El candidato de izquierda anunció el "plan para la defensa de la democracia y la dignidad de México", mientras el Tribunal Federal Electoral analiza un recurso legal presentado por él, en el que acusa a Peña Nieto de haber ganado ilegalmente.
El candidato de la izquierda a la presidencia de México lanzó este viernes un plan de propaganda en medios y plazas para presionar al tribunal electoral a invalidar el triunfo de Enrique Peña Nieto en las elecciones de este mes por una presunta compra de votos y financiamiento ilegal.
La estrategia de Andrés Manuel López Obrador, que quedó en segundo lugar en los conteos, es muy diferente a la que emprendió en 2006, cuando denunció un supuesto fraude en su contra tras contender por primera vez la presidencia y perdió por un estrecho margen.
El político, un popular ex alcalde de 58 años que lideró entonces prolongadas protestas callejeras, anunció este viernes un llamado "plan para la defensa de la democracia y la dignidad de México", mientras el Tribunal Federal Electoral analiza un recurso legal presentado por el izquierdista en el que acusa a Peña Nieto de haber ganado ilegalmente.
Los tres partidos de izquierda que lo postularon a la presidencia realizarán una campaña informativa sobre las supuestas irregularidades a través de mensajes de radio, televisión y en redes sociales, entrega de volantes en calles y de asambleas informativas en plazas públicas de todo el país.
La estrategia busca recabar pruebas de las actividades ilícitas y firmas de los votantes en apoyo al movimiento, dijo en conferencia López Obrador.
"No aceptamos el que se instaure una república de mercado donde el dinero lo resuelva todo, no aceptamos vivir en un país caracterizado por la corrupción, por eso es este movimiento", afirmó el candidato.
"Están muy nerviosos (...) tengo información que (en el PRI) se están reuniendo cada media hora, están consumiendo cientos de litros de café, porque se les pilló, los agarramos, pensaban que iba a ser fácil comprar la elección presidencial", comentó.
Sin convocatoria a protestas. El izquierdista no ha convocado hasta ahora a protestas callejeras, pero varias organizaciones civiles anunciaron recientemente movilizaciones que buscarán que Peña Nieto no asuma la presidencia el 1 de diciembre. López Obrador les pidió que las manifestaciones fueran pacíficas.
El tribunal electoral debe dar el visto bueno a la elección, lo que implica declarar a Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), como presidente electo, a inicios de septiembre.
Pero el político izquierdista alega que la campaña de Peña, un ex gobernador del partido que gobernó México durante siete décadas hasta el año 2000, fue financiada en parte con dinero proveniente de lavado de dinero y que fueron comprados al menos cinco millones de votos.
Pese a que esta semana el presidente saliente Felipe Calderón se reunió con Peña para comenzar a revisar los términos de la transición, el partido gobernante se sumó este jueves a las exigencias de la izquierda para que se aclaren las denuncias.
Ambas fuerzas políticas están interesadas en que se revise el llamado "caso Monex". Monex es un grupo financiero local que, según las acusaciones, habría sido utilizado por el PRI para transferir fondos a tarjetas de débito en una operación para comprar votos.
El PRI aseguró que la transferencia de fondos a las tarjetas de Monex se realizó desde sus propias arcas y que fue para pagar a operadores políticos del partido durante la campaña de Peña.
"Ante la ausencia de votos y ante la ausencia de pruebas, lo que quieres es hacer una fiesta, un show, e insistir en un planteamiento de compra (de votos) que no han probado en ningún lado y que evidentemente no existe", dijo Jesús Murillo, defensor del triunfo de Peña en el tribunal electoral.