Los sondeos muestran que una mayoría abrumadora de griegos desea mantenerse en la zona euro y Nueva Democracia ha presentado las comicios como un referendo entre el euro y el regreso al dracma. SYRIZA promete que puede renegociar el rescate sin la necesidad de abandonar la moneda unitaria.
Atenas. Los votantes griegos estaban de mal ánimo este domingo, divididos entre la indignación causada por los recortes presupuestarios que sus líderes acordaron a cambio de un rescate internacional y ante el temor a los efectos de dar la espalda al acuerdo con Europa y sus prestamistas internacionales.
Los votantes se resistían a lo que llamaban una elección imposible -polarizados entre el partido de izquierda SYRIZA, que rechaza el rescate de la Unión Europea y el FMI, y el grupo conservador Nueva Democracia que lo apoya - que podría decidir si el país heleno permanece o no en la zona euro.
Es la segunda votación en dos meses después de las elecciones del 6 de mayo en las que no se logró formar un Gobierno, prolongando un proceso clave que ha profundizando la crisis en la unión monetaria y obligó al país a regresar a las urnas.
"Voté con pesar en el corazón, por primera vez por alguien en quien no creo, pero espero que nos mantenga en Europa", dijo Orestis Barkas, un abogado jubilado de 70 años tras votar en el suburbio ateniense de Psihiko.
"Esta es la última oportunidad de nuestro país", agregó.
Los sondeos muestran que una mayoría abrumadora de griegos desea mantenerse en la zona euro y Nueva Democracia ha presentado las comicios como un referendo entre el euro y el regreso al dracma. SYRIZA promete que puede renegociar el rescate sin la necesidad de abandonar la moneda unitaria.
El líder del partido Alexis Tsipras ha desestimado las reiteradas advertencias de los socios europeos de Grecia de que un nuevo Gobierno debe apegarse completamente al acuerdo o ver una suspensión de fondos y a Grecia camino a la bancarrota.
Tsipras, ex estudiante radical de 37 años, se ha beneficiado por el enojo público tanto con la crisis como con la corrupción sistémica y el amiguismo que se achaca a Nueva Democracia y el partido socialista PASOK, los cuales gobernaron por décadas antes de que los votantes los castigaran en la votación de mayo.
Muchos atenienses abandonaron la ciudad para votar en sus residencias provinciales, dejando las calles de la capital tranquilas, con pocas personas disfrutando de los rayos estivales de sol en las cafeterías.
Muchos votantes parecían en disputa interna ante su malestar contra el viejo orden y temor de las consecuencias por desafiar al resto de Europa y posiblemente verse obligados a abandonar el euro y volver al dracma.
"Desearía no tener que votar, pero tuve que hacerlo. Es muy difícil tener que elegir entre mal y peor", dijo Kelly Nerantzaki, una vendedora de 50 años que votó por uno de los dos partidos a favor del rescate en el centro de Atenas.
"Desafortunadamente, la única opción realista es votar por quienes causaron los problemas del país. No creo que SYRIZA o los partidos pequeños tengan posibilidades; los europeos no los aceptarán", recalcó.
