundas divisiones entre los dos principales partidos, uno nacionalista y el otro unionista.
El fracaso a la hora de restaurar un Ejecutivo en la provincia tras su colapso en enero prolonga un período de parálisis política justo en el momento en el que Reino Unido comienza las conversaciones para abandonar la Unión Europea, lo cual determinará el futuro económico y político de Irlanda del Norte.
"Lamentamos enormemente que no se lograsen suficientes progresos, pero creo que volveremos a estas cuestiones cuando se nos dé el espacio para hacerlo", dijo a BBC Radio Conor Murphy, un alto responsable del principal partido nacionalista norirlandés, el Sinn Fein.
Murphy dijo que el ministro británico para Irlanda del Norte había indicado a los partidos que intervendrá ante el Parlamento en Londres el martes. Una portavoz de Brokenshire no quiso hacer declaraciones inmediatas respecto a esta agenda.
De acuerdo con la ley, Brokenshire debe convocar unos nuevos comicios en "un período razonable de tiempo" una vez que hayan pasado las tres semanas de conversaciones poselectorales. Los analistas piensan que podría anunciar una nueva convocatoria de elecciones -las terceras en un año- pero no fijar una fecha, en un intento de dar tiempo a las partes negociadoras.
Tanto el gobierno británico como el irlandés han dicho repetidamente que se oponen a que la toma de decisiones vuelva a Londres por primera vez desde 2007.